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El papel de la enfermera obstétrica en el parto normal humanizado

RC: 98206
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CONTEÚDO

ARTÍCULO ORIGINAL

SILVA, Gabriella Barros [1], MENDONÇA, Tamires [2]

Silva, Gabriella Barros. Mendonça, Tamires. El papel de la enfermera obstétrica en el parto normal humanizado. Revista científica multidisciplinar núcleo do conhecimento. Año. 06, ed. 09, vol. 01, págs. 05-25. Septiembre 2021. ISSN: 2448-0959, enlace de acceso: https://www.nucleodoconhecimento.com.br/salud/el-parto-normal-humanizado

RESUMEN

El presente trabajo tiene como objetivo describir la importancia de las obstétricas durante el parto, estableciendo estrategias que faciliten la implementación de una atención más humanizada y en consecuencia libre de complicaciones consideradas irrelevantes, lo que proporciona una mayor independencia de las mujeres relacionadas con el parto. El problema de esta investigación buscó responder: ¿cómo contribuye la enfermera obstetra al parto natural humanizado? Este estudio tiene como objetivo comprender el papel de las enfermeras obstetras en el parto humanizado. Se trata de una investigación cualitativa de revisión bibliográfica y elaborada a través de la investigación bibliográfica, compuesta principalmente por artículos científicos, monografías, revistas, leyes y ordenanzas que se encuentran en la página web del Ministerio Público y el COFEN. Por ello, se concluye con este estudio que la enfermera obstetra es una de las profesionales con conocimientos que puede recuperar el parto como algo fisiológico, donde la mujer vuelve a ser el sujeto, el protagonista en el periodo del nacimiento de su hijo. De esta manera, contribuye al fortalecimiento de un nacimiento más humanizado.

Palabras clave: Humanización, Parto Normal, Enfermería Obstétrica.

1. INTRODUCCIÓN

Humanizar es pensar en los demás con compasión y respeto, es ser humano. Por lo tanto, se entiende que la humanización en el parto es brindar un cuidado completo a las mujeres y a su hijo, teniendo en cuenta sus voluntades y elecciones, buscando que la paciente se sienta segura, cómoda, acogida por los profesionales de la salud en el momento del parto, un momento esperado y lleno de emociones en la vida de una mujer (FIALHO, 2008).

La enfermería obstétrica juega un papel muy importante durante el parto, construyendo una atención humana y de calidad, generando cambios significativos en la atención del parto. La atención humanizada se basa en la atención dirigida a las mujeres embarazadas y sus familias, respetando a la mujer como protagonista del evento, ofreciendo el derecho a elegir la mejor manera de dar a luz, asegurando un lugar acogedor y posibilitando la presencia de un acompañante (VIEIRA et al., 2016).

Este trabajo busca justificar el desempeño de la obstétrica en el parto humanizado y mostrar cómo este profesional puede impactar directamente en la sociedad, buscando una manera de tratar de acabar con las interferencias irrelevantes en el parto, que pueden causar riesgos tanto para la madre como para el bebé. Es entender que la enfermera es quien identifica los problemas o dificultades en un parto y toma las decisiones si se producen complicaciones hasta la llegada del médico. Además, es demostrar lo segura e importante que es la elección de un parto humanizado para demostrar que, lo que está atascado en este tipo de parto es el vínculo madre-bebé.

El parto proporciona a la mujer y a su familia un momento de gran alegría, ansiedad, aprensión y miedo, poseyendo la necesidad de tener a su lado profesional preparados para ofrecerles apoyo físico y emocional, aclarando sus dudas y tranquilizándolas.Por lo tanto, ¿el estudio buscó responder cómo las obstétricas contribuyen al parto natural humanizado?

Este estudio tiene como objetivo general comprender el papel de las enfermeras obstetras en el parto natural humanizado. Sus objetivos específicos son: describir la necesidad de humanización en el cuidado del parto normal; presentar los beneficios que la atención humanizada aporta a las mujeres durante el parto y discutir el desempeño de la obstétrica.

