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Enfrentamiento al Fenómeno de la Violencia Doméstica y las Formas de Atención a las Mujeres

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CONTEÚDO

ARTÍCULO DE REVISIÓN

OLIVEIRA, Carliane Ribeiro de [1]

OLIVEIRA, Carliane Ribeiro de. Enfrentamiento al Fenómeno de la Violencia Doméstica y las Formas de Atención a las Mujeres. Revista Científica Multidisciplinar Núcleo do Conhecimento. Año 05, Ed. 12, vol. 13, págs. 134-172. Diciembre 2020. ISSN: 2448-0959, Enlace de acceso: https://www.nucleodoconhecimento.com.br/ciencias-sociales/fenomeno-de-la-violencia

RESUMEN

La violencia doméstica se destaca en la realidad brasileña por las agresiones sufridas por las mujeres en el ámbito privado (principalmente por la pareja y familiares cercanos) y en el ámbito público a través de la cultura sexista en el orden social. En ese sentido, el presente estudio tiene como objetivo analizar el enfrentamiento al fenómeno de la violencia doméstica en el contexto de la violencia contra la mujer y las formas de atenderla. Se trata, por tanto, de una investigación cualitativa, de carácter exploratorio, a realizarse mediante las técnicas de investigación bibliográfica a partir de las normas existentes en el ámbito social y político. El estudio permitió visualizar que, a pesar de los avances en relación a los derechos de las mujeres en Brasil, gracias a los diversos movimientos feministas y a la creación de leyes que tutelan a las mujeres en la preservación de sus derechos, las políticas que se llevan a cabo con más fuerza siguen siendo necesario y con el compromiso efectivo del Estado y la sociedad en su conjunto.

Palabras clave: Atención A La Mujer, Enfrentamiento, Violencia Intrafamiliar.

1. INTRODUCCIÓN

La violencia contra las mujeres es un tema que ha ocupado un lugar destacado entre las preocupaciones cotidianas de los gobiernos y la sociedad en general, generando políticas gubernamentales y movimientos sociales en varios países del mundo. En Brasil, se sabe que la violencia contra la mujer se destaca, principalmente, por la agresión inserta en un contexto privado y público en aspectos culturales, políticos y sociales. Esta realidad mundial está configurada por la imagen del patriarcado que dispone la dominación de las mujeres por parte de los hombres.

Con el incremento en el número de casos de violencia, se hace necesario recibirlos en Centros de Referencia que establezcan medidas para proteger a las mujeres en riesgo a través de la inserción de políticas capaces de romper este ciclo. Motivado por la percepción de cómo el problema de la violencia contra la mujer está fuertemente arraigado en la sociedad brasileña, el presente trabajo discute el tema del enfrentamiento al fenómeno de la violencia doméstica y las formas de atención a la mujer.

De esta forma, el objetivo general de la investigación es analizar el enfrentamiento al fenómeno de la violencia intrafamiliar en el contexto de la violencia contra la mujer y las formas de atenderla. Como objetivos específicos, pretendemos conceptualizar la violencia doméstica, demostrar las formas de violencia practicadas por los agresores y verificar la aceptación de medidas de protección y actos vinculados a las demás disposiciones legales de la Ley Maria da Penha.

Para alcanzar los objetivos propuestos, la metodología utilizada en esta investigación se caracteriza por ser una investigación cualitativa, de carácter exploratorio, a realizarse mediante las técnicas de la investigación bibliográfica a partir de la normativa existente en el ámbito social y político, además de una revisión bibliográfica revisión basada en autores como Dias (2012), Minayo (2015), Dilva (2019), Saffioti (2004).

2. DESARROLLO

2.1 CONCEPTOS DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

Se entiende por violencia el exceso de fuerza, una conducta o acción que cause daño a otra persona, a un ser vivo oa un objeto manifestado en todas las épocas de la humanidad. No respeta la autonomía, la integridad física o psíquica o incluso la vida de otro. El término deriva del latín violentia (que a su vez es amplio, deriva de vis, fuerza, vigor); es la aplicación de la fuerza contra cualquier cosa o ser (MINAYO, 2015).

Esta violencia no siempre se caracteriza por la agresión física, ya que puede ser la dominación de una clase sobre otra o de una persona contra otra. Es decir, la violencia puede impedir que alguien se exprese y tome sus propias decisiones por considerar que esa persona es intelectual o socialmente inferior. En la cultura brasileña, la violencia no se limita a la agresión física, ya que también forma parte del lenguaje. La realidad violenta tiene múltiples facetas de violencia real y simbólica, física y verbal, en un amplio campo de actitudes y realidades que se resumen en el exceso y abuso de poder (REIS, 2008).

Según Dias (2008) existe una violencia generalizada y desenfrenada en la sociedad. El autor entiende que un niño, por ejemplo, que es testigo de la violencia a lo largo de su infancia, solo puede considerar el uso de la fuerza física trivial para resolver sus problemas. Además, el niño genera un gran efecto perpetuador, ya que sus agentes reproducen la conducta vivida en el seno de la familia. Por eso la familia es responsable de los grandes cambios que ha venido atravesando la sociedad al perpetuar, aunque sea inconscientemente, la violencia.

Para Teles y Melo (2003, p. 15):

[…] Violência se caracteriza pelo uso da força, psicológica ou intelectual para obrigar outra pessoa a fazer algo que não está com vontade; é constranger, é tolher a liberdade, é incomodar, é impedir a outra pessoa de manifestar seu desejo a sua vontade, sob pena de viver gravemente ameaçada ou até mesmo ser espancada lesionada ou morta. É um meio de coagir, de submeter outrem ao seu domínio, é uma violação dos direitos essenciais do ser humano. (TELES e MELO, 2003)

Soares (2004) afirma que una mujer víctima de violencia vive con vergüenza y miedo, ya que no es respetada ni escuchada por su agresor y, por lo tanto, surge un sentimiento de impotencia. En este sentido, la forma en que se manifiestan sus reacciones proviene de la propia relación con su pareja.

Según información de la Secretaría Especial de Políticas para la Mujer (2003), los momentos de violencia no son continuos, es decir, hay fases malas, pero también hay fases armoniosas. Es en estos momentos cuando acaban dándole una oportunidad a su pareja, creyendo que solo la violó por otros problemas que le influían, como el alcohol, las drogas, problemas laborales o incluso dificultades económicas.

Para Dias (2008), la violencia contra la mujer está arraigada a lo largo de la historia frente a la cultura, la tradición, la ideología, etc. La figura de la mujer sigue siendo, para muchos, vista como inferior a la del hombre. Por ello, cuando intentan buscar la igualdad dentro del entorno social, sufren violencias de todo tipo. La autora también afirma que la causa más común de violencia intrafamiliar es cuando la mujer es violada todos los días y luego termina perdonando a su pareja cuando éste jura y promete que mejorará. Esto funciona como si fuera una disculpa que por supuesto, puede o no ser aceptada por la víctima; si hay negación de la violencia, puede volver a ocurrir inmediatamente. (DÍAS, 2008)

Ante esto, Dias (2008) afirma que este ciclo es perverso, porque al principio el hombre calla, volviéndose indiferente. Al poco tiempo empiezan las denuncias, represiones y desaprobaciones de las acciones de la mujer, surgiendo castigos y castigos. Lo que antes era solo agresión verbal se convierte en agresión física que se intensifica con el tiempo.

Además, el hombre destruye las pertenencias y objetos personales de la víctima como una forma de humillarla y manipularla. Sin embargo, fuera del entorno familiar, el agresor parece ser una gran persona. Se observa, por tanto, que la discriminación de la mujer se naturaliza, asimilada por la cultura, por la propia mujer y por la mirada masculina. En este aspecto, la socialización necesita poder analizar y poner en perspectiva la producción y reproducción de esta ideología que hace inferiores a las mujeres, además de comprender cómo se produce la construcción y el intercambio de este conocimiento. Ya sea en la familia o en la escuela, es fundamental reformular esta mentalidad machista y machista (SANTOS, 2010).

En una sociedad patriarcal donde la masculinidad está ligada a una cultura de honor y orgullo, los hombres quieren mantener el control y el poder sobre las mujeres. Es precisamente cuando se rompen estos factores que estructuran la dinámica relacional entre hombres y mujeres, se recurre a la violencia (MACHADO, 2014).

Una encuesta de Agência Patrícia Galvão (2017) reveló un aumento en el número de mujeres que han sufrido algún tipo de violencia doméstica: el porcentaje aumentó del 18% en 2015 al 29% en 2017. Hubo un aumento en el porcentaje de mujeres que ya han sufrido violencia doméstica o familiar cometida por un hombre: 56% en 2015 a 71% en 2017. Se nota que los índices de violencia doméstica contra la mujer son alarmantes, pero aun así todavía hay mucha dificultad por parte de la víctima perder el miedo a denunciar a su agresor. Las propias mujeres necesitan estar más empoderadas. (INSTITUTO PATRÍCIA GALVÃO, 2010-2017)

Este empoderamiento consiste en tomar conciencia de sí misma, de sus posibilidades, en un proceso de afirmación que surge de la interacción con otras mujeres, oponiéndose a las limitaciones que impone una sociedad patriarcal (AGUIAR, 2015). Para Saffioti (2008) el empoderamiento está relacionado con el cambio en las relaciones de poder a favor de las mujeres que tienen poco control sobre sus condiciones de vida, lo que implica el derecho a tener control sobre sus recursos financieros, físicos, intelectuales, sociales, etc. De esta forma, la violencia contra las mujeres implica una negación de los derechos ciudadanos de las mujeres, lo que las coloca en una situación de falta de empoderamiento y poder social.

