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Servicio Social y Salud Mental: Desempeño del Trabajador Social en el equipo multidisciplinario

RC: 56196
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CONTEÚDO

ARTÍCULO ORIGINAL

SILVA, Juliana Cândido da [1], SANTOS, Henrique Mendes dos [2]

SILVA, Juliana Cândido da. SANTOS, Henrique Mendes dos. Servicio Social y Salud Mental: Desempeño del Trabajador Social en el equipo multidisciplinar. Revista Científica Multidisciplinar Núcleo do Conhecimento. año 04, Ed. 10, Vol. 01, págs. 106-120. Octubre de 2019. ISSN: 2448-0959, enlace de acceso:https://www.nucleodoconhecimento.com.br/ciencias-sociales/servicio-social

RESUMEN

Este estudio pretende reflexionar, teóricamente, sobre el papel del trabajador social insertado en un equipo multidisciplinar dentro de la salud mental, haciendo hincapié en la práctica interdisciplinaria dentro del nuevo modelo de atención de salud mental, el estudio abarca el proceso histórico de la Reforma Psiquiátrica y la inserción del Trabajo Social en el campo de la salud mental, explorando también el contexto y la importancia de la intersectorialidad , integralidad e interdisciplinariedad en este campo. La metodología utilizada fue la investigación bibliográfica y descriptiva basada en el desempeño del trabajador social dentro de una unidad psiquiátrica. También destaca el papel fundamental de la acción profesional en el proceso de recuperación de los pacientes con el fin de optimizar la reinserción social de estas personas.

Palabras clave: Salud mental, interdisciplinariedad, trabajo social.

INTRODUCCIÓN

Según la Conferencia Regional sobre la Reforma de los Servicios de Salud Mental (2005), la Reforma Psiquiátrica, en Brasil, evocó cambios significativos, especialmente en el modelo de atención de salud mental, que modificó el modelo de atención de salud mental que traía avances en el tratamiento de las personas con trastornos mentales, presentando, por lo tanto, varias demandas dirigidas al Trabajo Social. Sin embargo, el tema es bastante complejo, ya que lleva marcas del viejo modelo psiquiátrico, así como los prejuicios arraigados en la sociedad hacia las personas con trastornos mentales. El Centro de Atención Integral de la Salud Mental (PAI) es una unidad psiquiátrica privada ubicada en el Hospital de San Francisco en Providence of God, ubicada en la parte norte de la ciudad de Río de Janeiro, tiene la función de ofrecer una atención de emergencia las 24 horas, con hospitalizaciones a corto plazo para pacientes en crisis, contribuyendo así a la reintegración del paciente en la sociedad de un seguimiento completo , intersectoriales y humanizados.

Durante la hospitalización, los pacientes y sus familias están acompañados por el equipo multidisciplinar del PAI compuesto por psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, nutricionistas, educadores físicos y clínica general. El movimiento de Reforma Psiquiátrica tiene como objetivo destacar la importancia de la inserción del trabajador social en los servicios de salud mental, y por lo tanto es esencial discutir el desempeño de la categoría en este espacio de trabajo, especialmente en el ámbito intersectorial e interdisciplinario, la realidad de los pacientes que son atendidos en el I.A. requiere una intervención profesional crítica, competente y humanizada, que sólo puede lograrse a través de un análisis adecuado de la realidad , el objetivo de este trabajo es presentar reflexiones sobre la intervención del trabajador social en el espacio interdisciplinario dentro de la salud mental.

La metodología abogada por la ejecución del estudio fue la investigación bibliográfica y descriptiva. En este contexto, las motivaciones que llevaron a la construcción de este artículo están estrechamente vinculadas a la experiencia de las actividades desarrolladas en la zona en cuestión.

DESARROLLO

1. SALUD MENTAL Y REFORMA PSIQUIATRÍA

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alude que no hay presencia de definiciones de organismos oficiales frente a la salud mental. Esto se debe principalmente a influencias culturales y subjetivas. En este sentido, Staub y Hoch (2013) entienden, en su estudio, que la salud mental debe ser vista como un estado de bienestar emocional y también psicológico. Por lo tanto, el sujeto debe ser capaz de hacer uso de diferentes habilidades emocionales y cognitivas, así como debe realizar diversas funciones sociales, y, aun así, debe responder a las múltiples solicitudes que la rutina diaria pide. Para Staub y Hoch (2013) y Lima y Neto (2005), el inicio del proceso de reforma psiquiátrica en el país se originó a partir del “Movimiento Sanitario” en la década de 1970.