Esta es una investigación cualitativa de revisión de la literatura. Este estudio fue elaborado a través de la investigación bibliográfica, pues se desarrolló a partir de material ya formulado, compuesto principalmente por artículos científicos, monografías, revistas, y también documentales, pues incluye Leyes y Ordenanzas que se encuentran en la página web del Ministerio Público y del COFEN. La investigación fue relevada en la base de datos de la Biblioteca Virtual en Salud (BVS) y Google Scholar, en las Bases de datos de literatura médica Analysis and Retrieval System Online (MEDLINE), como Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud (LILACS), Base de datos de enfermería (BDENF) y Scientific Electronic Library Online (SciELO). Para la búsqueda se utilizaron los siguientes descriptores: humanización, parto normal y enfermería obstétrica. En el filtrado de las palabras clave, se encontró un resultado de un total de 77 artículos. Los documentos con texto completo disponible se eligen como criterios de inclusión; artículos en portugués, que está disponible en su totalidad; y documentos con un plazo de once años (2007 a 2017). Tras el uso de los criterios de inclusión, se encontraron 47 artículos, donde se realizó la lectura analítica, seleccionando 15 artículos en la BVS, los cuales estaban de acuerdo con el tema a tratar. Este estudio también contiene 19 artículos de Google Academic y los 7 restantes son Ordenanzas, Leyes y Decretos que se encuentran en el sitio web del Ministerio de Salud, lo que resulta en una cantidad de 41 artículos. Los criterios de exclusión utilizados fueron documentos en un idioma extranjero; artículos duplicados en la base de datos; y documentos cuyo interés no fue objetivo para este estudio.

2. HUMANIZACIÓN EN EL PARTO NORMAL

Según Gonçalves (2008), la humanización debe entenderse, al menos, por dos puntos esenciales. La primera se refiere, que es deber de los hospitales y lugares de atención de salud realizar una adecuada acogida, con respeto e integridad, a la mujer embarazada, a sus familias y al recién nacido. Los profesionales de la salud deben ser la ética, el compañerismo, el cuidado, el seguimiento de las mujeres y las instituciones deben crear un ambiente donde puedan sentirse seguras y acogidas, rompiendo el aislamiento impuesto por la sociedad. En cuanto al segundo aspecto, se refiere a la admisión de acciones y métodos que aporten mejoras para el seguimiento del parto y posparto, evitando que se produzcan intervenciones irrelevantes, que, aunque habitualmente se practican, no aportan beneficios a la madre y al bebé, y que pueden provocar riesgos de vida.

El embarazo trae a la mujer modificaciones físicas a la formación del feto proporcionando a esta madre y a los miembros de la familia momentos de emoción, alegría, ansiedad y miedo, teniendo la necesidad de contar con cuidados y explicaciones exclusivas, especialmente el tipo de parto adecuado como la calidad en la atención obstétrica y las complicaciones que pueden ocurrir para la mujer embarazada y el niño (FEITOSA et al., 2017).

Así, en un intento por mejorar la calidad de la atención, se creó el Programa de Humanización Prenatal y del Nacimiento (PHPN), según lo dispuesto en la Ordenanza Nº 569, en el art. 1/6/2000, que tiene por objeto reducir la tasa de morbilidad y mortalidad materna e infantil, mejorar el acceso, la cobertura y la calidad de la atención prenatal, el parto y la atención posparto (MATOS et al., 2017).

Se observa que el rescate al parto natural se realizó para que pudiera brindar una mejor comodidad, seguridad y libertad a la mujer embarazada, donde pudo volver a opinar sobre cómo le gustaría ser entregada, lugar, posición e incluso el poder de elección de la acompañante para el momento del nacimiento del recién nacido, según lo previsto en la Ley 11.108/05, que regula la Ley de Acompañantes del Sistema Único de Salud (SUS) (SOUZA; GUALDA, 2016).

Según Velho, Oliveira e Santos (2010) la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desarrollado varios estudios sobre el parto normal y propaga que el propósito de esta atención es proporcionar la menor tasa de intervenciones, obteniendo así una madre y un niño sanos, es decir, tiene que haber una causa evidente para intervenir en el orden fisiológico.

El parto normal humanizado es importante para toda la sociedad, además de ser una forma segura, donde las mujeres y los niños son el punto clave para este proceso. En este tipo de parto lo que está atascado, según Vieira et al. (2016), es el vínculo madre-bebé, tan pronto como ocurre el parto el niño es entregado a su madre y solo después de no tener más latidos ni respirar que se corta el cordón umbilical y durante este tiempo las enfermeras tienen el papel de alentar a esta mujer a amamantar a su hijo, aumentando así el vínculo materno. También debe entenderse que también puede contribuir a la reducción de la mortalidad en el país que a menudo se debe por cesárea.