Por tanto, es necesario un conocimiento más social que jurídico sobre el factor social. Inicialmente, es necesario concluir cuáles son las causas más frecuentes que llevan a los hombres a cometer violencia contra las mujeres ya vivir sin ningún tipo de culpa y castigo (DIAS, 2010).

También es necesario comprender qué motiva y lleva a los seres humanos a cometer delitos tan degradantes para la vida familiar. Por ello, continúa la búsqueda para combatir este delito que se da en el ciclo familiar y comprender el porqué de tan desmedida violencia contra la mujer (LORENZ, 1979).

2.2 LA VIOLENCIA DOMÉSTICA CONTRA LA MUJER COMO PROBLEMA SOCIAL

La violencia intrafamiliar contra la mujer es un problema grave que debe ser abordado de manera prioritaria tanto por la sociedad como por las instancias gubernamentales. Ambos deben trabajar juntos para crear políticas públicas que prevengan y combatan la violencia, así como fortalecer la red de apoyo a las víctimas.

En este sentido, es de suma importancia que los casos de violencia no sean entendidos únicamente en el ámbito individual y privado, sino como un asunto de derechos humanos, dado que la violencia impide el pleno desarrollo de la ciudadanía de las mujeres. Es necesario crear medios para desmantelar los pilares de la violencia contra las mujeres y un paso importante es cuestionar la forma en que se estructura y organiza la sociedad, es decir, reflexionar sobre las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres.

En la Constitución Federal de 1988, se hace explícito el derecho a la no violencia ya la igualdad de género, definiendo la responsabilidad del Estado en el combate a esta práctica (BRASIL, 1988). La movilización de los movimientos feministas y de género en Brasil logró, además de este consentimiento en la Carta Magna, la creación, todavía en 2004, de la Ley nº 10.886/04, que añadió dos párrafos al art. 129 del Código Penal (Decreto-Ley nº 2.848/40), creando el tipo especial de delito denominado “Violencia Doméstica”.

Continuando con este reconocimiento, en agosto de 2006, el Gobierno Federal sancionó la Ley 11.340/06, también conocida como Ley Maria da Penha, que representa un avance significativo en la lucha contra la impunidad de la violencia contra la mujer. Su nombre proviene del homenaje a Maria da Penha Maia Fernandes, de Ceará, que fue víctima de violencia doméstica y familiar y que luchó durante años para que su agresor fuera castigado legalmente. Según la Ley Maria da Penha, en su art. 2do.

Toda mulher, independente de classe, raça, etnia, orientação sexual, renda, cultura, nível educacional, idade e religião, goza dos direitos fundamentais inerentes à pessoa humana, sendo-lhe asseguradas as oportunidades e facilidades para viver sem violência, preservar a sua saúde física e mental e seu aperfeiçoamento moral, intelectual e social. (Op. Cit., 2006)

2.3 TIPOLOGÍAS DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA CONTRA LA MUJER

Tabla 1- Tipos de violencia contra la mujer

TIPOS DEFINICIÓN
Violencia Física Entendida como toda conducta que atente contra su integridad corporal o su salud.
Violencia Psicológico Entendida como toda conducta que cause daño emocional y baja autoestima o que perjudique y perturbe el pleno desarrollo. Este tipo de violencia tiene como objetivo degradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones, a través de amenazas, vergüenzas, humillaciones, manipulaciones, aislamiento, vigilancia constante, persecución persistente, insultos, chantajes, burlas, explotación y limitación del derecho a ir y venir o cualquier otro medio que perjudique la salud psíquica y la autodeterminación.
Violencia Sexual Entendida como toda conducta que lo obligue a presenciar, mantener o participar en relaciones sexuales no deseadas, mediante intimidación, amenaza de coacción o uso de la fuerza; que la induzca a comercializar o utilizar, de cualquier forma, su sexualidad, que le impida el uso de cualquier método anticonceptivo o que la fuerce al matrimonio, al embarazo, al aborto oa la prostitución, mediante coacción, chantaje, soborno o manipulación; o que limite o anule el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos.
Violencia Capital Entendida como toda conducta que configure retención, sustracción, destrucción parcial o total de sus objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores y derechos o recursos patrimoniales, incluidos los destinados a satisfacer sus necesidades.
Violencia Moral Entendida como toda conducta que constituya calumnia, difamación o injuria. En este contexto, también cabe señalar que este tipo de violencia está íntimamente ligada a la violencia psicológica.

Fuente: (BRASIL, 2011). Cuadro organizado por el autor

Se verifica, por lo tanto, a partir de la Ley Maria da Penha, que la violencia no siempre se caracteriza por la agresión física, ya que también puede manifestarse por la dominación de una clase sobre otra, de una persona contra otra. De esta forma, el acto de impedir que alguien se exprese y tome sus propias decisiones por considerarlo intelectual o socialmente inferior es también un acto de violencia.

2.3.1 PATRIARQUADO

Históricamente, las mujeres tienen una imagen inferior en relación a los hombres, ya que siempre han disfrutado de los privilegios de su propia sociedad patriarcal, donde las mujeres solo se ocupan de la familia y el hogar. Es evidente, por tanto, que siempre ha sido tratada como inferior a los hombres a lo largo de la historia, por lo que esa sumisión la acompañó a lo largo de los años.

Desde una edad muy temprana, los hombres están programados para responder a las expectativas sociales que esperan que sean agresivos, competitivos y que asuman posturas apasionadas o autodestructivas. La noción de que el niño tiene que ser “macho”, viril y competitivo se desarrolla de diferentes maneras y en diferentes lugares, como en los juegos infantiles, en los medios segmentados por edad y sexo, en las calles, en las escuelas, en los hogares, en los bares, en los cuarteles, en las prisiones, en la guerra, etc. Es decir, son socializados para reprimir sus emociones, siendo socialmente aceptada la ira e incluso la violencia física como expresiones masculinas de sentimientos y demostración de poder (CRESS, 2003).

Así, la violencia contra la mujer puede explicarse como un fenómeno que se constituye a partir de la naturalización de la diferencia entre los sexos. Este se basa en categorías jerárquicas, históricamente creadas, por ser un tema que remite a las relaciones sociales en las que existe un ser dominante y otro sumiso, constituyendo así una especie de relación social de poder. Tal como se produce en las relaciones sociales, se percibe, sobre todo, como desigualdades de género (GUEDES et al., 2009).

La trama cultural de la violencia contra la mujer se desarrolla históricamente, dado que se trata de una narrativa basada en el orden patriarcal que impone una división generalizada del mundo y, por tanto, desigualdades entre hombres y mujeres. De esta manera, la cultura machista impone los lugares, las posiciones que se definen según su género. Establece una desigualdad al colocar a los hombres en una posición de superioridad en relación a las mujeres (NAVARRO, 2001).

La violencia suele emplearse de forma sutil, es decir, el agresor se cuida de dominar el estado emocional del otro, dejándolo siempre alerta, temeroso de lo que pueda pasar si tiene alguna reacción en su contra.

El concepto de género se ha construido y alimentado sobre la base de símbolos, normas e instituciones que definen los modelos de masculinidad y feminidad y los patrones de conducta aceptados o no para hombres y mujeres. El género es una construcción social superpuesta a un cuerpo sexuado, es decir, es una forma de sentido del poder.

En este sentido, Saffioti (2004) señala que una de las razones para que ocurra la violencia contra las mujeres es la ruptura en la relación jerárquica que se establece entre los géneros, pues como el poder es esencialmente masculino y la virilidad se mide por el uso de la fuerza, las condiciones básicas para el ejercicio de la violencia, es decir, la violencia física, están reunidas en manos de los hombres.

Otro factor que contribuye a la causa de la violencia es el hecho de que las mujeres no denuncian la agresión, porque tienen miedo de ser amenazadas y porque son muy dependientes de sus parejas. Es importante enfatizar que la violencia es un tema que está incrustado en las prácticas culturales de todas las sociedades, independientemente de sus ingresos o educación formal.

La determinación de la violencia atañe a factores históricos, contextuales, culturales, estructurales e interpersonales. El fenómeno de la violencia doméstica está intrínsecamente relacionado con el entorno social y es independiente del color, la religión y la clase social. A pesar de ser iguales ante la ley, estos no siempre son reconocidos, ya que no cambian las costumbres del pasado que se caracterizan por la violencia contra las mujeres. Lamentablemente, la violencia intrafamiliar es un tema histórico que forma parte de la realidad de miles de mujeres (SAFFIOTI, 2004).

Así, en ambos casos, se enfrentan a una relación de poder caracterizada por la dominación y la objetivación. La violencia es una cuestión de poder legitimada por la cultura en la que los más fuertes se sienten con derecho a subyugar a los débiles, es decir, el poder no está en la naturaleza humana, sino en un comportamiento incorporado por varias generaciones.

2.3.2 DATOS DEL IBGE SOBRE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

La violencia contra la mujer crece con tanta fuerza en la sociedad brasileña que la tasa anual es de 4,8 asesinatos de mujeres por cada 100.000 mujeres, que ocurren desde 1980 hasta 2013, lo que coloca a Brasil en la 5ª posición entre los países con mayor tasa de homicidios de mujeres. Según datos de Waiselfisz (2015), Brasil ya fue condenado por el comité de la ONU por violar los derechos humanos de las mujeres ante el alto índice de violencia en el país.

