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Modelo para el análisis de disputas internacionales

RC: 124787
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DOI: 10.32749/nucleodoconhecimento.com.br/geografia-es/disputas-internacionales

CONTEÚDO

ARTÍCULO ORIGINAL

CORRÊA, Márcio Lopes [1]

CORRÊA, Márcio Lopes. Modelo para el análisis de disputas internacionales. Revista Científica Multidisciplinar Núcleo do Conhecimento. Año 05, Ed. 12, vol. 16, págs. 05-37. Diciembre 2020. ISSN: 2448-0959, Enlace de acceso: https://www.nucleodoconhecimento.com.br/geografia-es/disputas-internacionales, DOI: 10.32749/nucleodoconhecimento.com.br/geografia-es/disputas-internacionales

RESUMEN

El presente texto pretende presentar un aporte metodológico al problema de la exactitud del análisis de la reacción de los Estados ante situaciones de controversias internacionales. Para ello, tras considerar otras metodologías de análisis de las relaciones internacionales, se presenta la descripción de un modelo funcional de aplicación inmediata. Este modelo indica las probables reacciones de los gobiernos ante determinadas situaciones de disputa, como resultado de un análisis en el que se asocian elementos objetivos de proyección del poder y de defensa de los intereses nacionales a variables políticas, culturales e ideológicas que componen el proceso cognitivo y formación psicológica de las élites gobernantes de un país y, en última instancia, influir en su proceso de toma de decisiones.

Palabras clave: Relaciones Internacionales, Constructivismo, Modelado de dinámica de sistemas, Geopolítica.

1. INTRODUCCIÓN

Desde los inicios de la organización humana, la supervivencia de las sociedades ha dependido de la disponibilidad de alimentos, vivienda y seguridad. A medida que estas sociedades evolucionaron hacia ciudades, reinos, estados, imperios y otros formatos, los elementos básicos de supervivencia antes mencionados continuaron siendo relevantes, aunque adquirieron dimensiones progresivamente complejas. A este contexto se suman, por un lado, el componente externo de la estructura de los medios de producción de estas sociedades, con énfasis en el comercio (ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS, 2015), las finanzas (ARRIGHI; SILVER, 2001; STRANGE, 2015) y, además, mecanismos de seguridad y protección (KEOHANE, 1984). Sin embargo, la descripción de la evolución de las sociedades y cómo interactúan entre sí -pacíficamente o no – no podría limitarse únicamente a los sistemas económicos y de defensa. En opinión del autor y confluyendo con elementos de la teoría del constructivismo (ADLER, 1999; WENDT, 1999), la modelización de sistemas dinámicos no lineales (FISUNOGLU, 2019) y el concepto de “autonomía interactiva” (FUCHS; COLLIER, 2007, p. 23), variables cuya esencia es subjetiva, como el grado de conocimiento acumulado (o su reverso, la ignorancia), religiones, ideologías, racismo y arquitecturas sociopolíticas (en este caso, clases, castas y similares), también son determinantes en acciones y reacciones en el contexto de las relaciones entre sociedades.

Las decisiones que toman los gobiernos frente a desafíos y conflictos externos – más comúnmente de índole económica o de defensa – supuestamente se basan en análisis racionales, que se desarrollan sobre un conjunto de parámetros seleccionados de acuerdo a su relevancia y pertinencia a situaciones específicas. Sin embargo, la historia registra -desde la antigüedad hasta nuestros días- numerosos casos en los que imperios y naciones, dotados de amplios recursos humanos y materiales, prácticamente se autodestruyeron -en algunos casos en breves espacios de tiempo- como consecuencia de decisiones tomadas alejadas de la racionalidad, pero que podría entenderse al tener en cuenta motivaciones no tan obvias ni configurables como las que se pueden aplicar a la economía y la defensa: visión propia (en este caso, de los líderes o élites locales), visión de sus pares , visión desde lo “externo”, sus creencias y lealtades. Conocer estas y otras variables (ADLER, 1999; GIDDENS, 1984) e incorporarlas a los procesos analíticos de las relaciones internacionales brindaría una posición ventajosa a quienes los llevan a cabo, en la medida en que sería posible librarse de una obligación cuasi metodológica de explicar las relaciones internacionales sólo a partir de la disputa por el poder, el territorio, los mercados, el capital, la tecnología y las materias primas, entre otros factores que generalmente son utilizados por las teorías tradicionales de análisis de las relaciones internacionales para explicar las razones por las cuales las naciones entran en conflicto. Como indican João Pontes Nogueira y Nizar Messari (2005, p. 8), “el debate contemporáneo en Relaciones Internacionales sería un debate entre realismo, liberalismo y constructivismo y sus respectivas variantes”.