2.1 REDE CEGONHA (RED CIGÜEÑA)

Brasil se ha dedicado al desarrollo de políticas públicas, que están dirigidas a la humanización y calidad de la atención obstétrica y neonatal. Sin embargo, la disminución de la morbilidad y mortalidad materna e infantil sigue siendo un desafío, ya que aún tienen errores relacionados con la cobertura, debido a la insistencia en el patrón rutinario, en el que las mujeres son sometidas a conducta hospitalaria, quitando de su autonomía la técnica de parto y sometidas a procedimientos sin pruebas científicas que favorezcan su uso, a menudo inapropiado y que causa daños a la salud maternoinfantil (FUJITA; SHIMO, 2014).

Por estas razones, buscando garantizar un mejor acceso, cobertura y calidad de la atención a las mujeres embarazadas y los recién nacidos en el parto y el posparto, se creó la Red Cigüeña, bajo el Sistema Único de Salud, según lo dispuesto en la Ordenanza Nº 1.459/11, que consiste en:

En una red de atención que tiene como objetivo garantizar a las mujeres el derecho a la planificación reproductiva y la atención humanizada del embarazo, el parto y el puerperio, así como el derecho del niño a un parto seguro y a un crecimiento y desarrollo saludables, llamada Red Cigüeña (BRASIL, 2011, p. 109).

La Red añade la propuesta PHPN y, con ella, según Martinelli et al. (2014) tiene como objetivo promover la elaboración de un nuevo estándar de atención para la salud de las mujeres y los niños, desde el parto hasta los 24 meses; preparar la Red de Atención de la Salud Maternoinfantil para garantizar el acceso y la recepción; y disminuir la mortalidad materna e infantil, especialmente la mortalidad neonatal.

Es un modelo que asegura a la mujer y al recién nacido un cuidado de excelencia, garantizado y humanizado, evitando así el uso de intervenciones innecesarias durante el parto. El trabajo busca promover desde el cuidado de la familia, pasando por el momento de prueba de embarazo, atención prenatal, parto, puerperio, llegando solo a los dos años de vida del niño, según el Ministerio de Salud (2013).

Brasil (2017) anuncia que la tasa de cesáreas bajó en 2015 y cada año se ha ido estabilizando debido a la implementación de la Red Cigüeña que busca un parto humanizado normal, con asistencia total a mujeres embarazadas y la presencia de enfermeras obstétricas durante el procedimiento. Pero el número de cesáreas en Brasil, principalmente irrelevante, sigue siendo grande “que implica riesgos innecesarios tanto para la madre como para el niño, además de costos adicionales para el sistema de salud” (PINHONI, 2014, p.10).

2.2 EL CONJUNTO DE LA VIVIENDA COMO FORMA DE HUMANIZACIÓN

En 1800, los centros de salud se consideraban lugares marginados, que no ofrecían más que refugio para las personas con enfermedades mentales y aquellos con alguna infección debido al brote de una patología. La mayoría de las veces los pacientes enfermos fueron tratados en sus hogares, excepto en caso de cirugías específicas (ROSA et al., 2016).

En el siglo 20, el número de muertes de recién nacidos por enfermedades infecciosas y diarrea todavía era alto. Por esta razón, según Rosa et al. (2016), los hospitales comenzaron a tener una mirada más cuidadosa a estos temas, siendo así insertadas y mejor elaboradas incubadoras, que tuvieron como propuesta al principio preservar la salud del bebé, manteniéndolo en total aislamiento evitando su contaminación. Sin embargo, durante la década de 1940, se notó el daño que este aislamiento suponía para las madres que no se sentían preparadas, psicológica y emocionalmente, y no seguras para realizar su función materna fuera del hospital.

Por ello, en 1993 se aprobaron las Normas Básicas para la implementación del Alojamiento Conjunto, que tiene como objetivo humanizar el parto y acercar al niño a su madre después del parto, y así beneficiar la lactancia materna, reducir el peligro de contraer infección hospitalaria y motivar la incorporación del equipo multidisciplinario. Según Brasil (1993), el alojamiento conjunto se define como un sistema hospitalario en el que la figura materna y el recién nacido sano permanecen juntos 24 horas desde el nacimiento hasta el entorno hospitalario.

El alojamiento articular solo se adoptará si la madre no tiene ninguna enfermedad que le impida tener contacto con el bebé y si el recién nacido está bien de vitalidad, que sería más de 2 kilos, mayor de 35 semanas de gestación y apgar mayor de 6 en el minuto 5; capacidad de succión y control térmico (BRASIL, 1993).