Imagen 1- Número y tasas (por 100 mil) de mujeres asesinas en Brasil 1980/2013

Fuente: Waiselfisz (2015) (Op. Cit., 2015)

Imagen 2- Tasa de homicidios de mujeres en 2006/2013 con 2,6 tasas de crecimiento anual cae a 1,7 por año

Fuente: Waiselfisz (2015) (Op. Cit., 2015)

La tasa de muerte de mujeres por homicidio en Brasil aumentó en 18 de las 27 unidades federales entre 2005 y 2015.

Imagen 3- En Piauí, crecimiento del 76,6%, según datos divulgados por ATLAS DA VIOLÊNCIA 2017

Fuente: Waiselfisz (2015) (Op. Cit., 2015)

3. LEGISLACIÓN DE PROTECCIÓN A LA MUJER: HISTORIA DE LUCHA POR LOS DERECHOS

La violencia contra la mujer es un problema cultural mundial que se manifiesta de diversas formas y se cataloga como represión, sometimiento y discriminación por parte de los hombres. Tal discriminación llevó a las mujeres a reclamar sus derechos como categoría. La lucha por el reconocimiento en la sociedad comienza en el siglo XIX en Brasil con el movimiento feminista que tomó fuerza para luchar y reclamar con el Estado en la década de 1970. Este movimiento tuvo como objetivo implementar políticas públicas destinadas a combatir la violencia contra las mujeres.

A principios del siglo XIX, se pueden encontrar en Brasil los primeros registros de la lucha de las mujeres por sus derechos, aunque más restringida a las clases medias y altas de la sociedad. En Brasil, el Movimiento Feminista surgió en 1850 cuando un pequeño grupo de mujeres se sintió insatisfecho con los roles tradicionales asignados por los hombres a las mujeres. Sin embargo, el feminismo se hizo visible en Brasil solo a principios del siglo XX, más precisamente en 1910 cuando las mujeres comenzaron la lucha por el derecho al voto de las mujeres. (SCHRAIBER, 2005)

Ese año, la profesora Deolinda Daltro fundó el Partido Republicano Feminino con el objetivo de debatir el voto femenino. En 1917, encabezó una marcha exigiendo la extensión del voto a las mujeres, y en 1932, el entonces presidente Getúlio Vargas, al promulgar el Código Electoral, concedió el derecho al voto a las mujeres. (REIS, 2008)

Bastos (2016) señala que el año 1932, durante el gobierno de Getúlio Vargas, fue una gran marca de conquista de la mujer en el país por el derecho al voto. A pesar de no disfrutar la plenitud de este logro hasta la década de 1940. Durante este período, las mujeres brasileñas comenzaron a unificarse en favor de una mayor participación en la vida política y económica del país, llegando a la década de 1950, representando el 14% de la población activa del país. (REIS, 2008)

Durante el llamado “milagro económico” se produjo una ruptura de los vínculos tradicionales derivados de la modernización acelerada promovida por la dictadura militar, principalmente entre individuos y grupos y la estructura familiar nuclear. El aumento de la mujer en el mercado laboral cambió los patrones normativos de la ideología de la domesticidad (REIS, 2008).

Otro punto importante es que las mujeres ganaron mayor libertad sexual con la aparición de las píldoras anticonceptivas. De esta forma, el movimiento feminista cobró más fuerza, como explica Melo (2013) cuando afirma que, antes de esa época, las relaciones eran totalmente monógamas y enfocadas al matrimonio, y las madres solteras eran vistas con gran prejuicio. En este sentido, la afirmación de la igualdad entre los sexos convergerá con las necesidades económicas de este momento histórico.

Tanto en el ámbito del Derecho como en el de la Historia, la mujer permaneció excluida durante mucho tiempo, principalmente por la división sexual del trabajo y por su característica biológica de reproducción de la especie y la fragilidad frente a la fuerza física del sexo opuesto – el hombre.

Se han identificado como razones algunos factores como la compleja conexión de factores como el ingreso masivo de la mujer al mercado laboral, la necesidad de reconfigurar la familia, el acceso a la educación, los avances tecnológicos en el campo reproductivo y la relación entre pobreza y feminidad para la transformación de la condición jurídica de la mujer. Las Naciones Unidas reconocen que:

“Promover la igualdad entre hombres y mujeres ayuda al crecimiento y desarrollo estables de los sistemas económicos, con beneficios sociales medibles a través de indicadores económicos”. (ONU, en línea)

Estos datos indican que la discriminación contra la mujer constituye una grave amenaza para los derechos humanos, ya que tiene un fuerte impacto negativo en el desarrollo económico y social. Teles y Melo (2003, p. 13) concluyen que:

[…] buscar e consolidar melhores condições de vida para as mulheres do mundo, além de uma questão de direitos humanos, deve ser encarado como uma prioridade para o desenvolvimento de uma sociedade mais justa. (TELES e MELO, 2003)

La historia de los derechos humanos surge con la promulgación de declaraciones de derechos a finales del siglo XVIII, como la Declaración Americana de Virginia de 1776, y la Declaración Francesa de 1789, que dieron un sentido innovador y revolucionario a la condición humana de la persona (TELES y MELO, 2003).

El 31 de marzo de 1953, en Nueva York, se firmó la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer con motivo de la VII Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. En Brasil, fue firmado en mayo de 1953, siendo aprobado por Decreto Legislativo 123/55. Pero la ratificación tuvo lugar recién el 13 de agosto de 1963. La promulgación vino con el Decreto 52476/63 del presidente João Goulart. Esta Convención promulga:

Reconhecendo que toda pessoa tem o direito de tomar parte na direção dos assuntos públicos de seu país, seja diretamente, seja por intermédio de representantes livremente escolhidos, ter acesso em condições de igualdade às funções públicas de seu país e desejando conceder a homens e mulheres igualdade no gozo e exercício dos direitos políticos, de conformidade com a Carta das Nações Unidas e com as disposições da Declaração Universal dos Direitos do Homem. (BRASIL, 1963)

En 1966, el Pacto Internacional fue adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que formuló en detalle el contenido de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, políticos entre hombres y mujeres.

Este texto solo fue aprobado en Brasil en 1991 a través del Decreto Legislativo 226, que fue promulgado por el Decreto 592/92. Con esa actitud, el Estado brasileño asumió obligaciones jurídicas a nivel internacional en cuanto a la garantía de los derechos humanos, específicamente de los derechos civiles y políticos, comprometiéndose a presentar informes sobre las medidas adoptadas para garantizar los derechos consagrados en el instrumento internacional (REIS, 2008) .

Otras novedades surgieron en 1969 con el Pacto de San José de Costa Rica que, además de reafirmar el mencionado pacto, defiende en su artículo 5 el respeto a la integridad física, psíquica y moral. La idea del pacto ya revela preocupaciones de violencia con toda persona, estableciendo que “nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda persona privada de libertad debe ser tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano”. Brasil recién se adhirió a este pacto en 1992, o sea, se puede ver lo tarde que era ante el escenario internacional en estos temas de protección de los derechos humanos.

En 1975 se llevó a cabo en México la Primera Convención Mundial sobre la Mujer, la cual elaboró ​​la Primera Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, según el entendimiento de los Estados:

[…] significa toda distinção, exclusão ou restrição a fundada no sexo e que tenha por objetivo ou consequência prejudicar ou destruir o reconhecimento, gozo ou exercício pelas mulheres, independentemente do seu estado civil, com base na igualdade dos homens e das mulheres, dos direitos humanos e liberdades fundamentais nos campos político, econômico, social, cultural e civil ou em qualquer outro campo. (BRASIL, 2004)

Esta Conversión reiteró la protección de la salud, además de garantizar el derecho a la seguridad social y la licencia por maternidad, con acceso a los servicios médicos, incluida la planificación familiar. También se hizo referencia a los trabajadores rurales, abordando problemas específicos que enfrenta esta población. Además, cubría su capacidad jurídica, que debe ser idéntica a la que ejercen los hombres.

En la década de 1980, Brasil fue escenario de numerosas manifestaciones de movimientos feministas para combatir la violencia contra las mujeres. En ese período, la “violencia doméstica” fue reconocida oficialmente por primera vez como un tipo específico de delito, cuando el IBGE anunció que el 63% de las víctimas de agresión física ocurridas en el espacio doméstico eran mujeres (VILHENA, 2009).

A menudo eran gravemente golpeados y otros asesinados por sus parejas íntimas. La impunidad de los agresores animó a los movimientos feministas en la lucha, como lo demuestran varios casos en los medios, como el de Ângela Diniz y la periodista Sandra Gomide, asesinadas por sus compañeras.

A finales del siglo XX, ante este escenario, se inició un proceso de reconocimiento de la violencia como un problema de la sociedad que no era sólo un problema específico en el que las víctimas son objeto de agresiones. Esta contestación se inició con campañas y servicios de diversa índole (SCHRAIBER, 2005).

Los movimientos feministas ya reconocieron la necesidad de fortalecer la autonomía y la autoestima de las mujeres en situaciones de violencia doméstica a través de una atención más amplia. Por ello, exigieron el establecimiento de Comisarías Especializadas en Atención a la Mujer, la creación de albergues, servicios de asesoría jurídica y servicios de asistencia psicológica y social. En 1982, en Río de Janeiro, se inició el trabajo voluntario de las feministas con S.O.S Mulher y, en 1984, la instalación de un servicio de asistencia a las víctimas de la violencia. En 1986, se estableció la primera Comisaría de la Mujer en el estado. En São Paulo, en 1983, se creó el primer Consejo Estatal de la Condición de la Mujer.

