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Arte con fines terapéuticos en pacientes de un anuncio CAPS en df

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CONTEÚDO

ARTÍCULO ORIGINAL

 SOUZA, Jean Carlos Marques [1], FERRARI, Andressa de França Alves [2]

SOUZA, Jean Carlos Marques. FERRARI, Andressa de França Alves. Arte con fines terapéuticos en pacientes de un anuncio CAPS en df. Revista Científica Multidisciplinar Núcleo do Conhecimento. Año 05, Ed. 03, Vol. 06, págs. 05-16. Marzo de 2020. ISSN: 2448-0959, Link de acesso: https://www.nucleodoconhecimento.com.br/salud/arte-fines-terapeuticos

RESUMEN

Debido al movimiento de reforma psiquiátrica, que buscaba reemplazar las instituciones de residencias de ancianos por una red de atención territorial, surgió el CAPS. Son unidades de salud fundamentales para ayudar a las personas en la angustia mental. El presente trabajo tiene como objetivo informar de la experiencia de un grupo artístico de una de estas unidades: tapa CAPS Ad del Distrito Federal, así como tiene como objetivo exponer los efectos terapéuticos observados del uso del arte, teniendo como público objetivo pacientes en uso abusivo de sustancias psicoactivas. Se trata de un formato de informe cualitativo, descriptivo y de experiencia, y por lo tanto tiene las principales percepciones de las ocho reuniones. En vista de la necesidad de utilizar formas alternativas para el tratamiento adecuado, el arte se configura como un recurso terapéutico importante. Además, el arte se muestra como un medio para expresar la singularidad del individuo a partir de la externalización de los sentimientos, las experiencias y sus pretensiones. Por lo tanto, ayuda en la reinserción social, así como la rehabilitación psicosocial de las personas en apuros mentales.

Palabras clave: Terapia artística, salud mental, abuso de drogas, reintegración social, rehabilitación psicosocial.

1. INTRODUCCIÓN

Según Feitosa et al (2010), la reforma psiquiátrica comenzó en algunos países europeos. Su principal objetivo era cambiar la lógica de atención de la salud mental, que hasta entonces estaba marcada por la segregación. Era necesario repensar y reemplazar las instituciones manicomiais, además de modificar la forma en que la sociedad entendía la locura. Este movimiento dio paso a la discusión del estigma de la locura y problemaizó la exclusión histórica del loco. También según Feitosa et al (2010), en Inglaterra, después de la Segunda Guerra Mundial, se buscaron transformaciones en el modelo de salud mental, teniendo como uno de los principios la calificación de la psiquiatría, con cambios provenientes del hospital. Con el objetivo de estos cambios, se crearon comunidades terapéuticas, cuyos empleados involucrados con la asistencia discutieron, en grupos, el funcionamiento de la institución y el proceso terapéutico.

No se refiere aquí al término homónimo y actualmente conocido en Brasil. Estos se basan en el tratamiento de la abstinencia obligatoria, con carácter religioso e higiénico, y así promover la exclusión social debido a largos períodos de hospitalización, según Bolonheis-Ramos y Boarini (2015). Por otro lado, pretendían acercar al paciente a las discusiones relacionadas con sus tratamientos, descentralizando el poder del médico, involucrando a enfermeras, familiares y al propio paciente y estimulando la autonomía de estas personas (FEITOSA et al, 2010). Según Feitosa y et al. (2010), en Francia, durante la Segunda Guerra Mundial, el Hospital Saint-Alban acogió a los refugiados de esta guerra, y también fue de donde Francisco Tosquelles lideró el movimiento de la experiencia francesa de la reforma, conocida como Psicoterapia Institucional.

En este movimiento, buscamos los ideales y la función terapéutica que, según Tosquelles, se había perdido. Otro movimiento francés que debe mencionarse es el Sector Psiquiatría, que tenía la intención de estructurar un servicio público y también realizar tratamientos de equipos multidisciplinarios, trabajando en una zona geográfica a través de las demandas locales, centrándose en la prevención y tratamiento de enfermedades mentales, incluso después del alta hospitalaria, evitando así la hospitalización y readmisión. Según Feitosa et al (2010), en Italia, el movimiento de reforma psiquiátrica es la Psiquiatría Democrática, conocida por ser la única que abolió las hospitalizaciones en hospitales psiquiátricos, en un proceso de alta hospitalaria, y, por lo tanto, hubo una reducción gradual en el número de camas y la creación de servicios en la comunidad, que es la definición de desinstitucionalización.