Así, actuó a favor de cambiar los modelos de atención y gestión centrados en la salud, la defensa de la salud colectiva y la equidad en la prestación de servicios. Esta reforma puede entenderse como un proceso político y social complejo, ya que tomó forma de actores, instituciones y fuerzas de múltiples orígenes. Staub y Hoch (2013) y Lima y Neto (2005) destacan que debido a este carácter, se centró en todas las esferas: municipal, estatal y federal, así como en las universidades, en el mercado de servicios de salud, en consejos profesionales, en asociaciones de personas con trastornos mentales, en diversos movimientos sociales y en dominios marcados por la imaginaria social y la opinión pública. La Conferencia Regional sobre la Reforma de los Servicios de Salud Mental (2005) fue muy importante en este contexto.

A su vez, comprende un conjunto que ha tomado forma de transformaciones de prácticas, conocimientos y valores. Así, sostiene que es en la vida cotidiana, es decir, en la vida de las instituciones, servicios y relaciones interpersonales que la Reforma Psiquiátrica debe actuar. Así, fue un proceso marcado por impases, tensiones, conflictos e intereses diferentes. En el contexto brasileño, la reforma aprovechó su oportunidad en 1978. Fue un movimiento social en busca de los derechos de los pacientes psiquiátricos. La lucha se conoció como el “Movimiento de Trabajadores de Salud Mental” (STAUB; HOCH, 2013; LIMA; NETO, 2003; AMARANTE; NUNES, 2018). Fue formado por trabajadores del Movimiento Sanitario, familiares de pacientes, sindicalistas y personas con antecedentes de hospitalizaciones psiquiátricas.

La literatura señala que desde este movimiento, así como a través de diversas luchas, varios casos de violencia fueron reportados en los asilos, y también el modelo centrado en el hospital dirigido a la atención de las personas con trastornos mentales (STAUB) fue fuertemente criticado; HOCH, 2013; LIMA; NETO, 2003; AMARANTE; NUNES, 2018). Fue en este contexto que surgieron las primeras propuestas y sugerencias para que se implementaran acciones para reorientar la atención a estas personas con trastornos mentales. Basándose en estos ideales, en 1987, la 2a edición del Congreso Nacional de mtsm, celebrado en Bauru, en el estado de Sao Paulo, adoptó el lema “para una sociedad sin asilos”.

Los estudios de Carvalho (2010) y Souza (2015) indican que, aún en 1987, se celebró en Río de Janeiro la 1a edición de la Conferencia Nacional sobre Salud Mental. En este período, surgieron las primeras CAPS en el país. Su sede fue construida en Sao Paulo en 1987. En 1989, hubo un proceso de intervención por parte de la Secretaría Municipal de Santos (Sáo Paulo) en la Casa de Salud de Anchieta. La principal motivación para la intervención fue que este hospital era un lugar de maltrato de pacientes y también hubo muertes. Así, en Santos se implementaron centros de atención psicosocial (NAPS). Estos ofrecen atención las 24 horas a los pacientes. La experiencia de Santos se convirtió entonces en un hito en el proceso de reforma en la psiquiatría brasileña.

Así, en 1989, se instituyó un proyecto de ley propuesto por el congresista Paulo Delgado, pt/mg. Este fue admitido en el Congreso Nacional. La Ley propuso la regulación de los derechos de las personas con trastornos mentales, así como aboga por la extinción progresiva de asilos en Brasil. Los estudios de Carvalho (2010) y Souza (2015) destacan que este fue el comienzo de las luchas del Movimiento de Reforma Psiquiátrica en los ámbitos legislativo y normativo. En 1992, los movimientos sociales inspirados en este proyecto de ley pudieron aprobar, en varios estados brasileños, las primeras leyes que abogaban por la sustitución progresiva de camas psiquiátricas por una red integrada de atención de salud mental (MELGA-O, 2013; CARVALHO, 2010; FILHO et al, 2015; Alvarez; MARTINS, 2012).