Pilotto; Vargens y Progianti (2009) describen el alojamiento conjunto como un entorno que facilita el cuidado materno, en el que la madre comienza sus rutinas de cuidadora, despertando a las necesidades del recién nacido, al mismo tiempo que es atendida por enfermeras. Estos profesionales, en su mayoría, obedecen las leyes y normas establecidas por las instituciones que favorecen el cuidado de las necesidades físicas materno-infantiles, el celo profesional realizado en este espacio, además de permitir el avance materno.

Según Pasqual; Bracciali y Volponi (2009), los actos realizados en este sistema se benefician de la recepción de la maternidad y el intercambio de conocimientos entre las mujeres puérperas, concomitantemente en el que les proporciona una sensación de seguridad, comodidad, satisfacción haciendo que su ansiedad disminuya.

Es importante destacar que este entorno también permite la oportunidad de comunicación entre los profesionales de enfermería, la madre y el niño y sus familias. Faria; Magalhães y Zerbetto (2010) destacaron que una de las razones del daño dañino a la formación del vínculo entre madre e hijo fue que no prepararon a los profesionales de la salud para satisfacer las necesidades biológicas, psicológicas y sociales, además de las dudas de las parturientas. Sin embargo, en el contexto profiláctico, los actos más realizados por las enfermeras se basaron en estimular el patrón de acomodación articular, destacando la importancia de la lactancia materna durante la primera hora de vida del NB, así como animarlas a cuidarse a sí mismas y a sus hijos.

De acuerdo con las Normas Básicas, la Ordenanza MS/GM Nº 1016, de 26 de agosto de 1993, son deberes del equipo de enfermería, en el alojamiento conjunto:

desarrollar tareas en el contexto de la preparación de las mujeres embarazadas en la atención prenatal para el Sistema, estimulando el contacto materno-infantil temprano en la sala de partos y ayudando a las madres a comenzar a amamantar en la primera hora después del nacimiento y a pedido gratuito (BRASIL, 1993, p.5).

Los hospitales hoy en día tienen una mejor situación en relación con la ejecución de los partos, ya que expresan todo un mecanismo profesional y están listos para la asistencia de cualquier cambio en el proceso de parto, un hecho que no siempre ha estado presente (ROSA et al., 2016).

Así, se entiende que el modelo de Alojamiento Conjunto, según Véras (2010) es esencial para el progreso emocional que aparece en el contexto del contacto entre las personas, debido a asegurar el vínculo materno-infantil durante los primeros días de vida, proporcionando una buena convivencia entre ellas y la mejora de las prácticas relacionadas con la maternidad y el cuidado. Además de mostrar mejoras relacionadas con la reducción de infecciones hospitalarias, relacionadas con la convivencia y celo que ofrecen las madres a sus hijos.

3. ATENCIÓN HUMANIZADA A LA MUJER EN EL PARTO

Asistencia a las mujeres durante el parto, según Campos et al. (2016) fue realizada a lo largo del tiempo por Caboclas, portuguesas y negras, llamadas parteras, que realizaban sus servicios empíricamente, pero sin conocimiento científico. Estas podrían ser madres, amigas, vecinas o personas elegidas en las comunidades, consideradas más experimentadas en el rol. Las parteras, además de dar a luz, seguían cuidando enfermedades que a menudo eran afectadas por las mujeres durante el embarazo y, aun así, seguían siendo responsables de realizar brujerías, promover el aborto y cometer la muerte de bebés.

Según Rosa et al. (2016) el pensamiento de ese momento fue valorado por el contacto materno-infantil después del final del parto, por lo tanto, los nacimientos que ocurrieron en el hogar permitieron que el recién nacido fuera calentado y amamantado por la madre después del parto. Sin embargo, casi ningún hospital ofrecía camas para mujeres embarazadas y guarderías.

Según Menezes; Portella y Bispo (2012) hasta el siglo XVII era exclusivo de las mujeres para realizar el parto, en este momento la mortalidad materno-infantil era muy alta, debido a los riesgos de enfermedades y complicaciones que podían ocurrir durante el procedimiento, porque no había obstetricia y ginecología como especialidad, y cuando tenían alguna interferencia o algún riesgo de que se utilizara la presencia de un cirujano o médico, porque son considerados hombres groseros e ignorantes. Sin embargo, con los avances tecnológicos, el parto dejó de ser realizado por mujeres y comenzó a ser realizado por médicos cirujanos.