En el mismo año, y también bajo la influencia del movimiento de mujeres, el Ministerio de Salud implementó el Programa de Atención Integral a la Salud de la Mujer con el objetivo de atender al segmento femenino en todas las etapas de la vida y garantizar el principio de equidad, no sólo asistencia y acceso a los servicios prestados (GOMES, 2009).

En el mismo estado, en 1985, se tomó una de las primeras medidas que representó una intervención efectiva del Estado frente a la violencia contra la mujer: la Comisaría de Atención Especializada a la Mujer – DEAM, con la función de recibir e investigar las noticias y denuncias de mujeres.

En 1986 se creó el Centro de Orientación Jurídica (COJE) para brindar orientación jurídica a las mujeres, informarlas sobre sus derechos y derivarlas al lugar adecuado para emprender acciones legales. Y, posteriormente, se creó el Centro de Convivencia para Mujeres Víctimas de Violencia Doméstica (COMVIDA), que fue el primer albergue del país con la función de albergar a mujeres en riesgo de vida, en un lugar clandestino (PAVEZ, 1997).

La Constitución Federal de 1988 representó un hito en el logro de los derechos de la mujer, especialmente en lo que respecta a la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres. A CF/88 equipara homens e mulheres diante da lei em seus direitos e obrigações, ou seja, há igualdade com relação às decisões tomadas referentes a sua prole e ao sustento, há o fim da chefia da sociedade conjugal que era exercida apenas pelo homem, há a possibilidade das mulheres continuarem com o nome de solteira após o casamento, há um planejamento familiar de livre decisão, direitos reprodutivos e sexuais, como métodos de esterilização e o direito ao aborto em caso de risco para a mãe ou em casos de estupro, entre otros.

Además de estos derechos familiares, la CF/88 aborda la igualdad de derechos en el trabajo, como la protección de la maternidad, la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres por el mismo servicio y la garantía de empleo para las mujeres embarazadas. A partir de este derecho, las mujeres también ganaron voz política, ya que corresponde a los partidos reservar un treinta por ciento y un máximo del setenta por ciento para las candidaturas de cada sexo (ALVES, 2008).

En 1990, según Miranda (2007), la Línea de Atención fue otro instrumento de fundamental importancia implementado en la lucha contra los casos de violencia doméstica contra las mujeres. La demanda inicial de este servicio era recibir información anónima de carácter delictivo de la población que ayudará a las fuerzas policiales a esclarecer delitos y remitirlos a los organismos de seguridad pública.

En 1994, la Convención de Belém do Pará exigió un compromiso efectivo de los Estados para erradicar la violencia de género. Para ello, se propone la creación de leyes que apunten a la protección de los derechos de las mujeres, la reestructuración de los patrones socioculturales, el fomento de la formación personal, así como la creación de servicios específicos para la atención de las mujeres que han visto vulnerados sus derechos. (MIRANDA, 2009)

Después de 20 años, los últimos datos de la Encuesta de Información Básica del Estado – del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística/IBGE-2012, de las 26 Unidades de la Federación en Brasil con órgano gestor, sólo 10 cuentan con un Plan de Política de Estado para la Mujer (PEPM ), de los cuales la mayoría de los estados se encuentran en las regiones Norte y Nordeste. Estos datos demuestran cuánto necesita Brasil para avanzar.

En 2005, se dio un paso más con el servicio “llamada 180” creado por la Secretaría de Políticas para la Mujer de la Presidencia de la República (SPM-PR). Está dirigido a asistir a mujeres en situación de violencia para servir como canal directo de orientación y servicios públicos con llamadas gratuitas. En el primer semestre de 2017, la “Ligue 180” recibió más de 560 mil llamadas.

3.1 LEY MARIA DA PENHA

La Ley 11.340, también conocida como Ley Maria da Penha, fue creada en 2006 (BRASIL, 2006) y es considerada un hito histórico en la lucha por la defensa de los derechos de las mujeres brasileñas. Según las Naciones Unidas, la Ley es la tercera mejor y más avanzada del mundo en lo que respecta al abordaje de la violencia doméstica y familiar contra las mujeres (BRASIL, 2018).

Esto se debe a la definición y consideración de la violencia contra la mujer como una violación de los derechos humanos: antes de ella, era vista solo como un delito de “potencial ofensivo menor”, ​​como lo establece la Ley 9099/95.

En ese sentido, la Ley Maria da Penha (Ley nº 11.340/2006) se caracteriza como resultado del esfuerzo colectivo de movimientos de mujeres que lucharon para combatir la violencia doméstica en la familia. Tiene como objetivo tipificar y sancionar cualquier acto de violencia a través de diversos mecanismos. Es evidente, por tanto, que tras el surgimiento de la referida ley hubo una visión más amplia sobre el tema. (BRASIL, 2006)

Campos (2008, p. 49) argumenta que ella:

[…] Cria mecanismos para coibir a violência doméstica e familiar contra a mulher, nos termos do § 8o do art. 226 da Constituição Federal, da Convenção sobre a Eliminação de Todas as Formas de Discriminação contra as Mulheres e da Convenção Interamericana para Prevenir, Punir e Erradicar a Violência contra a Mulher; dispõe sobre a criação dos Juizados de Violência Doméstica e Familiar contra a Mulher; altera o Código de Processo Penal, o Código Penal e a Lei de Execução Penal; e dá outras providências.

Esta Ley se dio a conocer como resultado de muchas luchas del movimiento feminista brasileño. Le dieron el nombre de “MARIA”, un nombre tan popular en el contexto brasileño, que se hizo amiga de varias mujeres. Como se dijo anteriormente, este nombre es un homenaje a la lucha que enfrentó la farmacéutica Maria da Penha Maia Fernandes, de Ceará, quien fue víctima de diversas formas de violencia practicadas por su entonces esposo, un profesor universitario, quien fue baleado y electrocutado.

Durante 20 años, Maria da Penha, sobreviviente de varios ataques, quedó parapléjica, pero luchó en todas las instancias para que se hiciera justicia contra su exmarido. Tuvo que impulsar a los organismos internacionales a denunciar la impunidad de la justicia brasileña.

Investigaciones indican que, después de esta Ley, el 98% de la población brasileña ha oído hablar de ella y el 70% considera que las mujeres sufren más violencia en el hogar que en los espacios públicos. Según el Consejo Nacional de Justicia (CNJ), en 2016 se registraron más de 212.000 casos nuevos sobre casos de violencia doméstica y familiar. Además, se dictaron más de 280.000 medidas de protección para proteger a las mujeres en situación de violencia.

Con el fin de desarrollar una Red de Atención a la Mujer, en 2007, el Gobierno Federal lanzó el Pacto Nacional de Combate a la Violencia contra la Mujer, con el objetivo de articular los estados brasileños para comprometerse a desarrollar servicios utilizando recursos de la Secretaría de Políticas para la Mujer.

En 2011 se actualizó el Pacto Nacional con la necesidad de renegociar las políticas de combate a la violencia contra las mujeres en los Estados. Para continuar el proceso, entre 2013 y 2014, 18 unidades de la federación reafirmaron su compromiso con el Pacto Nacional y firmaron el término de adhesión al Programa Mulher: Viver sem Violência.

La Secretaría de Políticas para la Mujer-PR es responsable de coordinar el Programa “Mujer, Viver sem Violência”, lanzado el 13 de marzo de 2013. Este programa busca consolidar aún más los servicios públicos existentes dirigidos a las mujeres en situación de violencia. A través de la integración de varias áreas como seguridad pública, red de asistencia social, salud, justicia y promoción de la autonomía financiera, se cree que es posible mejorar la atención a las víctimas.

Se transformó en Programa de Gobierno a través del Decreto N° 8086, del 30 de agosto de 2013, para colaborar con los Ministerios de Justicia, Salud, Desarrollo Social y Combate al Hambre, y Trabajo y Empleo. Entre 2013 y 2014, 26 unidades de la federación (con excepción del estado de Pernambuco) se adhirieron al Programa Mulher: Viver sem Violência, de las cuales 18 firmaron el término de adhesión a través de un acto público.

En 1985, con el fin de la dictadura, se crea el Consejo Nacional por los Derechos de la Mujer (CNDM), integrado por 17 consejeras designadas para el cargo por el Ministro de Justicia. Este consejo tuvo como objetivo promover, a nivel nacional, políticas para asegurar a las mujeres condiciones de libertad, igualdad de derechos y plena participación en las actividades políticas, económicas y culturales del país. Sin embargo, en la década de 1990, durante el gobierno de Collor de Mello, el CNDM perdió parte de su fuerza política, que solo fue recuperada durante las administraciones posteriores, aunque perdiendo parte de su esencia original (MIRANDA, 2009).

La Constitución Federal de 1988 representó otro hito en el logro de los derechos de la mujer, especialmente en lo que respecta a la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres. En la década de 1990, hubo cambios significativos en Brasil con respecto al tema de la mujer, ya que el país tuvo que asumir compromisos acordados internacionalmente.

En cuanto al compromiso de crear normas y promover la igualdad racial y sexual discutido en todo el mundo en las distintas Conferencias Mundiales sobre la Mujer:

As questões de gênero, antes eram relegadas ao domínio doméstico das jurisdições nacionais, mas depois do envolvimento dos organismos internacionais, essa questão passou a ser vista no âmbito das considerações globais. Inicia-se, com isso, um processo internacional de codificação dos direitos das mulheres. Nesse sentido foi elaborada uma plataforma a ser seguida pelos governos, onde os mesmos assumem uma série de compromissos. (BRASIL, 2015)

Sin embargo, es recién en la primera década de este siglo que el Estado brasileño asume un compromiso más explícito con el tema de las políticas públicas para las mujeres.