Fue también durante este período que la política del Ministerio de Salud en materia de salud mental comenzó a seguir las directrices de la Reforma Psiquiátrica (MELGA-O, 2013; CARVALHO, 2010; FILHO et al, 2015; Alvarez; MARTINS, 2012). De esta manera, pasó a obtener pautas mejor definidas. La década de 1990 está marcada por el compromiso del país con la Declaración de Caracas, promovida en la 2a edición de la Conferencia Nacional de Salud Mental. Las primeras normas federales que regulan la implementación de servicios enfocados en la atención diaria basada en la experiencia de los primeros HOSPITALES CAPS, NAPS y Day están ahora en vigor en el país. También surgieron las primeras normas para la supervisión y clasificación de los hospitales psiquiátricos.

En 2001, después de 12 años de procedimiento en el Congreso Nacional, la Ley propuesta por Paulo Delgada fue sancionada. Sin embargo, la aprobación fue un sustituto del proyecto de ley original, ya que trajo cambios importantes en su texto normativo (FONTE, 2012; DIMENSTEIN et al, 2009; SOUZA, 2015; Alvarez; MARTINS, 2012; GONZALEZ, 2015; OLIVEIRA, 2013). Así, la Ley Federal de 2016 reorientó la atención de salud mental. Por lo tanto, existe un cierto privilegio al ofrecer tratamiento en los servicios comunitarios. Por lo tanto, prevé la protección de los derechos de las personas con trastornos mentales, pero no establece mecanismos claros frente a la extinción progresiva de los asilos. También hubo desinstitucionalización de personas con hospitalización a largo plazo.

Este proceso fue impulsado por la creación del “Programa Back home”. También se estableció una política de recursos humanos para la construcción de la Reforma Psiquiátrica (FONTE, 2012; DIMENSTEIN et al, 2009; SOUZA, 2015; Alvarez; MARTINS, 2012; GONZALEZ, 2015; OLIVEIRA, 2013). A continuación, se esbozaron las políticas sobre el alcohol y otras drogas. Para ello, se incorporó la estrategia de reducción de daños. En 2004, se celebró en Sao Paulo el primer Congreso Brasileño de Centros de Atención Psicosocial. 2.000 gorras trabajadores y usuarios se reunieron. Así, con la implementación, así como con la financiación de los Servicios Residenciales Terapéuticos (RTS) surgió en detrimento del proceso de desinstitucionalización y como componentes importantes para las políticas de salud mental.

Surgieron, sobre todo, para superar el modelo de atención centrado en el hospital psiquiátrico. En este sentido, la RTS, las residencias terapéuticas o, simplemente, las casas, son casas situadas en el espacio urbano que tienen como objetivo proporcionar asistencia a las personas con trastornos mentales y, por lo tanto, necesitan ayuda con frecuencia, ya sean procedentes de hospitales psiquiátricos o no. En resumen, con la aprobación de la Ley No 10.216/01, la Ordenanza No 336/MG fue adoptada el 19 de febrero de 2002. Esto, a su vez, regulaba los servicios para la sustitución del modelo centrado en el hospital. Con estos cambios en forma de tratamiento, el paciente mental, como se le llamaba, ahora se considera como un usuario sujeto de derechos, y por lo tanto digno de tratamiento.

Es posible concluir este capítulo afirmando que buscamos nuevas alternativas dirigidas a la atención de salud mental (FONTE, 2012; DIMENSTEIN et al, 2009; SOUZA, 2015; Alvarez; MARTINS, 2012; GONZALEZ, 2015; OLIVEIRA, 2013) desde la creación de CAPS, NAPS, Day Hospitals y Residencias Terapéuticas. Así, el nuevo concepto de salud mental comenzó a priorizar al sujeto y ya no a la enfermedad en sí. Así, este tema comenzó a ofrecerse un tratamiento más humano y de calidad. Se crearon dispositivos y espacios adecuados dirigidos a su tratamiento. Por lo tanto, es necesario adherirse a las acciones intersectoriales, así como a diversas políticas sociales para permitir una intervención interdisciplinaria que tenga como objetivo la integralidad cuando se asista al tema con trastornos mentales.