Franco Basaglia, principal precursor del movimiento italiano, propuso, en la década de 1960, cambios en el Hospital Psiquiátrico de Gorizia, con el objetivo de transformarlo en una comunidad terapéutica, en la línea de lo ocurrido en Inglaterra. Sin embargo, observó la necesidad de cambios más profundos en el modelo de cuidado. En la década de 1970, como director del Hospital Psiquiátrico de la ciudad de Trieste, comenzó el proceso de cierre de dicho hospital, proponiendo la sustitución del hospital y el tratamiento mental por una red de atención territorial. El movimiento de reforma psiquiátrica brasileña tuvo una fuerte influencia y siguió el modelo italiano (VIEIRA et al, 2018). El proyecto de ley No 3.657, de 1989, fue presentado por Paulo Delgado en la Cámara Federal y procesado durante doce años hasta la sanción de la Ley de Reforma Psiquiátrica, conocida como Ley No 10.216/2001.

Esta ley se ocupa de la protección y los derechos de las personas con trastornos mentales, además de revisar el modelo de atención de salud mental. Proporciona, entre otras cosas, el derecho a ser tratado con humanidad y respeto, sólo en beneficio de su salud, con el objetivo de su recuperación mediante la reinserción social. Por lo tanto, la reforma psiquiátrica brasileña denuncia asilos, exclusión social, violencia y el ojo patológico. Llevar la propuesta de una red de atención dentro de una comunidad, tiene como objetivo reinsertar, socialmente, a través del trabajo, la cultura y el ocio, permitiendo la libertad de elección, en relación con el tratamiento, el individuo en el sufrimiento mental, adoptando ahora una mirada biopsicosocial (BARROSO; SILVA, 2011). Para que esto sea posible, la salud mental en Brasil cuenta con servicios sustitutivos para hospitales psiquiátricos, que son Centros de Atenção Psicossocial (CAPS), servicios de atención especializada para personas en grave angustia psicológica, con el objetivo de favorecer el ejercicio de la ciudadanía y la inclusión social de los usuarios y sus familias.

Según Amarante y Nunes (2018), el CAPS se define como una unidad sanitaria local responsable de cubrir una población definida por el nivel local, y por lo tanto ofrece atención intermedia entre la red ambulatoria y la hospitalización. CAPS Ad es un servicio especializado en el cuidado de personas que abusan del alcohol y otras drogas, con un enfoque en los trastornos resultantes de este uso y dependencia de sustancias psicoactivas (BRASIL, 2004). Este tipo de CAPS realiza recepciones diarias, atención individual, talleres terapéuticos, además de contar con camas de descanso con el objetivo principal de seguimiento integral, con el objetivo, entre otras cosas, de desintoxicación. Actualmente, uno de los problemas a los que se enfrenta la sociedad se refiere al uso problemático del alcohol y otras drogas, considerado un desafío en términos de salud pública y el desarrollo de políticas públicas para ayudar a estas personas.

Se sabe que el consumo de sustancias psicoactivas siempre ha existido en la evolución histórico-cultural del hombre, sin embargo, el aumento en el uso abusivo y problemático de estas sustancias y sus repercusiones han sido recurrentes y preocupantes, según Lima et al (2009). La complejidad de tratar a las personas que abusan de sustancias psicoactivas indica la necesidad de considerar el uso de prácticas alternativas. Las Prácticas De Salud Integrativas y Complementarias se pueden utilizar como un mecanismo natural para la prevención de enfermedades, la recuperación de la salud y el manejo de los síntomas relacionados con el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad (BRASIL, 2015). En Brasil, la Política Nacional de Práticas Integrativas e Complementares en el SUS (PNPIC) comenzó a partir del cumplimiento de las directrices y recomendaciones de varias conferencias nacionales de salud y se basó en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esta política nace de la necesidad de conocer, apoyar, incorporar e implementar experiencias ya desarrolladas en la red pública del país (BRASIL, 2015). Entonces, Ordenanza No. 849, de 27 de marzo de 2017, incorporó efectivamente algunas prácticas integrativas (como Terapia Artística, Terapia Musical, Reike, Biodance, Danza Circular, Meditación, entre otras) en el SUS, incluyéndolas en la Política Nacional de Práticas Integrativas e Complementares. Una de las formas alternativas que ayudan en el tratamiento es el uso del arte, especialmente para aquellos que tienen alguna dificultad para verbalizar sus emociones y sentimientos, o incluso para aquellos que tienen alguna dificultad en la adhesión a las terapias convencionales. Por lo tanto, el arte puede convertirse en un recurso importante para las personas con necesidades debido al abuso de sustancias psicoactivas (CORREIA; TORRENTE, 2016).