En el siglo 20, con la transformación del parto, este evento comenzó a ser visto por la sociedad como un método patológico que necesitaría ser controlado para que la muerte materna y del bebé no ocurriera. Así, las parteras comenzaron a ser criticadas y perdieron el espacio para realizar el parto, por lo que según Menezes, Portella y Bispo (2012) el parto comenzó a realizarse en hospitales públicos, donde los médicos realizaban el procedimiento quirúrgicamente.

Por lo tanto, las mujeres no dan una opinión sobre la forma en que les gustaría tener a su hijo, ya no se vive en privado e íntimamente, dejando así a la mujer como protagonista del procedimiento realizado para convertirse en un proceso público con presencia masculina. Según Campos et al. (2016) se ven obligadas a retirarse de la comodidad de su hogar y de la presencia de sus familias para dar a luz en un lugar frío y desconocido, donde profesionales que no pasan seguridad y confianza a esa madre realizarían el parto, sin al menos pedir permiso y explicar lo que se estaba haciendo, realizando diversas intervenciones y procedimientos dolorosos, como si el parturient fuera un objeto.

Según Diniz (2005 apud SILVA et al., 2016, p. 5), la cesárea ha liderado en todo el mundo desde mediados del siglo XX, especialmente después de la implementación de la anestesia. Sin embargo, todavía hay un aumento en la tasa de mortalidad materno-infantil, lo que trae costos adicionales al sistema de salud, que podrían prevenirse si tuviera una mejor condición de vida para estas mujeres relacionada con la atención integral de la salud y, principalmente, la atención a las mujeres embarazadas durante el embarazo. Es por ello que en varios países se han producido movimientos a favor de la humanización del parto.

A finales de la década de 1990, se crearon dos programas destinados a asistir a las mujeres embarazadas en la atención prenatal y posparto, como el Programa Nacional para la Humanización de la Atención Hospitalaria (PNHAH) y el Programa de Humanización Prenatal y del Nacimiento (PHPN), haciendo más amplio el acceso a los servicios de salud y con atención de calidad, con el mínimo de procedimientos invasivos (DAVIM et al., 2016).

La humanización de las embarazadas es un modelo que se va convirtiendo progresivamente en realidad. Humanizar es ofrecer una atención de excelencia a las mujeres a través de la reducción del dolor, ofreciendo un entorno seguro, bienestar físico y emocional, la autonomía de elegir cómo generar a su hijo, ofreciendo un apoyo material, personal y emocional esencial para que la embarazada, recién nacido y acompañante pase por toda la etapa de una manera tranquila y feliz (FIALHO, 2008).

Según Rios y Vieira (2007) el embarazo es una de las fases en la vida de la parturienta, en la que presenta una serie de sentimientos, es durante el embarazo que, si se desea, produce felicidad, si no se desea es capaz de causar asombro, infelicidad, e incluso negación. Según Durães-Pereira et al. (2007), en este ciclo gestacional, puede ocurrir un cambio en el carácter de la mujer, y debido a su agotamiento y aprensión, necesita el apoyo de personas calificadas.

La atención adecuada a las mujeres embarazadas en el momento del parto, según Fialho (2008), es un paso inevitable para garantizar que pueda desempeñar el papel de madre con confianza y tranquilidad, este es un derecho esencial de cada mujer embarazada. Los profesionales de la salud deben estar preparados para cuidar a la parturienta, a su acompañante y a su familia, respetando toda la importancia de esta etapa. Esto debería ayudar en la construcción de un vínculo más intenso con la mujer embarazada, pasando por la seguridad y el bienestar.

Humanizar el cuidado de la mujer y sus familias, en la condición de parto y parto, constituye respetar el período de la mujer embarazada en el proceso de parto, prevenir procedimientos irrelevantes determinados por las prácticas hospitalarias y admitir los factores culturales particulares de la mujer. Por lo tanto, se vuelve esencial escuchar lo que las mujeres embarazadas sienten sus aflicciones y temores de tal intensidad que el parto puede ocurrir de la manera más natural posible, permitiendo que las rutinas irrelevantes que pueden resultar constantemente en resultados contrarios por el resto de la vida de un niño, se reconsideren en adaptación a las esperanzas de las mujeres, que apuntan, en este delicado período, a una esfera agria por el cuidado (FRELLO; CARRARO, 2010).