2. INTERSECTORIALIDAD, INTEGRALIDAD E INTERDISCIPLINARIEDAD

Con la promulgación de las Leyes 8.080 y 8.142, ambas de 1997, se implementó el Sistema Unificado de Salud (SUS) en Brasil. Esto, a su vez, se basa en el arte. 198 de la Constitución Federal de 1988 (BREDOW; DRAVANZ, 2010; SCH-TZ, 2009; APPEL, 2017). Las principales pautas del SUS son sobre la universalidad e integralidad de esto en el servicio a los usuarios. También aboga por la descentralización de los recursos y la regionalización. También tiene como objetivo servir, de una manera única, a cada región. En este sentido, la concepción de la salud va más allá de la idea simple de “ausencia de enfermedad”. Por lo tanto, la política sanitaria en Brasil se organiza de manera intersectorial para que sea posible hacer frente a los diversos factores que se manifiestan en el proceso de enfermedad a través, sobre todo, de acciones integradas.

La salud tiene como factores determinantes y acondicionadores, entre otros, la alimentación, la vivienda, el saneamiento básico, el medio ambiente, el trabajo, los ingresos, la educación, el transporte, el ocio y el acceso a bienes y servicios esenciales; los niveles de salud de la población expresan la organización social y económica del país (BRASIL, 1990).

Según la literatura, los aspectos sociales, económicos y culturales de una nación tienen un impacto directo en los niveles de salud de una población determinada (CAMPOS; CASTRO, 2004; BREDOW; DRAVANZ, 2010; SCH-TZ, 2009; APPEL, 2017). En este contexto, la salud se puede definir como el resultado de los modos de organización social de la producción. Los factores más diversos son, entonces, para ser aplicados. Estos, a su vez, requieren que el Estado asuma la responsabilidad de la aplicación de políticas sanitarias integradas con las demás políticas sociales y económicas exigidas por la población. Por lo tanto, el Estado tiene el deber de garantizar su eficacia, ya que también le corresponde garantizar que el sector de la salud promueva condiciones de vida más dignas a través, principalmente, del pleno ejercicio de la ciudadanía.

Sin embargo, es necesario destacar, con este estudio y según la literatura, que es extremadamente importante, la creación por parte del Estado de dispositivos, aparatos, herramientas, metodologías y similares para un combate eficaz, así como para la erradicación de factores que hacen que una o más personas se enfermen (CAMPOS; CASTRO, 2004; BREDOW; DRAVANZ, 2010; SCH-TZ , 2009; APPEL, 2017). También es necesario, además de la aplicación de políticas sanitarias integradas con las demás, es necesario caminar en busca de la intersectorialidad de las políticas sanitarias con otras demandas sociales. Por lo tanto, deben activarse diferentes mecanismos para que se haga hincapié en el trabajo compartido en el proceso de hacer frente a los problemas sociales. Intersectoriality for Campos and Castro (2004, p. 74) es:

Nada más que un proceso de construcción compartida, en el que los diversos sectores implicados se ven afectados por el conocimiento, los idiomas y las formas de hacer que no les son habituales, porque pertenecen o se encuentran en el centro de la actividad de sus socios. La Intersectorialidad implica la existencia de cierto grado de apertura en cada sector implicado al diálogo, estableciendo lazos de corresponsabilidad y co-gestión para mejorar la calidad de vida de la población.

Desde esta perspectiva, considerando al ciudadano de una manera sana, es decir, siendo sensible a sus necesidades individuales y colectivas, colabora con la ejecución de acciones efectivas encaminadas a la promoción de la salud (CEZAR; MIOTO; SCHUTZ, 2008; DIAS, 2010; CAMPOS; CASTRO, 2004; BREDOW; DRAVANZ, 2010; SCH-TZ, 2009; APPEL, 2017). También hay que destacar que la construcción de asociaciones con otros sectores, es decir, con las esferas de la educación, el trabajo, el empleo, la vivienda, la cultura, la seguridad, la alimentación es esencial. Así, la promoción de la salud depende, sobre todo, de la satisfacción de diversas necesidades sociales que se manifiestan a través de políticas y demandas. Estos no son diferentes en el sector de la salud. Por lo tanto, es necesario participar con otras categorías para que se resuelvan los factores negativos en el proceso de salud/enfermedad.