Según Lima y et al (2009), el uso del arte como recurso terapéutico en individuos con problemas debidos al consumo de drogas es un proceso terapéutico predominantemente no verbal, basado en las artes visuales, y así acoge al ser humano y toda su diversidad, complejidad, dinamismo y le ayuda a encontrar nuevos significados para su vida, con el objetivo de su reinserción social. En un informe de experiencia, sobre un estudio de pintura abierta en un hospital psiquiátrico en 1946, Nise da Silveira abordó la importancia de usar la pintura en pacientes esquizofrénicos. En vista de la dificultad de la comunicación verbal de estos pacientes, debido a que las verbalizaciones son raras en ese momento, se ofrecieron actividades que permitieron la expresión de experiencias, pensamientos, emociones e impulsos fuera del alcance de las elaboraciones de la razón y la palabra, según Silveira (1992).

La experiencia también nos muestra que la pintura puede ser utilizada por el paciente como un verdadero instrumento para reorganizar el orden interno y al mismo tiempo reconstruir la realidad (SILVEIRA, 1992). La intención era encontrar una manera de acceder al paciente, pero también era posible verificar que el acto de pintar tuviera efectos terapéuticos, en lo que consiste en tensar los disturbios internos. Las obras artísticas realizadas por los pacientes demostraron ser ricas en símbolos e imágenes, ya que son expresiones llenas de significados y constituyen su propio lenguaje simbólico, el objetivo principal del estudio principal de ese estudio. La teoría junguiana utiliza el lenguaje artístico y lo asocia con la psicoterapia. Jung consideraba la creatividad artística una función psíquica natural y estructurante, cuya capacidad curativa era formar y transformar contenidos inconscientes en imágenes simbólicas (JUNG, 1977).

Esta teoría utiliza dibujos o pinturas hechas libremente por los pacientes, sus sentimientos, sueños o situaciones de conflicto que se analizan como una simbolización del inconsciente del individuo o de la sociedad.  El uso de la música como recurso terapéutico tiene una influencia en el ser humano en varios aspectos, ya sean físicos, cognitivos, emocionales o sociales. Los estímulos musicales pueden alterar la respiración, la circulación sanguínea, la digestión, la oxigenación y el dinamismo nervioso y humoral. También estimula la energía muscular y reduce la fatiga. Puede aumentar la atención, estimular la memoria, bajar el umbral de dolor y reducir el miedo y la ansiedad (BERGOLD; ALVIM, 2009). La meditación, a su vez, es una práctica de armonización de los estados mentales y la conciencia que aporta beneficios al sistema cognitivo, promoviendo la concentración, ayudando en la percepción de las sensaciones físicas y emocionales, estimulando el bienestar, la relajación y reduce el estrés, la hiperactividad y los síntomas depresivos (BRASIL, 2017).

El vínculo entre profesional y paciente puede ser conceptualizado como una estrecha relación personal entre profesional y paciente, con el fin de establecer relaciones de escucha, diálogo y respeto. Estos factores facilitan la continuidad del tratamiento, alterando así la calidad de la atención (BRUNELLO et al, 2010). A su vez, la definición del término “entender” se puede resumir en la capacidad de poner uno otro en el lugar del otro. Para entender, es necesario tener en cuenta la singularidad del individuo, porque su subjetividad es una manifestación de la vida total (MINAYO, 2012). Sobre la base del marco teórico presentado, es posible poner en marcha la cuestión fundamental de esta obra: ¿Cómo puede el arte, utilizado con fines terapéuticos y de convivencia, cooperar en el tratamiento de las personas con necesidades derivadas del abuso de sustancias psicoactivas?