3.2 PLAN DE POLÍTICA NACIONAL PARA LA MUJER

Un hito importante para la inclusión del tema de la mujer en la toma de decisiones de las políticas públicas fue la creación, en 2003, de la Secretaría de Políticas para la Mujer (SPM). A partir de la creación de esta Secretaría, las mujeres pasaron a tener un espacio importante donde sus demandas serían atendidas con un mayor compromiso por parte del Gobierno Federal. El objetivo de la SPM es luchar por la construcción de la equidad en Brasil y actuar como valorizadora de las mujeres, buscando incluirlas en el proceso de desarrollo social, económico, político y cultural del país (BRASIL/SPM, 2015) .

Con la SPM, los temas relacionados con el tema de la mujer en el mercado laboral también adquirieron mayor estatus público. La SPM opera en tres líneas principales de acción, a saber: (1) Políticas Laborales y Autonomía Económica de las Mujeres; (2) Combatir la violencia contra la mujer; y (3) Programas y Acciones en las áreas de Salud, Educación, Cultura, Participación Política, Igualdad de Género y Diversidad. Hoy, el Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer forma parte de la composición estructural de la Secretaría de Políticas para la Mujer y está compuesto por representantes de la sociedad civil y del gobierno (BRASIL/SPM, 2015).

La creación de la SPM fue un gran avance para el movimiento feminista, ya que representó un importante medio para iniciar la construcción de políticas de género. La SPM también posibilitó varios nuevos espacios participativos, como la Conferencia Nacional de Políticas para las Mujeres y, como resultado, el Plan Nacional de Políticas para las Mujeres.

Un instrumento importante en la elaboración y seguimiento de políticas para las mujeres es la Gestión Transversal (o Mainstreaming de Género), porque a través de ella es posible ejecutar y evaluar políticas de manera no jerárquica, abarcando varios factores que directa o indirectamente forman parte de la implementación y mantenimiento del Plan Nacional de Políticas para la Mujer, aunque esa transversalidad sigue siendo un desafío en la actual Administración Pública brasileña (PINTO, 2006).

Según Bandeira (2005, p. 5):

Por transversalidade de gênero nas políticas públicas entende-se a ideia de elaborar uma matriz que permita orientar uma nova visão de competências (políticas, institucionais e administrativas) e uma responsabilização dos agentes públicos em relação à superação das assimetrias de gênero, nas e entre as distintas esferas do governo. Esta transversalidade garantiria uma ação integrada e sustentável entre as diversas instâncias governamentais e, consequentemente, o aumento da eficácia das políticas públicas, assegurando uma governabilidade mais democrática e inclusiva em relação às mulheres.

La transversalidad debe ser asegurada en todos los niveles de gobierno, como Ministerios y Secretarías, y también debe estar presente en los movimientos de la sociedad civil para que la equidad de género sea una realidad, ya que el solo esfuerzo de la SPM no es suficiente. Por lo tanto, es necesaria la integración de los órganos gubernamentales y sociales, ya que el problema de la desigualdad de género es complejo y atraviesa varios ámbitos. Brasil (2015, p. 35) argumenta que:

A transversalidade permite abordar problemas multidimensionais e intersetoriais de forma combinada, dividir responsabilidades e superar a persistente ‘departamentalização’ da política. Na medida em que considera todas as formas de desigualdade, combina ações para as mulheres e para a igualdade de gênero e, dessa forma, permite o enfrentamento do problema por inteiro. (BRASIL, 2015)

En este proceso de política pública, la SPM actúa como coordinador horizontal. Por lo tanto, la institución tiene el papel de articular todos los órganos involucrados con el tema de la mujer y coordinar el proceso de implementación de la política, siempre monitoreando y evaluando los resultados (BRASIL, 2015).

Para orientar o estructurar las políticas públicas para las mujeres y las acciones y metas previstas, se elabora el Plan Nacional de Políticas para las Mujeres (PNPM). Para la consecución política e institucional de este plan, es necesaria la realización de Conferencias Nacionales de Políticas para las Mujeres. Estas Conferencias tienen lugar en todas las esferas de Gobierno (Unión, Estados y Municipios) y son acordadas a nivel nacional.

Las Jornadas de la Mujer pretenden acercarlas con sus demandas en todos los rincones del país y, de esta forma, desarrollar lineamientos y acciones acordes a las necesidades que ellas presentan. De esta manera, de manera participativa y democrática, en diálogo entre la sociedad civil y el Gobierno, se elabora el Plan Nacional.

La primera Conferencia Nacional de Políticas para la Mujer se realizó en 2004 y estuvo a cargo de la Secretaría de Políticas para la Mujer en alianza con el Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer. La segunda Conferencia se realizó en 2007 y la tercera en 2011, dando origen al III Plan Nacional de Políticas de la Mujer, que se analizará a continuación. El III Plan Nacional de Políticas para las Mujeres (PNPM) con vigencia de 2013 a 2015, cuenta con una serie de propuestas con el objetivo de mejorar la vida de las mujeres y lograr la igualdad de derechos de las mujeres.

El Plan consta de diez capítulos, a saber: (1) Igualdad en el mundo del trabajo y autonomía económica; (2) Educación para la igualdad y la ciudadanía; (3) Salud integral, derechos sexuales y reproductivos de las mujeres; (4) Abordar todas las formas de violencia contra la mujer; (5) Fortalecimiento y participación de las mujeres en espacios de poder y toma de decisiones; (6) Desarrollo sostenible con igualdad económica y social; (7) Igualdad de derechos sobre la tierra para las mujeres rurales y forestales; (8) Cultura, deporte, comunicación y medios de comunicación; (9) Enfrentar el racismo, el sexismo y la lesbofobia; (10) Igualdad para mujeres jóvenes, ancianas y con discapacidad (BRASIL, 2015).

El PNPM también cuenta con un capítulo sobre las atribuciones del órgano encargado de su gestión y seguimiento, en este caso la SPM, así como de sus socios. El PNPM también contiene los objetivos generales y específicos, metas, líneas de acción y el plan de acción, despliegue este último en acciones, órganos responsables y socios.

Se orienta por la Política Nacional de la Mujer que prevé: la autonomía de la mujer en todas las dimensiones de la vida; la igualdad efectiva entre mujeres y hombres en todos los ámbitos; respeto a la diversidad y lucha contra todas las formas de discriminación; carácter laico del Estado; universalidad de los servicios y prestaciones que ofrece el Estado; participación activa de las mujeres en todas las fases de las políticas públicas; y la transversalidad como principio rector de todas las políticas públicas (BRASIL, 2015).

Es elaborado de acuerdo con el Plan Plurianual (2012-2015) y sus acciones pueden ser implementadas directamente por la Secretaría de Políticas para la Mujer o no, siendo también responsables de su ejecución otras instancias gubernamentales (BRASIL/SPM, 2013).

En cuanto a la Gestión y Seguimiento del PNPM, la SPM actúa como coordinadora de la gestión y seguimiento del Plan. Corresponde también a los movimientos sociales ya la sociedad civil monitorear las acciones, ejerciendo el control social sobre las políticas propuestas. También está la Comisión de Coordinación y Seguimiento del Plan, que cuenta con 32 órganos de gobierno y 3 representaciones del Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer.

Además, eventualmente, forman parte de la Comisión algunos invitados, como Naciones Unidas, la Organización Internacional del Trabajo y representantes de Organismos de Políticas para la Mujer en Municipios, Estados y Distrito Federal. En suma, las políticas propuestas por el Plan Nacional buscan el diálogo con todas las esferas gubernamentales y con la sociedad civil (BRASIL, 2015).

El PNPM cuenta con 199 acciones, distribuidas en 26 prioridades, las cuales fueron definidas a partir de los debates establecidos en la I Conferencia Nacional de Políticas para las Mujeres. Fueron organizados por un Grupo de Trabajo, coordinado por esta Secretaría e integrado por representantes de varios ministerios, como Salud, Educación, Trabajo y Empleo, Justicia, Desarrollo Agrario, Desarrollo Social y Lucha contra el Hambre, Planificación, Presupuesto y Gestión, Minas y Secretaría Especial de Energía y Políticas para la Promoción de la Igualdad Racial (SEPPIR), Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer (CNDM) y representantes de las esferas de gobierno estadual -representadas por Acre- y municipales representadas por Campinas/SP.

4. SERVICIOS DE ASISTENCIA A LA MUJER: DELEGACIA DE LA MUJER

Para Pasinato y Santos (2008, p. 34), las Comisarías de la Mujer “constituyen la principal política pública para combatir la violencia doméstica contra las mujeres”. Así, la implementación de Comisarías Especializadas en Atención a la Mujer es un hito importante, pues demuestra que el Estado reconoce que la violencia contra la mujer debe ser discutida ampliamente y no solo en el ámbito privado o en las relaciones interpersonales.

Es un tema social que necesita acciones públicas tanto en el ámbito de la seguridad como en el ámbito de la salud por las consecuencias que provoca. Para Massuno (2002), la Comisaría Especializada en Atención a la Mujer representa un organismo eminentemente enfocado a combatir la violencia contra la mujer.