3.1 LA IMPORTANCIA DE UN COMPAÑERO PARA LAS MUJERES EN EL PARTO

La experiencia del nacimiento se señala como una experiencia especial en la vida de mujeres y hombres. Por esta razón, es esencial considerar el período de parto como un evento profundo para los padres. Ambos logran experimentar diversos sentimientos con la llegada de un nuevo miembro de la familia, lo que hace necesario que los profesionales de la salud estén listos para apoyar y asegurar a la pareja un momento agradable, tranquilo, colaborando para que este sea un momento favorable para ambos (PERDOMINI; BONILHA, 2011).

En este sentido, es fundamental que las organizaciones de salud deben velar por la implementación de la Ley N° 11.108, de 7 de abril de 2005, que modifica la Ley N° 8.080 de 19 de septiembre de 1990, para garantizar a las “parturientas el derecho a la presencia de un acompañante durante el parto, parto y posparto inmediato, en el marco del Sistema Único de Salud”. De esta manera, la gestada podrá elegir tener un acompañante con el que tenga el vínculo de estar de su lado durante el parto (BRASIL, 2005).

Según Costa (2015) la participación de una acompañante con la opción de la mujer embarazada en el momento del parto y/o su relación familiar, en la que ofrecerá apoyo y será su acompañante, es de vital importancia en el proceso de dar a luz, esta persona pasará comodidad, haciendo que la parturienta se sienta segura y acogida.

El Ministerio de Salud admite que la acompañante ofrece una ventaja y que las mujeres que tienen una persona durante el parto y en el posparto inmediato se mantienen seguras y cómodas en el momento del proceso, proporcionando una reducción en la duración del parto y la tasa de cesáreas. El acompañante también contribuye a la reducción del riesgo de depresión en el puerperio, además de ayudar a la mujer en funciones básicas con el recién nacido después del nacimiento, en el momento en que la madre se encuentra en el período de recuperación (OLIVEIRA et al., 2011).

Según Longo; Andraus y Barbosa (2010) el acompañante en el parto humanizado es el individuo que brinda apoyo a la gestante durante el proceso de parto y, dependiendo del contexto de asesoramiento, este puede ser ejercido por el equipo de salud, pareja, familia o amiga de la mujer. Sin embargo, el concepto de acompañante expuesto por la Política Nacional de Humanización, denominado humaniza SUS, destaca a la persona que acompañará a la parturienta como representante de la red social de la mujer, permaneciendo con ella mientras esté en el hospital.

La presencia de la pareja en varios proyectos institucionales y en el seguimiento de la parturienta en todo el procedimiento de reproducción, incluido el parto, beneficia la ruptura de estereotipos que intensifican la atribución de las mujeres como líderes exclusivas para el rol reproductivo. A lo largo del seguimiento del nacimiento, la pareja puede obtener explicaciones de cómo estar más calificado para adquirir los deberes específicos de paternidad (HOGA; PINTO, 2007).

La acompañante seleccionada lleva consigo variados conceptos respecto a su presencia y es capaz de reflexionar positivamente sobre la conducta de la mujer embarazada en el momento del parto. Así, la compañera es un pedazo del imaginario de la mujer cuando piensa en el momento del parto. La mujer embarazada pone en él la confianza en sí misma de tener a alguien cercano y confiable, al igual que los profesionales de la salud que delegan el papel de apoyo del manejo del parto. Así, el acompañante no puede ser el prestador exclusivo de cuidados, así como los profesionales sanitarios no ofrecen la cautela que ofrece el acompañante, especialmente con la relación con el fortalecimiento del vínculo afectivo (LONGO; ANDRAUS; BARBOSA, 2010).

La aceptación de la opción de la mujer embarazada en relación con su acompañante se considera una acción beneficiosa y debe fomentarse, según Oliveira et al. (2011). Hacer posible este derecho de las mujeres disminuye la necesidad de sedación, el evento de cesáreas y la depresión del bebé en el quinto minuto de vida. Además, esta experiencia de apoyo es un componente esencial en el parto, porque aporta a la mujer embarazada la sensación de seguridad, comodidad y satisfacción.

Como lo exponen Hoga y Pinto (2007), la organización hospitalaria debe proporcionar un lugar físico y capacitar al equipo de salud en beneficio de una mejor vida con la familia del paciente. Se trata de una acción que intensifica el vínculo de los profesionales sanitarios con los acompañantes y permite exponer a nuevos profesionales las ventajas que genera esta relación.