2. OBJETIVOS

2.1 OBJETIVO GENERAL

Este trabajo tiene como objetivo general informar de la experiencia del uso del arte en un grupo creado para este fin, observando posibles efectos terapéuticos en personas con necesidades derivadas del abuso de sustancias psicoactivas, acompañado de un equipo multidisciplinar en un Centro de Atención Psicosocial de Alcohol y otras Drogas III del Distrito Federal.

2.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS

  • Proporcionar un espacio para la práctica cultural y la convivencia de los usuarios;
  • Percibir el vínculo entre usuarios y profesionales;
  • Comprender la externalización de los sentimientos del arte; Y
  • Observar los posibles efectos terapéuticos de la expresión mediada por el arte.

3. METODOLOGÍA

Este trabajo es cualitativo, descriptivo y en forma de informe de experiencia, y, para ello, se propone comprender las declaraciones de los pacientes, los productos finales de cada reunión y la experiencia de los facilitadores después de la experiencia de dicha actividad. Se utilizó la presentación de informes de experiencia, ya que, de esta manera, sería posible describir la relevancia del uso del arte con fines terapéuticos al informar de las experiencias. El grupo Art and Interaction comenzó en diciembre de 2018 y su finalización fue en abril de 2019, en CAPS Ad de Samambaia-DF, con la intención inicial de ser un espacio para la práctica cultural de los pacientes, con el objetivo de diversos fines terapéuticos. En un total de ocho reuniones, tuvieron lugar semanalmente, los miércoles, de 2 pm a 4 pm.

Después de las reuniones, se preparó un diario de campo, con las impresiones de los profesionales y percepciones de los beneficios para los pacientes. El público objetivo eran los pacientes que consumieron alcohol problemático u otras drogas, recibidos en el régimen de atención las 24 horas, que vivían en la Unidade de Acolhimento (UA), ubicada junto al CAPS, y aquellos que tenían en su singular plan terapéutico seguimiento en el modelo “diurno”. El único criterio para la inclusión en el grupo terapéutico era ser seguido en la institución por el equipo multidisciplinar. Se utilizó una de las gorras Salas del grupo  CAPS Ad equipadas con mesas y sillas, así como equipos de sonido y materiales para la producción artística: papel, crayones, crayones, pintura gouache y pincel.

4. DISCUSIÓN Y RESULTADOS

En cuanto a la experiencia con el público objetivo, cabe reiterar que durante las actividades que deberían mencionarse se han encontrado algunas dificultades, como, por ejemplo, el apoyo del grupo bajo, tanto de los pacientes de plena acogida como de seguimiento diario; la disminución en el nivel de conciencia debido a las drogas psicotrópicas utilizadas en el tratamiento; la negativa a realizar cualquier actividad propuesta y la disminución de la concentración durante las reuniones. En las reuniones se han preparado actividades predespitadas y semiestructuradas. Sólo se propuso un tema con la intención de guiar las producciones artísticas, dejando a los pacientes libres para expresar sus emociones a través del arte. Al final de las reuniones, se pidió a los pacientes que hicieran una interpretación de su trabajo, reflexionando sobre su significado y exponiéndolo al grupo.

El grupo comenzó sin un nombre definido, por lo que invitamos a los pacientes a explicar la propuesta de las próximas reuniones y a realizar una encuesta de ideas para posibles nombres de grupos. Fue sugerido, por uno de los pacientes, el nombre “Arte e Interacción”, a la vista de la propuesta de producción artística y la convivencia entre profesionales y pacientes mismos, como ocurrió en Inglaterra tras la aparición de comunidades terapéuticas, cuyos implicados en la asistencia discutida en grupo el funcionamiento de la institución y el tratamiento de los pacientes (FEITOSA et al, 2010). El entonces denominado grupo “Arte e Interacción” propuso pensar en el proceso de rehabilitación psicosocial y reinserción social. De acuerdo con lo dispuesto en la Ley 10.216 de 2001, un hito de la reforma psiquiátrica en el país, era necesario repensar el modelo manicomial y la historia de la exclusión social que representa este modelo (BARROSO; SILVA, 2011).