La primera Comisaría de la Mujer fue creada en Brasil, en la ciudad de São Paulo, el 6 de agosto de 1985, por Decreto N° porque están mejor preparadas que los hombres. (MASSUNO, 2002)

Es importante resaltar que las Comisarías Especializadas en Atención a la Mujer enfrentan problemas estructurales. En este punto, Pasinato y Santos (2008), al comentar las condiciones de funcionamiento de las Comisarías de la Mujer, enfatizan la falta de recursos humanos, materiales y financieros.

Debert, Gregori y Piscitelli (2006) advierten de la falta de preparación de las agentes que trabajan en las Comisarías de la Mujer. Se advierte que, en la mayoría de los casos, a estos profesionales no se les ofrece una habilitación específica para desempeñar sus funciones en una comisaría que recibe mujeres violadas.

Así, se advierte la presencia de deficiencias y precariedad en las Comisarías Especializadas en Atención a la Mujer, requiriendo, entre otras medidas, mayor capacitación de las personas que laboran en estas Comisarías, así como mayores inversiones financieras por parte del Estado.

4.1 CONCEPTUALIZACIÓN DE LA CASA DE ALBERGUE

Los Lineamientos Nacionales de Acogida a Mujeres en Situación de Violencia se refieren al conjunto de recomendaciones que orientan la acogida de mujeres en situación de violencia, así como el flujo de atención en la red de atención, incluyendo las diversas formas de violencia contra la mujer (trata de la mujer, violencia doméstica y familiar contra la mujer, etc.) y las nuevas modalidades de acogida (albergue temporal de corta duración, albergues, prestaciones ocasionales, consorcios de acogida, etc.).

Los servicios de acogida, en sus más diversas modalidades y dimensiones, tienen conceptos más amplios. Se relacionan con una lista de servicios y beneficios que debe ofrecer el gobierno. En este sentido, no sólo se consideran los servicios de acogida (albergues, casas de acogida, casas de acogida, casas de tránsito y de apoyo, etc.), sino también los programas que ofrecen otras políticas (como la asistencia social) que aseguran el bienestar físico, psíquico y social. -ser de poblaciones vulnerables y en riesgo.

Así, es de suma importancia que exista un buen diálogo entre la política de derechos de las mujeres y la de asistencia social, ya que esta última tiene eventuales beneficios para casos de vulnerabilidad social que pueden y deben ser destinados también a las mujeres en situación de violencia, ya sea como alternativa al albergue, o como complemento o transferencia de ingresos en situaciones que requieran albergue.

4.2 CENTRO DE REFERENCIA

La violencia contra las mujeres es un problema multidimensional que posibilita la expresión de la cuestión social y se configura en el concepto histórico de violencia de género, es decir, trae como resultado la opresión y dominación de los hombres, vulnerando la integridad física, psíquica y moral de las mujeres. Al acercar este tema a la ciudadanía, es necesario que el Estado contribuya al enfrentamiento de las mujeres víctimas de violencia creando mecanismos legales y estructurales para frenar y prevenir la violencia de género.

La recepción en el Centro de Referencia de que se hace una política de combate a la violencia contra la mujer, a partir de la protección realizada por la Ley Maria da Penha, Ley 11.340/06 que se promulga en principios y red de atención a las mujeres que sufren violencia.

El Centro de Referencia cumple su rol de articulador y receptor de situaciones de violencia que, en muchos casos, son abordadas por la desigualdad de género, discriminación por etnia, clase social y otras. Por lo tanto, se publica información para trabajar en políticas públicas que deben expresarse y enfrentarse a la violencia. Cabe señalar que los grandes logros de las mujeres se implementarán para fortalecer las medidas de protección con base en la efectividad del sistema judicial.

El Centro de Referencia es el lugar donde se brinda atención a las mujeres que sufren violencia, estableciendo medidas para proteger a las mujeres en riesgo con la inserción de políticas públicas para que puedan romper este ciclo de violencia. Su principal objetivo es contribuir a prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

Este lugar brinda, además del simple servicio, interacción, recuperación, mejora de la autoestima y autonomía. Además, cuenta con la participación de profesionales para acompañar a la mujer hasta que recupere su cotidiano saludable con cuidados calificados y humanizados (ALVES; VIANA, 2008).

Por lo tanto, el Centro de Referencia es de gran importancia para brindar asistencia a las mujeres y combatir la violencia que se ejerce contra ellas. De esta forma, es una institución que asiste a mujeres víctimas de violencia, donde buscan información y seguimiento de profesionales para orientarlas sobre la acogida como principio, así como sobre el concepto de políticas de combate a la violencia contra las mujeres, según a las directrices generales para la implementación de servicios en la red de atención a mujeres en situación de violencia (BRASIL, 2011).

En esta institución se ofrecen programas de actividades para la prevención y enfrentamiento de la violencia contra la mujer, visando la ruptura de la situación de violencia y la construcción de ciudadanía a través de acciones globales y de atención interdisciplinaria con profesionales como: psicóloga, asistente social y jurídica, orientación e información para mujeres víctimas de violencia sufrida por agresores donde se busca interrumpir el ciclo de violencia y proteger a las mujeres.

Ante este contexto, este trabajo se vuelve relevante para verificar la percepción de las usuarias de este Centro en el que los profesionales deben cumplir el rol de articulador de servicios, en el sector gubernamental o no gubernamental que interactúan en las redes de atención a mujeres en situación de vulnerabilidad, sociedad en términos de género.

En este sentido, los estudios deben basarse en las relaciones de poder que van más allá del sector legal, para comprender las dinámicas sociales que se dan en las luchas sociales que buscan redundar en un nuevo modo de producción. Hay, por tanto, una preocupación por reducir ese lado del poder en la expresión y que sea menos en lo legal, producido en lo real, en sitios web con divulgación para que se pueda trabajar para suavizar esta relación soberana.

El documento de la Red de Lucha contra la Violencia contra las Mujeres de la SPM discute el concepto de Combate a la Violencia contra las Mujeres, enfatizando la acción articulada entre instituciones/servicios gubernamentales y no gubernamentales y la comunidad, visando el desarrollo de estrategias y políticas de prevención efectivas que garanticen el empoderamiento y construcción de la autonomía de las mujeres, sus derechos humanos, la rendición de cuentas de los agresores y la asistencia calificada en situaciones de violencia.

Por lo tanto, la red de confrontación tiene como objetivo implementar los cuatro ejes previstos en la Política Nacional de Combate a la Violencia contra las Mujeres -combate, prevención, asistencia y garantía de derechos- y hacer frente a la complejidad del fenómeno de la violencia contra las mujeres.

La red de lucha contra las mujeres en situación de violencia a nivel nacional se compone de acciones y servicios ofrecidos. El Centro de Referencia debe estar preparado para atender a estas mujeres víctimas de violencia, manteniendo una estructura física y adecuada, con profesionales capacitados, etc.

El Centro de Referencia es un espacio de acogida/atención psicológica y social, con orientación y derivación jurídica a mujeres en situación de violencia. El Centro brinda los medios necesarios para superar la situación de violencia que se ha presentado, contribuyendo al fortalecimiento de la mujer y al rescate de su ciudadanía, concretando el funcionamiento que se da al interior de la Institución, a través de:

  1. Brindar consejería en tiempos de crisis para dar una respuesta efectiva que minimice el efecto traumático de la violencia;
  2. Asegurar la atención psicosocial con el objetivo de promover la autoestima de las mujeres en situación de violencia y asistirlas en la búsqueda de medidas de protección y superación de los impactos sufridos por la violencia;
  3. Asesoramiento y seguimiento jurídico; el profesional está preparado para asesorar sobre qué procedimientos son los adecuados dentro del ordenamiento jurídico y qué medidas administrativas en el aspecto policial;
  4. Organizar actividades de prevención a través de la promoción de charlas que muestren casos de mujeres que El objetivo es que, a través de esta sensibilización, puedan romper este prejuicio que subyace a la discriminación y violencia contra las mujeres;
  5. Los profesionales deben estar calificados y deben seguir invirtiendo en información en los Centros;
  6. Articular la red de atención a la mujer de la zona, garantizando la integralidad y humanización en la participación de las labores de apoyo.

Por tanto, los Centros de Referencia están articulados por órganos de política pública para las mujeres víctimas de violencia y, al ser un espacio de “recepción” para recibirlas, cuentan con un equipamiento especial de política pública para la prevención y enfrentamiento de la violencia contra las mujeres, además de ser administrativamente vinculadas al órgano que gestiona las políticas para la mujer en el Municipio donde están ubicadas (BRASIL, 2006).

A través de estudios realizados con base en el Centro de Referencia, se puede observar que la gran mayoría de las denuncias son realizadas por mujeres jóvenes, con escolaridad incompleta, bajos ingresos y que convivían con el principal agresor.

Así, parece que el rol de la mujer sigue siendo de sumisión en relación al patriarcado. Este contexto de desvalorización de las mujeres y la ausencia de sus derechos son los principales factores que impulsan la lucha para prevenir, sancionar y erradicar esta violencia.

Son muchos los relatos de víctimas que cedieron sus derechos por el sentimiento de amor a su pareja o por la opción de quedarse con el hogar con la esperanza de que su pareja cambie. Además, está el factor económico, el miedo, la dependencia emocional y la vergüenza de tener la vida en el análisis de los estudios basados ​​en la abstinencia y la acción delictiva.

Por lo tanto, se verifican diferentes tipos de violencia relacionados con aspectos físicos, psicológicos, sexuales, patrimoniales y otros. La mujer que sufre cualquier tipo de violencia puede tener dificultades para insertarse en el medio social, laboral y universitario. Es importante, por tanto, que los profesionales del Centro de Referencia acompañen a las víctimas a través de la escucha, desde diferentes perspectivas que dificultan la identificación de los casos y tipos de violencia sufridos.