En el campo de la salud mental, la atención integral es un principio ético y político que implica la organización e implementación de la atención y prestación de servicios de tal manera que el usuario es plenamente atendido (CEZAR; MIOTO; SCHUTZ, 2008; DIAS, 2010; CAMPOS; CASTRO, 2004; BREDOW; DRAVANZ, 2010; SCH-TZ, 2009; APPEL, 2017). Busca, pues, superar la fragmentación en la prestación de atención. Para ello es necesario una amplia comprensión que sufre los factores que hacen que el sujeto obtenga un dulce. En este sentido, la Política Nacional de Promoción de la Salud sostiene que la integralidad debe ir más allá de la articulación de estrategias dirigidas a la producción sanitaria. Por lo tanto, debe haber una comunicación más amplia para que las necesidades individuales y colectivas de los usuarios se entiendan mejor.

Sin embargo, es necesario desvincular una perspectiva estricta que se centre únicamente en la enfermedad, así como en los síntomas, y adherirse a una hebra que se ocupa del estudio de la historia del paciente, las condiciones de vida y las necesidades de salud (CEZAR; MIOTO; SCHUTZ, 2008; DIAS, 2010; CAMPOS; CASTRO, 2004; BREDOW; DRAVANZ, 2010; SCH-TZ, 2009; APPEL, 2017). Entonces debe entenderse que la integralidad no es sólo un concepto. Es una directriz que se adopta diariamente. Este proceso se puede lograr a través de la interdisciplinariedad. Esto, a su vez, debe centrarse en métodos que hagan hincapié en la reconstrucción del desempeño del trabajador social. Es esencial presentar objetivos y estrategias para hacer más eficiente este servicio. El trabajo en equipo es un poderoso aliado para lograr la interdisciplinariedad.

Para lograr buenos resultados, los equipos deben estar compuestos por profesionales de diferentes áreas, y por lo tanto, su especificidad debe ser respetada, así como es necesaria para asegurar la multidisciplinaridad de sus tendencias con el fin de intercambiar experiencias (CEZAR; MIOTO; SCHUTZ, 2008; DIAS, 2010; CAMPOS; CASTRO, 2004; BREDOW; DRAVANZ, 2010; SCH-TZ, 2009; APPEL, 2017). Desde esta perspectiva, los desafíos más recurrentes en la práctica de los trabajadores sociales están relacionados principalmente con la aplicación de políticas sociales. Estos deberían, entonces, proporcionar un mejor acceso a las redes institucionales para que los usuarios se sientan apoyados en los ámbitos más diversos. En el ámbito de la Salud Mental, es garantizar la realización de derechos desde redes de apoyo que involucran equipos multidisciplinares.

A partir de los estudios de Vasconcelos (2008) y Machado (2007) es posible concluir este capítulo indicando que la multidisciplinaridad debe concebirse a partir de prácticas de desinstitucionalización. Por lo tanto, las instituciones deben adherirse a acciones más humanizadas en el proceso de tratamiento terapéutico. En este sentido, el trabajo del trabajador social que proporciona atención de salud mental debe entender las actitudes interdisciplinarias. Esto, a su vez, implica el desarrollo de diversas habilidades, habilidades, conocimientos y prácticas. Por lo tanto, se deben priorizar los principios de integralidad, intersectorialidad y contabilidad para que sea posible contemplar o acercarse a individuos y/o grupos tanto como sea posible en un todo y amplio.