La elección del nombre del grupo, realizada, por lo tanto, junto con los pacientes, tuvo en cuenta la historia de la segregación de los pacientes en el sufrimiento mental, buscando, para ello, estimular la autonomía colocándolos en una posición activa, desde el punto de vista del proceso terapéutico. En la primera reunión, además de elegir el nombre del grupo, se propuso hacer un diseño de tema libre.  A partir de esto se produjo un dibujo abstracto, con pintura de gouache azul y amarillo, que representaba el agua y el sol de su tierra natal, otro dibujo retrataba a personas que representaban a miembros de la familia y había otro dibujo de un personaje de cómic. Los dibujos abordaban recuerdos de familiares y recuerdos de la infancia, además de evidenciar una dificultad de los participantes para hablar sobre el producto final de la actividad propuesta.

Al igual que lo que ocurrió con Nise da Silveira en su estudio de pintura, fue posible percibir la función terapéutica del arte, visto como una forma alternativa de expresión de experiencias y emociones, que no sería racionalmente elaborada, es decir, estarían en el inconsciente (SILVEIRA, 1992). Incluso con la dificultad de la comunicación verbal observada durante la explicación de lo producido, fue posible percibir la importancia de utilizar el arte como un recurso terapéutico, permitiendo a los pacientes acceder a sus sentimientos, formándolos. Debido a la necesidad de abordar los sentimientos, en la segunda reunión se propuso que los participantes se basaron libremente en algún tema relacionado con su vida. Ocasionalmente, había negativa a participar, debido al tema o la forma de participar, pero durante la reunión, al ver que todos estaban involucrados de alguna manera con la actividad, decidieron participar.

Se produjeron obras que evidenciaban traumas y distanciamientos de la vida familiar. Manifestar sentimientos utilizando el arte es una forma lúdica, predominantemente no verbal, de comunicación, que proporciona las herramientas necesarias para exteriorizar emociones que pueden no tener un lugar, dándoles sentido, ayudando así en la reintegración social del individuo en el sufrimiento mental (LIMA et al, 2009). En vista de la agitación de los pacientes percibidos al comienzo de las reuniones, era necesario buscar técnicas alternativas de relajación. Por lo tanto, al comienzo del tercer encuentro, se propuso una meditación guiada para la relajación que sería utilizada como desencadenante de la producción artística, cuyos pacientes tendrían que reproducir un momento en sus vidas que traería buenos recuerdos. Todos dibujaron un paisaje verde, con lagos o ríos, de acuerdo con el tema traído en la meditación guiada. También reportaron una sensación de bienestar y calma después de la actividad.

La meditación se incorporó al SUS de la Ordenanza n.849 del 27 de marzo de 2017, y fue incluida en la Política Nacional de Prácticas Integrativas y Complementarias. Aporta varios beneficios al sistema cognitivo estimulando el bienestar, ayudando en la percepción de sensaciones físicas y emocionales, mejorando la concentración y reduciendo el estrés y los síntomas depresivos (BRASIL, 2017). Tales beneficios eran esenciales para la elección de esta práctica como desencadenante de actividades, por lo que ayudó en el proceso de relajación y proporcionó una mayor conexión con los sentimientos. En el cuarto encuentro, se solicitó una producción artística con respecto a su profesión. Hubo dibujos que demostraron la actividad laboral previa, además de la exposición del deseo de volver a las profesiones ya ejercidas en algún momento de la vida, a través de comentarios realizados durante las interpretaciones de los dibujos.