Con la complejidad de la demanda de las mujeres víctimas que son llevadas a enfrentar y fortalecer la superación, en la certeza de los cambios, los profesionales que actúan en la atención se vuelven copartícipes en esta difícil situación de las víctimas, y tienen la misión de favorecer la integralidad de las víctimas recepción de los mismos.  Para hacer frente, la institución es un espacio formado por equipos multiprofesionales en las áreas de Trabajo Social, Psicología y Asesoría Jurídica.

El primer paso a realizar será la atención en recepción en la que se rellenará un formulario para que, posteriormente, la víctima sea derivada al servicio con una Trabajadora Social que realizará la recepción en una sala con escucha individual.

La acogida comenzará, por tanto, desde el día en que la víctima busque el Centro de Referencia para ser derivada para su asistencia con los profesionales del Centro en función de la gravedad del caso y de la disponibilidad de profesionales. Al inicio del servicio, corresponde al profesional observar el relato de la situación de violencia vivida por la víctima. Posteriormente, serán proporcionadas informaciones sobre la Ley Maria da Penha, sobre el funcionamiento del Centro de Referencia y de las demás entidades que componen ambas Redes.

A partir de los relatos escuchados por las mujeres, se identifican sus necesidades inmediatas y luego se elabora un plan conjunto para enfrentar la situación de violencia. En ese contexto, el papel de los profesionales del Centro es reflexionar con las víctimas sobre la situación que atraviesan en el presente, además de discutir formas de protegerse y lograr sus derechos y medidas de protección. Se aconseja a las víctimas que, aunque no puedan salir de la situación de violencia, no dejen de ser usuarias del Centro de Referencia.

Con varias alternativas que se discuten para enfrentar o reducir la situación de violencia, las mujeres deciden lo que quieren o pueden hacer, ya que son ellas las que tienen que dar el primer paso para acabar con la violencia, y le toca a la Referencia Centro para ayudarlas.

Muchas víctimas son remitidas a la Comisaría de la Mujer por una amiga o vecina que también puede responder a sus preguntas. Allí, pueden aprender sobre la Ley Maria da Penha, sobre los recursos ofrecidos por el Centro de Referencia o por otras dependencias de la Secretaría/Coordinación de Políticas para la Mujer.

El siguiente paso es la derivación al psicólogo y luego al Asesor Legal. El psicólogo hará un seguimiento en escucha individual y comenzará a estudiar toda la situación y trabajará el aspecto emocional de la víctima que sufre violencia. Es importante señalar que se anota toda la información dada por las mujeres.

A esta información recogida en la recepción se añadirá la información facilitada por las mujeres al resto de profesionales, que formarán sus dossieres. Cuando vuelven al Centro con el parte de incidencias, si quieren, el proceso continúa. Hay casos en que las mujeres no registran el boletín, pero quieren información sobre cómo actuar. Sin embargo, como tienen miedo de su pareja, no denuncian la violencia, pero aun así, quieren apoyo para enfrentarla.

En vista de la historia y tipos de violencia, los casos se manejan de manera diferente a través del trabajo que realizan los trabajadores sociales en los Centros, ya que no solo incluye atención, sino una acogida. En este momento, la mujer puede presentar un estado de perturbación y dificultad para plantear claramente sus problemas. Por lo tanto, corresponde al trabajador social escucharlos y hablarles sobre el evento que tuvo lugar.

También habrá derivaciones para monitorear y verificar los resultados de las mujeres víctimas. El trabajador social realiza consultas individuales, según sea necesario programarlas. Su función es identificar, a partir de los relatos de las mujeres, sus principales necesidades y demandas de derivación. Luego pasa por el servicio de la psicóloga quien a diferencia de la trabajadora social cuyo objetivo es atender las demandas objetivas de las mujeres que viven en situación de violencia, el papel de la psicóloga es trabajar con las subjetividades de los relatos de las mujeres brindando consultas

El inicio del tratamiento es llevar a la mujer a reflexionar sobre la situación de violencia en la que vive, sobre su relación con su pareja y otros familiares, así como pensar formas de afrontar y salir de esta situación de violencia. Las mujeres llegan al Centro en diferentes etapas del evento de violencia, y la mayoría son señaladas por sus amigas o vecinas, porque su pareja tiene miedo de hacer la denuncia.

Las mujeres buscan asesoría legal en relación con la denuncia de violencia en dos casos, a saber: en el caso de separación derivada o relacionada con sus derechos. Los asesores legales informan todo el procedimiento de los casos judiciales, la medida de protección y el proceso penal de representación contra el agresor y sus consecuencias. Las referencias a Coping Network son realizadas por asesores legales.

Para el acompañamiento de las mujeres en los Centros, que será realizado por el asesor legal, se entiende preparar las audiencias en los Juzgados o incluso acompañarlas físicamente, cuando sea posible.

El Centro de Referencia trabaja en la medida en que puede contribuir a la reducción de las injusticias sociales, especialmente aquellas que tienen como objetivo a las personas con falta de información sobre sus derechos, buscando mejorar el servicio y la satisfacción tanto de las profesionales como de las mujeres. Sumándose también a estos cambios que se describen sin ánimo de profundizar en los temas que los iniciaron desde el contexto histórico de los relatos de víctimas en situación de violencia.

El camino recorrido por cada mujer representó un avance, pues motivaron a otras mujeres a buscar ayuda en los servicios del Centro de Referencia. Se sabe que aún existen dificultades en el camino, como el hecho de que la mujer tenga su posición de autoridad social que cumpla con los roles tradicionales de género; acceso a la información sobre la Ley Maria da Penha; falta de conocimiento sobre las formas de violencia; y el reconocimiento de las instituciones que forman parte de la red de ayuda a las mujeres en situación de violencia.

Por estas razones, se destaca la fragilidad con el vínculo entre los servicios y sus actores, lo que resultó en una incomprensión de las derivaciones, por fallas en la comunicación y articulación entre la red de enfrentamientos de mujeres víctimas de violencia, lo que redunda en dificultades en la atención y judicialización de la violencia. Esta situación se traduce en una atención condicionada a las personas que prestan los servicios y no a los servicios, reiterando un vacío en esta situación que puede traer complicaciones en la vida de las mujeres.

La institución que puede apoyar esta situación de las mujeres es la Comisaría, que actuará como “puerta de entrada” a los servicios de la red, actuando como un resguardo de derechos que podrá agilizar y facilitar el trabajo que se busca compartir (BEIRAS et al. , 2012).

Políticas y leyes sobre violencia de género. Reflexiones críticas. Con los resultados obtenidos, se cuestiona cómo orientar estas acciones de formación para los servicios y la comunidad, como la importancia de la Ley Maria da Penha, que tiene una propuesta de trabajo compartido en redes.

Para Pasinato (2010), la falta de integración entre la red hace que no se apliquen las medidas asistenciales que la mujer necesita, además de la falta de coordinación con los programas y políticas sociales para la derivación de ella y sus familiares. Aparentemente, se puede decir que la red puede volverse frágil, convirtiéndose en una red frágil e inestable porque no hay una política de resistencia. (PASSINATO, 2010)

Según Beiras et al. (2012), los hombres son parte del problema de la violencia contra la mujer y deben ser incluidos en la construcción de estrategias para solucionar este problema. Los Centros de Referencia deben transmitir la importancia de la Ley Maria da Penha a las mujeres, fortaleciendo el vínculo y sus articulaciones. (BEIRAS, 2012)

De esta forma, habrá una formación constante que se comprometa con las propuestas de la Ley Maria da Penha. Estos servicios han contribuido a dar visibilidad al tema, así como en un intento de deconstruir estereotipos sobre el hombre, la mujer, la familia, etc. A pesar de las grandes revelaciones mediáticas, poco lo que se ha demostrado hasta ahora sobre la realidad de los servicios públicos prestados, es claro cuán lejos está la sociedad de implementar realmente la Ley Maria da Penha.

4.3 CENTRO DE REFERENCIA DE LA MUJER ESPERANÇA GARCIA EN TERESINA/PI

El presente estudio tuvo como escenario de investigación el Centro de Referencia Esperança Garcia (GREG) que es un organismo no gubernamental. Está ubicado en Rua Lizandro Nogueira, 1796, centro/norte en Teresina-PI. Fue inaugurado en marzo de 2015 a través de la Secretaría de la Mujer.

El Centro tiene por objeto la acogida, atención y defensa de las mujeres en situación de violencia doméstica y familiar. Ha venido desarrollando una labor muy relevante en la defensa de la mujer teresinense en alianza con la Acción Social Arquidiocesana (ASA).

El nombre del órgano es un homenaje a “Esperança Garcia”, una esclava, que se hizo conocida por haber escrito una carta dirigida al presidente de la provincia de São José do Piauí, por los malos tratos sufridos por ella y su hijo por los supervisor de la granja de algodón. En la década de 1770, cuando las mujeres, en su mayoría esclavas, no tenían voz ni tiempo, esta mujer se atrevió a hacer algo diferente y luchar por sus derechos.