3. RENDIMIENTO DEL TRABAJADOR SOCIAL EN EQUIPO MULTIDISCIPLINARIO EN SALUD MENTAL

El ámbito de la Salud Mental es un espacio muy rico para la práctica profesional, en el que el trabajador social trabaja con otros profesionales desde una perspectiva interdisciplinaria. Como se ha comentado anteriormente, la interdisciplinariedad implica una acción conjunta de las diferentes áreas del conocimiento, la mezcla de este conocimiento y el reto de preservar la particularidad de cada profesión. El Código de ética del trabajador social, en conjunto con la Ley de Reforma Psiquiátrica, destaca la necesidad de enfatizar la interdisciplinariedad tanto en el desempeño profesional como en la prestación integral de salud mental al usuario, que rompe con la fragmentación de la atención. Así, se subraya que la definición de una salud amplia comprende en la búsqueda de un diálogo entre las diferentes categorías profesionales, desde la enseñanza hasta la materialización de las acciones.

Según Vasconcelos (2008), la Reforma Psiquiátrica rompió, expresivamente, con los conocimientos tradicionales, y así abrió espacio para la práctica de acciones interdisciplinarias. El estudio en cuestión también alude que aunque cada profesión tiene su propia caracterización, en términos de cultura, práctica, estrategias y conocimientos diferenciados, es necesario que los equipos busquen continuamente re-elaborar una cultura profesional más flexible y abierta para trabajar de manera interdisciplinaria. Las reflexiones de este artículo se basan en la realización del trabajo social en el equipo multidisciplinar del Centro de Atención Integral (PAI) a la Salud Mental, sector del Hospital San Francisco en Providence of God, el público objetivo de este sector son personas con trastornos mentales y dependientes químicos en tiempos de crisis.

Actualmente el hospital es administrado por los hermanos de la Asociación y Fraternidad San Francisco de Assisies en la Providencia de Dios. Es un hospital muy importante a mencionar, ya que proporciona a los pacientes un tratamiento intersectorial e integral. Por lo tanto, se argumenta que el espacio socio-ocupacional de la salud mental, representado por el trabajo social, debe atenerse a todas las expresiones sociales, especialmente las que surgen de la exclusión de la persona con trastornos mentales. Cabe destacar que, durante muchos años, estos temas fueron etiquetados como personas peligrosas e incapaces, y por lo tanto deben ser excluidos de la sociedad y mantenidos permanentemente en asilos. Desafortunadamente, incluso hoy en día, el estigma social y los prejuicios rodean la vida de estas personas, así como de sus familias.

La reforma psiquiátrica abre un campo oportuno para el Trabajo Social debido a su organización social política, presentando la necesidad de que los profesionales trabajen en este ámbito. Bisnieto (2009) observa los desafíos actuales presentes en la práctica del Trabajo Social en el área de la salud mental. Destacando avances significativos, relacionados con la viabilidad de conocimientos y metodologías que fomentan la práctica profesional. Para Bisneto (2009), el profesional necesita articular, no sólo con la categoría profesional, sino también con el equipo multidisciplinar, ampliando una visión crítica sobre el proceso de trabajo de salud mental, la realidad social, la relación entre el desarrollo del capitalismo y la creciente existencia de trastornos mentales y el uso de sustancias psicoactivas.

Por lo tanto, es necesario aprehender al sujeto en su integralidad, considerando su relación con el entorno en el que se inserta. Algunos de los objetivos del trabajo social en salud mental, especialmente durante un periodo de hospitalización del paciente, trabajando conjuntamente con el equipo multidisciplinar, son: conocer y analizar la realidad social del paciente, con el objetivo de identificar críticamente las manifestaciones de la cuestión social presente en la vida de este individuo; desarrollar estrategias de intervención junto con los familiares de los pacientes con el fin de fortalecer los lazos familiares; identificar y consolidar mecanismos de apoyo y protección, buscando la reinserción social de los usuarios, el rescate de la ciudadanía y la experiencia de hábitos saludables; métodos que permitan identificar los derechos de los pacientes y permitir su defensa y universalización.

En la práctica profesional, el trabajador social realiza su intervención en el contexto de las relaciones sociales, por lo que, para un desempeño efectivo, debe buscar una visión amplia, dada a través de una lectura de la realidad. Vasconcelos (2012) señala que la trabajadora social señala los determinantes sociales y establece las relaciones y conexiones necesarias entre las diferentes especialidades profesionales y la cuestión social de la persona a la que se asiste, sin embargo, aunque las expresiones de la cuestión social son objeto de intervención del trabajador social, no deben ser objeto de atención únicamente de esta categoría, ya que esto limita y perjudica la viabilidad de las políticas sociales en la dirección de los intereses y necesidades de los usuarios. Por lo tanto, “la cuestión social, si es objeto de preocupación y acción de los trabajadores sociales, no es objeto exclusivo de su responsabilidad”.