4. ACTUACIÓN DE LA ENFERMERA OBSTETRA

El parto humanizado normal valora la comodidad del parturient y del bebé, buscando ser menos agresivos, en los que el cuidado de la gestante se define por el seguimiento continuo. La humanización y la característica de la asistencia prestada son esenciales para el reconocimiento de las adversidades y el servicio de las expectativas (MATTOS; VANDENBERGHE; MARTINS, 2014).

Según Vieira et al. (2016) el obstétrico tiene un papel muy importante durante el cuidado de la mujer, pues debe explicar y estimular el contacto prematuro entre madre y recién nacido, aportando el vínculo materno, además de ser un acto que fomenta la lactancia materna. Las enfermeras deben entender lo importante que es el uso del método sistemático y tener prácticas en el uso y realización del partograma, porque es fundamental para los profesionales que desean tener un desempeño eficiente, humanizado, seguro y asertivo al parto.

Según el Decreto N° 94.406 de 8 de junio de 1987, que reglamenta la Ley N° 7.498 de 25 de junio de 1986, que dispone la Ley de Práctica Profesional de Enfermería, las enfermeras tienen como atribución en el parto:

Proporcionar atención de enfermería a mujeres embarazadas, parturientas, puerperales y recién nacidos […]

Seguimiento de la evolución y el trabajo […]

Ejecución y asistencia obstétrica en situaciones de emergencia y parto sin distocia […]

Arte. 9º a los profesionales titulares de diplomas o certificados de Obstetra o Enfermera Obstétrica incubar la prestación de asistencia al parto y parto normal; identificación de distocia obstétrica y acción hasta la llegada del médico y la realización de episiotomía y episiorrafia, con aplicación de anestesia local, cuando sea necesario (BRASIL, 1987, p. 8853).

Según las propuestas de humanización en el parto, Giantaglia et al. (2017) informa que era fundamental ampliar la visibilidad del trabajo de la enfermera, para que se produzcan transformaciones en la inserción y conclusión de estas propuestas, considerando que debe haber inversiones en el ámbito de la formación y el desempeño de estos profesionales. Por lo tanto, también se analiza que, en el proceso de llegar a este modelo, será fundamental que las enfermeras tengan un esfuerzo por agregar procedimientos educativos y humanizados a las mujeres durante el embarazo al miembro lactante.

Según Melo et al. (2013) los profesionales de la salud deben atribuir la actitud de los educadores que comparten comprensión y conocimiento buscando devolver a las mujeres su libertad y seguridad para apreciar el embarazo, el parto y el puerperio, teniendo en cuenta la atención prenatal y el parto como un período único y especial. Este momento es primordial para la salud de la mujer, ya que permite el conocimiento de su aspecto fisiológico, lo que contribuye a su comodidad en el parto.

La enfermera admite la importancia de brindar cuidados adecuados y peculiaridades, por lo que busca constantemente la acogida de las mujeres, promoviendo la confianza, identificando factores que causan agotamiento, como el dolor, estableciendo un ámbito de celo y bienestar tanto para las embarazadas como para su familia. Así, la enfermería ha ido haciendo paulatinamente una historia específica, presentando sus competencias, talento e influencia, combinadas con la seguridad y la práctica en el proceso de parto, protegiendo siempre las circunstancias físicas, emocionales y los principios de la mujer (ALMEIDA; GAMMA; BAHIANA, 2015).

Centrándose en la humanización durante el trabajo de parto y el posparto, el Ministerio de Salud estableció la Ordenanza MS / GM 2.815, del 28 de mayo de 1998, que incluye el “método de parto” en la tabla del Sistema de Información Hospitalaria del SUS: normal sin distocia realizado por una enfermera obstétrica ” (COFEN, 2016, p. 1), que tiene como objetivo identificar la asistencia brindada por este profesional. Así, según Giantaglia et al. (2017) el servicio de estos profesionales ha sido estimulado por los sistemas de salud, incluso el Ministerio de Salud ha estimulado, técnica y financiado, con la producción de cursos de capacitación en Enfermería debido al nuevo método de atención a la mujer en el parto. Así, la enfermera obstétrica está ganando mejores espacios en el cuidado y reconocimiento, especialmente para humanizar de manera calificada.