Fue posible percibir una disminución de las funciones cognitivas de los pacientes debido a la medicación, lo que dificultó la continuación de las actividades. Luego surgió la idea de usar la función de sonido. También incluido en el SUS en 2017, desde el PNPIC, la música, utilizada como recurso terapéutico, puede alterar la respiración y la circulación sanguínea, reduciendo así la fatiga, entre otros beneficios (BRASIL, 2017). Además, estimula la memoria y la atención, luchando contra el miedo y la ansiedad (BERGOLD; ALVIM, 2009). Al verificar el aumento de la atención de los pacientes, acompañado de un mayor interés en realizar las actividades propuestas, el recurso sonoro se utilizó en todas las reuniones posteriores. En la quinta reunión, colectiva y libremente en una sola tarjeta, se solicitó un solo producto final para trabajar en cuestiones cognitivas, así como la organización del tiempo y el intercambio de espacio.

Se produjeron dibujos propios y únicos, haciendo referencia a la memoria de la infancia, las relaciones familiares y amorosas, conflictivas o no, además de algunas historias vividas. Hubo un movimiento por parte de los facilitadores para considerar que todas las obras eran valiosas. Este punto es importante en la búsqueda de entender al paciente, porque cada obra representa el significado del individuo en su conjunto, incluso si una obra se acerca a un sentimiento o experiencia específica. Según la literatura, para entender al individuo es necesario entender su singularidad, y su subjetividad es una manifestación de vida total, según Minayo (2012).  En la sexta reunión, varias figuras cortadas de revistas se ofrecieron de antemano, y por lo tanto cada paciente eligió la figura de interés y produjo un dibujo relacionado: una continuación de esta figura o parte de ella.

La imaginación libre hizo posible conocer las historias individuales. Era posible percibir alegrías, sufrimientos y reflexiones sobre las actividades cotidianas y la vida humana, como el hambre y el proceso de envejecimiento. Eventualmente, hubo una extravasación de las emociones a través del llanto durante las actividades, debido a los recuerdos de los conflictos familiares, y se requirió cuidado individual después del final del grupo. La sensibilización en exceso, acompañada de llanto o no, fue verificada en algunos momentos durante la actividad, estando presente tanto durante el proceso de realización del trabajo, como al informar su significado al grupo. Observando la degradación del humor y la angustia de algún participante individual, se ofreció una escucha cualificada, individualmente, para abordar tales sufrimientos y dar referencias al equipo multidisciplinario u otros servicios, si fuera necesario.

Durante las reuniones, se hizo notable la creación de lazos entre los actores que forman parte del grupo, debido al número de reuniones celebradas y los temas abordaban los sentimientos de una manera lúdica. Las producciones artísticas llenas de experiencias, que retrataban traumas, conflictos, ambiciones y emociones en la vida de los pacientes, sirvieron de puente para estrechar la relación entre paciente y profesional. Este vínculo desempeña un papel importante en la rehabilitación psicosocial, ya que facilita las ganancias en el seguimiento del proceso terapéutico (BRUNELLO et al, 2010). En la séptima reunión, los pacientes fueron organizados en parejas y orientados sobre la actividad, y cada uno comenzaría un dibujo, tomando 5 minutos para esta producción artística. Más tarde, el otro miembro del dúo trató de interpretar y continuar el dibujo durante otros 5 minutos. Finalmente, cada pareja explicaba el producto final de su trabajo.

Con esto, se trabajó la organización del tiempo y el espacio, además de la percepción del sentimiento a través del diseño del otro. En este encuentro, la producción más retratada fue de sus países de origen, con características naturales. Al darse cuenta de que los pacientes siempre se acercaban a su patria y familia en los dibujos, siendo muy recurrente en prácticamente todas las reuniones, se decidió realizar, en el octavo y último encuentro, una actividad con este tema. La propuesta era leer un poema que se dirigiera a la familia, las raíces y la patria, utilizando este poema para desencadenar la producción artística en este encuentro. Se retrató el deseo de fortalecer los lazos familiares.

A partir de la actividad, era posible percibir que el grupo no tenía como objetivo evaluar las producciones artísticas de los pacientes desde el punto de vista psicológico o, aún así, no estaba destinado a definir un significado para los productos finales en cada reunión, contrariamente al enfoque del enfoque Jungiano. Esto es utilizado por la producción de artes realizada por los pacientes para analizar la simbolización del inconsciente del individuo (SILVEIRA, 1992). El grupo “Arte e Interacción” pretendía utilizar el arte como medio para que los participantes tuvieran acceso a sus sentimientos y forme sus experiencias, convirtiéndose así en un importante instrumento terapéutico en la atención.