El objetivo del Centro es, por tanto, posibilitar la superación de la situación de violencia y la construcción de ciudadanía, a través de acciones de orientación psicológica, social, jurídica y de información para mujeres en situación de violencia. Además, brinda la asistencia necesaria para la superación de la violencia, contribuyendo al empoderamiento de las mujeres y la recuperación de su ciudadanía. (SILVA, 2019)

4.3.1 ACTUACIONES DEL CENTRO DE REFERENCIA DE LA MUJER ESPERANÇA GARCIA PARA LA PREVENCIÓN, ENCUENTRO Y AUTONOMÍA DE USUARIOS VÍCTIMAS DE VIOLENCIA EN TERESINA/PI

Es sabido que la superación de la condición de violencia contra la mujer depende mucho de la efectividad de las leyes y de la implementación de Políticas Públicas eficientes. En esa dirección, mientras no exista un conocimiento por parte de la sociedad sobre cómo prevenir, enfrentar y superar la violencia, habrá mujeres que desconocerán sus derechos, siendo privadas de la ruptura de la violencia sufrida. (SILVA, 2019)

El Centro ofrece un servicio muy importante, dada la situación de violencia en la que se encuentran las mujeres. El municipio de Teresina no tenía un Centro de Referencia mientras que en algunas capitales ya lo había debido a la Ley Maria da Penha. Solo siete años después de la creación de esa ley, el Centro de Referencia fue creado en Teresina/PI. Según Silva:

O serviço ofertado pelo Centro de Referência Esperança Garcia é a referência para a mulher que está em situação de violência e que a partir dali, ela seja encaminhada e acompanhada dentro da Rede de Atendimento. O espaço pretende fortalecer ainda, a articulação entre as instituições que integram a rede, a fim de desenvolver melhores estratégias de integração entre os serviços. (SILVA, 2019)

En el ámbito de actuación, los servicios que se ofrecen se dan como apoyo para derivar cada caso a los profesionales que podrán acompañar a la mujer víctima de violencia, a través de medidas protectoras y preventivas. El grupo de edad de las mujeres que generalmente se atiende es de 18 a 59 años. El espacio cuenta con un equipo multiprofesional especializado en las áreas de Trabajo Social, Psicología y Jurídico en atención especializada a mujeres en situación de violencia.

Los Centros de Referencia son espacios imprescindibles, especialmente en una coyuntura dada, para la prevención y enfrentamiento de la violencia contra las mujeres, ya que su objetivo es promover la ruptura de la situación de violencia y la construcción de ciudadanía, de su autoestima, de autonomía pues a través de su actuación y asistencia interdisciplinar (psicológica, social, jurídica, de orientación e información) a las mujeres en situación de violencia. (SILVA, 2019)

Considerando que la violencia contra la mujer es una práctica cada vez más visible, se hace necesaria la formación constante de los profesionales que actúan en la institución, en el sentido de una mejor fundamentación del ejercicio profesional, que actuará de forma directa con base en la ciencia.

De esta forma, las acciones realizadas siguen los lineamientos trazados en la Norma Técnica para la Normalización de los Centros de Referencia para la Atención a las Mujeres en Situación de Violencia, que fue elaborada por la Secretaría Especial de Políticas para la Mujer. Deben desempeñar el papel de articuladoras de los servicios de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que forman parte de la red de atención a las mujeres en situación de vulnerabilidad social, por la violencia de género (SILVA, 2019)

En cuanto a la ocupación de estas mujeres atendidas por el Centro, la mayoría son amas de casa y con baja escolaridad, quienes presentan una situación de vulnerabilidad, y aún sobreviven históricamente por la cultura sexista. En este sentido, la institución viene a acoger y proteger a las mujeres víctimas de violencia. En este contexto, las acciones que se ofrecen en el Centro de Referencia Esperança Garcia se presentan a continuación:

O Centro de Referência Esperança Garcia estabelece articulações com os Centros de Referência de Assistência Social – CRAS, onde a equipe multiprofissional apresenta-se até um CRAS numa determinada comunidade/território para divulgação e apresentação do Centro, dos seus serviços, dos tipos de violência, pois muitas instituições não o conhecem. Em datas comemorativas relacionadas às mulheres, como por exemplo, em agosto com o aniversário da Lei Maria da Penha, em março com o Dia Internacional da Mulher, o trabalho do Centro é intensificado com panfletagem em praças, nos shoppings das cidades, a equipe multiprofissional participa de palestras que a Rede de Atendimento à mulher proporciona para a sociedade civil, entre outras atividades. (SILVA, 2019)

Además, las mujeres participan en diversas actividades como masajes terapéuticos, cine, cortes de cabello y grupos de reflexión para fortalecerse y mejorar su autoestima. Diariamente se reciben varias mujeres con casos de violencia y que buscan interrumpir este ciclo, además de buscar protección y atención. En cuanto al procedimiento de atención intervencionista, sucede de la siguiente manera:

Datos organizados por el autor*

Para tener una atención de calidad y conocer la especificidad de cada mujer, se realizan reuniones de equipo, estudios de casos, seguimiento de esta mujer a través de llamadas, visitas domiciliarias y, si es necesario, incluso visitas institucionales a la Red de Salud, construcción de instrumentos para asistir a estas mujeres que llegan al Centro de Referencia.

De esta forma, se puede citar como instrumentos el Flujo de Servicios, donde se cita a los órganos que integran esta Red de Servicios para ofrecer una mirada más amplia a las mujeres sobre los espacios en los que pueden ser acogidas para enfrentar y superar la violencia. (SILVA, 2019)

En cuanto a las acciones para la autonomía de las mujeres, los servicios que promueve el Centro de Referencia para Mujeres en Situaciones de Violencia Esperança Garcia son:

Mesa 2- Acciones para la Autonomía de las Mujeres

Grupos de reflexión con mujeres acompañadas del Centro, donde se discuten y analizan temas relevantes a su contexto. Las mujeres podrán intercambiar ideas, conversar y fortalecerse mutuamente;
Café com Mulheres, que es una propuesta más con el objetivo de dar a las mujeres la oportunidad de escucharse, promueve la reflexión y el diálogo. Se realiza todos los miércoles para mujeres interesadas en el servicio, para la Red de Atención y Enfrentamiento de la Violencia contra la Mujer de Teresina y otros invitados;
Ya se han pensado otras actividades como la masoterapia que busca hacerle reflexionar sobre su autoestima; danza del vientre para que la mujer reflexione sobre su sensualidad explorando su cuerpo; el cine, como momento de ocio;
La Belleza Escondida es una propuesta para que la mujer atendida por el Centro tenga un momento de belleza, con cortes de cabello, manicura, además de un servicio de salud con toma de presión arterial y nivel de glucosa en sangre.

Fuente: Silva (2019) Datos organizados por el autor.

Frente a lo anterior, se evidenció que el Centro de Referencia Esperança Garcia de Teresina/PI, a través de sus acciones, permite que las mujeres se perciban como víctimas de violencia y que, a partir de esa percepción, puedan revisar esa situación. Es a través de discusiones que se verifica la relación de subordinación de muchas mujeres dentro de la sociedad, creando así instrumentos de defensa en ella. Al percibirse vulneradas, pero, al mismo tiempo, sujetas de derecho, las mujeres comienzan a desarrollar capacidades para enfrentar y rescatar su autoestima y autonomía.

5. CONSIDERACIONES FINALES

Se concluye, por tanto, que la violencia contra la mujer es resultado de una construcción histórica, siendo objeto de deconstrucción. Esta estrecha relación con las categorías de género, clase y raza/etnia y sus relaciones de poder puede ser considerada como toda conducta basada en el género, que cause o sea susceptible de causar la muerte, daño o sufrimiento en los ámbitos: físico, sexual o psicológicas de las mujeres, tanto en el ámbito público como en el privado.

A partir de los levantamientos bibliográficos de esta investigación, fue posible concluir que el fenómeno de la violencia contra la mujer ha avanzado a paso galopante, mientras que su enfrentamiento avanza lentamente. Toda esta red que la caracteriza aún tardará mucho en ser deconstruida, sin embargo, no sería utópico creer que hay esperanza en medio del caos.

La violencia contra la mujer es un problema de salud pública de proporciones epidémicas en Brasil, aunque su magnitud es en gran parte invisible. Es necesario realizar un trabajo de sensibilización sobre el carácter histórico de la desigualdad de género desde el inicio de la educación escolar, ya que la desigualdad de género contribuye a la perpetuación de relaciones de poder desiguales que terminan desembocando en violencia.

El proceso de implementación de políticas públicas dirigidas a las mujeres, como la Ley Maria da Penha, así como la creación de órganos de asistencia como el Centro de Referencia Esperança Garcia, ha contribuido mucho a la sensibilización sobre la garantía de los derechos y el fortalecimiento de las atención en la seguridad pública, el poder judicial y la salud.

Sin embargo, es necesario garantizar los derechos, además de crear más centros de referencia con atención profesional multidisciplinaria, con profesionales de las áreas de Trabajo Social, Psicología y Jurídico, en el sentido de una mejor orientación, apoyo y seguridad además de fortalecer la defensa contra la violencia, especialmente la doméstica, son algunas acciones urgentes.

Así, esta investigación es relevante por contribuir con información que ayudará en la reflexión sobre la atención a las mujeres en situación de violencia, apuntando a la necesidad de un trabajo en red que fortalezca la defensa, la rendición de cuentas y el apoyo a las personas en situación de violencia. Lo apoyo, de manera conjunta entre el Estado, los organismos no gubernamentales y la sociedad en su conjunto.

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[1] Graduada en Trabajo Social por la Faculdade Adelmar Rosado-FAR. Teresa/PI. Estudiante de posgrado en Desarrollo y Gestión de Proyectos Sociales en la Faculdade Adelmar Rosado-FAR. Teresa/PI.

Enviado: Julio de 2020.

Aprobado: Diciembre de 2020.

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Carliane Ribeiro de Oliveira

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