Fialho (2008) propone la relevancia del respeto por la parturienta y sus familiares, buscando llamar por su nombre, autorizarla a reconocer a cada profesional, comunicarlo sobre las diferentes acciones que serán expuestas, ofrecer un ambiente limpio, receptivo, agradable y tranquilo, responder a algunas indecisiones, calmar sus ansiedades. Se trata de conductas moderadamente sencillas que requieren un poco más de dedicación por parte del equipo de salud. No existe una sola ayuda sensu latu “perfecta”, sino diferentes formas de conducir a la gestante durante la fase de dilatación, dependiendo del estado del lugar y de los profesionales sanitarios que realizarán este seguimiento.

Así, el profesional de enfermería suele buscar brindar cuidados acordes a las características de cada mujer embarazada, elogiando constantemente con la importancia de la humanización en el parto, realizando una planificación, estimulando y posibilitando el resalte de la fisiología del parto, donde la mujer tiene manejo, ya que es algo que pertenece al universo femenino (SOUZA; SANTO, 2011).

Las enfermeras deben ser capaces de respetar a los clientes y sus familias, comprender los extremos de la fisiología del cuerpo durante el procedimiento normal de parto y ser capaces de enfrentar los riesgos, tener conocimiento científico para reconocer los problemas probables y tener la vulnerabilidad para actuar en el momento correcto de los casos de interferencia (MATTOS; VANDENBERGHE; MARTINS, 2014).

Según Martins y Remoaldo (2014), es responsabilidad de la enfermera interferir de forma independiente en la realización de la promoción de la salud. Por ello, la enfermera graduada en el área de salud materno-obstétrica juega un papel esencial como parte de un equipo multidisciplinario, ya que se declara como la profesional de la salud más capacitada para realizar actividades educativas, dispuesta a beneficiar a las mujeres embarazadas y sus familias para presenciar el parto de manera sana y natural. Por ello, no debemos olvidar que la enfermería es una profesión que cuida y determina las relaciones asistenciales con el paciente, siempre enfocada en la búsqueda de cuidados adecuados y la elaboración de atribuciones.

Según Almeida e Silva (2008) el cuidado de enfermería no solo debe satisfacer las necesidades de salud, sino también que sus actitudes puedan comunicar y dirigir, en base a necesidades peculiares, con busca una recepción beneficiosa. Aunque colabore para crear un pensamiento de género, apuntando a la participación de las mujeres en la batalla por la evolución de la calidad en la salud y en contraposición a la segregación de género, normal en las organizaciones de salud que atienden a las mujeres.

En este contexto, Oliveira, Rodrigues y Guedes (2011) destaca a la enfermera como un profesional esencial para asistir a la parturienta, pues acoge a la embarazada al llegar a la sala de partos; comparte con ella las ansiedades sobre el miedo al parto propagado en la sociedad a lo largo de la historia; favorece la acogida y el bienestar durante el parto, animando a apropiarse de este momento como persona principal del procedimiento. La enfermera tiene, por lo tanto, una posición para ayudar a la mujer en este pasaje, porque es capaz de utilizar técnicas transformadoras del lugar en el que opera, convirtiendo todo lo que se entendía en modelos humanistas y considerando los derechos de la parturienta a una maternidad segura.

5. CONSIDERACIONES FINALES

Con la institucionalización del parto, hubo cambios en el cuidado de la parturienta. La mujer pierde el papel de sujeto al nacer, de ahí la necesidad de rescatar el parto humanizado normal, en el que el parturient necesita estar acompañado por profesionales cualificados, con el fin de minimizar las complicaciones durante el parto.

La enfermera obstetra contribuye al parto natural humanizado, teniendo una función importante en el parto, pues acompaña a la mujer embarazada en el período del parto; orienta a las parturientas con respecto a los métodos a realizar y brinda cuidados que producen un vínculo afectuoso de toda la familia, respetando tanto las necesidades físicas como sentimentales. La inserción de este profesional en la atención obstétrica determina una de las técnicas que simplifican la elaboración de una atención más humanizada y, por tanto, libre de complicaciones señaladas como irrelevantes, produciendo así una mayor independencia de las mujeres relacionadas con el parto.

Por ello, se entiende con este estudio que la enfermera obstetra es una de las profesionales con conocimientos que logra recuperar el parto como algo fisiológico, donde la mujer vuelve a ser el sujeto, el protagonista en el periodo del nacimiento de su hijo. Así, contribuye al fortalecimiento de un parto más humanizado, produciendo opciones de cuidado y estrategias generando el derecho a elegir la forma en que desea realizar su parto.

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[1] Graduación en enfermería.

[2] Consejero.

Enviado: Mayo de 2021.

Aprobado: Septiembre de 2021.

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