CONSIDERACIONES FINALES

En vista del propósito de este trabajo de reportar la experiencia de un grupo artístico de un anuncio CAPS Ad en el Distrito Federal, utilizamos el espacio para la práctica cultural de los pacientes para verificar los efectos terapéuticos del arte y su participación en el tratamiento de personas que abusan de sustancias psicoactivas. Desde la creación del grupo, el objetivo ha sido estimular la autonomía de los pacientes, colocándolos en una posición activa en sus tratamientos, pensando en el proceso de rehabilitación psicosocial así como presupone la lógica de la reforma psiquiátrica (FEITOSA et al, 2010). Corrreia (2016) está de acuerdo con el proceso terapéutico de los pacientes que abusan de sustancias psicoactivas en relación con la necesidad de utilizar vías alternativas para la adementación del tratamiento, constituyendo un importante recurso terapéutico.

En la misma dirección, otro marco teórico ratifica los efectos terapéuticos del uso del arte como medio de comunicación y expresión de sentimientos, especialmente en personas en apuros psicológicos (SILVEIRA, 1992). Como se observó durante las reuniones del grupo “Arte e Interacción”. Todavía en este sentido y teniendo en cuenta la dificultad de verbalizar los sentimientos de estos individuos (CORREIA; TORRENTE, 2016; SILVEIRA, 1992), el uso del arte podría ayudar en el proceso terapéutico, especialmente poniendo en la vanguardia sentimientos e ideas que estaban fuera del alcance de las palabras, organizándose internamente y formando estos sentimientos. Fue fundamental para que la experiencia de los residentes en salud mental y los organizadores perciban al grupo como una oportunidad para proporcionar a los participantes un espacio para la convivencia y la promoción de los lazos.

En vista de la historia de la exclusión social de estas personas, el espacio se configura como un incentivo para la reinserción y beneficioso para la continuación del proceso terapéutico, contemplando su rehabilitación psicosocial. En el contexto del marco teórico y a través de la observación durante las reuniones de grupo, se puede afirmar que el arte cumple su función terapéutica ayudando a la persona en el sufrimiento mental a expresar su singularidad, así como sus experiencias, emociones y pretensiones. Se basa, pues, en la declaración en la que se introdujo el marco teórico de que la expresión de la subjetividad es una manifestación total de un individuo (MINAYO, 2016). El uso del arte como recurso terapéutico es una forma de contribuir al tratamiento de las personas que abusan de sustancias psicoactivas. Se sugiere que el profesional de salud mental se apoye hijo en las prácticas integrativas en su conjunto, incorporando recursos como el arte en su práctica diaria. Con esto, proporcionarán beneficios en el proceso terapéutico de los pacientes, ayudando en la rehabilitación psicosocial.

REFERENCIAS

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BARROSO, S. N.; SILVA, M. A. Reforma Psiquiátrica Brasileira: o caminho da desinstitucionalização pelo olhar da historiografia. Rev. SPAGESP, v. 12, n. 1, p. 66-78, jun. 2011.

BERGOLD, L. B.; ALVIM, N. A. T. A música terapêutica como uma tecnologia aplicada ao cuidado e ao ensino de enfermagem. Esc. Anna Nery, v. 13, n. 3, p. 537-542, set. 2009.

BOLONHEIS-RAMOS, R. C. M.; BOARINI, M. L. Comunidades terapêuticas: “novas” perspectivas e propostas higienistas. Hist. cienc. saude-Manguinhos, v. 22, n. 4, p. 1231-1248, 2015.

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BRUNELLO, M. E. F. et al. O vínculo na atenção à saúde: revisão sistematizada na literatura, Brasil (1998-2007). Acta paul. enferm., v. 23, n. 1, p. 131-135, 2010.

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[1] Enfermera residente en Salud Mental, Escuela de Ciencias de la Salud (ESCS).

[2] Enfermera del Departamento de Salud del Distrito Federal (SESDF). Asesor y tutor del programa de Residencia en Salud Mental de ESCS.

Enviado: Fevereiro, 2020.

Aprovado: Março, 2020.

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Jean Carlos Marques Souza

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