Según Bisneto (2007) las implicaciones existentes entre el problema social y la salud mental se producen en dos direcciones: los problemas sociales pueden desencadenar problemas mentales y el individuo que sufre de problemas mentales ha agravado su problema social. El cuidado del trabajador social debe priorizar la realización de una escucha cualificada y amplia, que busca entender el contexto en el que se inserta el sujeto y los conflictos, retos, preguntas, temores y dudas que le involucran, no está “psicológicando” el servicio, sino reuniéndose con lo que propone el Proyecto ético Político de servicio social. Y que atribuye nuevas habilidades y conocimientos a la acción profesional, permite la captura de información con el fin de entender el tema en su totalidad.

Para concluir este estudio, vale la pena aclarar que el trabajador social no debe considerar sólo el tema o sus necesidades aparentes. Estas personas necesitan ser vistas más allá de la enfermedad mental que tienen. Por lo tanto, se deben superar las estimaciones y los servicios de la red de salud más articulados con la educación y la atención para que se logre la integralidad que se recomienda aquí. Sobre la base de la que aboga este estudio, se entiende que la pertinencia del Trabajo Social dentro de los equipos que trabajan de manera multidisciplinar en el área de Salud Mental se ha expandido significativamente en los últimos años, desde que la inclusión de usuarios y familiares en las políticas sociales ha aumentado. Estos comenzaron a insertarse en las acciones ciudadanas y, por lo tanto, comenzaron a tener un mejor acceso a los derechos. Sin embargo, estas demandas deben estar motivadas por el trabajador social.

CONCLUSIÓN

Las demandas de las personas con trastornos mentales y sus familias son variadas y difieren en diferentes etapas de la enfermedad, lo que presenta la necesidad de una atención integral, especialmente en casos de hospitalización, donde el apoyo del equipo multidisciplinar es indispensable. En este sentido, el trabajo de trabajo social tiene como objetivo promover y garantizar los derechos sociales de las personas con trastornos mentales, así como de sus familias. El actual debate del trabajo social en salud mental fue estimulado, principalmente por el proceso de Reforma Psiquiátrica Brasileña, ya que de este movimiento surge una nueva práctica profesional con el fin de ayudar a las personas en el sufrimiento mental en su totalidad, con el objetivo de rescatar los derechos de estas personas.

Depende de los profesionales de la salud mental, especialmente, el trabajador social considerar el contexto de la vida del sujeto y así aumentar la calidad de la atención, para ello el equipo multidisciplinar debe estar comprometido ética y políticamente con la Reforma Psiquiátrica, asegurando el tratamiento humanizado y la reintegración social del paciente. Basándose en los dispositivos teórico-metodológicos, ético-políticos y técnico-operativos, el trabajador social cuenta con las herramientas necesarias para la construcción y articulación de varios espacios de atención al usuario, así como el desarrollo de acciones dirigidas a mejorar los servicios, aumentar la participación y autonomía de los pacientes.

Por lo tanto, contribuir con reflexiones sobre el trabajo de la trabajadora social en un equipo multidisciplinar en salud mental permite nuevos debates sobre este tema, que sigue siendo tan complejo de discutir, sin embargo, este discurso es extremadamente importante para promover y fortalecer la integralidad en la atención, el desarrollo de la autonomía de las personas con trastornos mentales, la participación popular y, en consecuencia, la mejora de la calidad de vida del paciente y la superación de las expresiones de la cuestión social.

REFERENCIAS

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VASCONCELOS, A. M. A prática do serviço social: cotidiano, formação e alternativas na área da saúde. 8. ed. São Paulo: Cortez, 2012.

[1] Postgrado en Gestión de Políticas Sociales y Graduado en Trabajo Social.

[2] Máster en Trabajo Social; Especialización en Asistencia Social y Derechos Humanos;  Graduación en Trabajo Social.

Enviado: Julio, 2019.

Aprobado: Octubre, 2019.

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