El presente texto pretende presentar un aporte metodológico al problema de la exactitud del análisis de la reacción de los Estados ante situaciones de controversias internacionales. Por lo tanto, luego de considerar otros modelos de análisis de las relaciones internacionales, presentamos una descripción de una herramienta completamente operativa, desarrollada por el autor de este artículo, que indica reacciones probables de países en una situación de disputa internacional respaldada por un análisis en el ámbito de los cuales elementos objetivos de proyección de poder y defensa de los intereses nacionales interactúan con factores cognitivos que dan forma a la mente de los líderes y élites gobernantes de un país. Las fórmulas que componen el modelo establecen interacciones y pesos entre un conjunto de factores que inciden en los procesos de toma de decisiones en el ámbito internacional y respectivos subconjuntos de variables, a los que se les asignan pesos numéricos, en capas sucesivas. Al final, el modelo indica las reacciones más probables de los países, dentro de un conjunto finito de alternativas seleccionadas a la luz de la práctica real de las relaciones internacionales, en dos contextos posibles: regular y extremo. Cabe señalar que el modelo no se basa en estadísticas, ni pretende construir escenarios alternativos de conflictos internacionales, aunque los cambios en los pesos de sus variables permiten cierta flexibilidad en la proyección de las reacciones de los gobiernos bajo estudio.

2. EL ANÁLISIS DE LOS CONFLICTOS EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES

El modelo de análisis de las relaciones internacionales, basado en la teoría de la acción racional (ALDEN, 2017, p. 3-7), aboga por que la toma de decisiones sea conducida por el vértice de la estructura de poder de un país -el Estado- con base en un modelo proceso racional  de análisis de costos y beneficios, que busca maximizar los intereses y valores nacionales. En este modelo, los decisores de política exterior analizan objetivamente los elementos de información disponibles para un determinado contexto externo y definen posibles cursos de acción, teniendo en cuenta la disponibilidad y alcance de los medios e instrumentos disponibles para la acción externa, los posibles escenarios externos y las potenciales consecuencias de los cursos de acción adoptados. Este paradigma de análisis puede asociarse con el modelo realista de la teoría de las relaciones internacionales (MORGENTHAU; THOMPSON, 2005).

Para que el modelo de acción racional sea efectivo, un Estado debe tener un conjunto de requisitos que, en principio, no sería común tener al mismo tiempo: líderes políticos con gran experiencia en el campo político y alta capacidad intelectual, diplomacia que es igualmente experimentado y calificado, servicios de inteligencia profesionalizados y dotados de amplios instrumentos de acción y desempeño efectivo, además de la disponibilidad de medios políticos, económicos, tecnológicos y/o militares para la acción inmediata (POWELL, 1994). Se puede argumentar que no sería difícil encontrar algunos Estados actualmente dotados de los requisitos anteriores. Sin embargo, aun así, el ancla de este modelo, la aplicación de la racionalidad por parte de los formuladores del poder, por sí sola, no podía garantizar el éxito de un curso de acción definido por un Estado frente a una situación de conflicto en el ámbito internacional. Un líder político (como personificación de un Estado) puede entender que está tomando una decisión “racional” en el campo externo, a pesar de ignorar o desconocer que la base de su razonamiento (incluyendo el de sus asesores directos y el estructura de apoyo analítico a una alta administración pública) refleja puntos de vista ideológicos, religiosos o raciales.

Por el momento, conviene recordar que no es lo mismo ser “racional” que ser “realista”. El análisis de una situación de disputa internacional basado en la evaluación costo-beneficio (de la que se deriva la definición de posibles cursos de acción en política exterior) puede cometer el error de reflejar una instantánea del momento, una situación geopolítica o económica, mientras que un evaluador quienes luchan por el realismo tenderán a ir más allá de sus circunstancias actuales y a ser conscientes, a largo plazo, de la dinámica de las relaciones internacionales. En este sentido, aplicar el modelo de acción racional en un análisis de disputas internacionales puede ser útil para simular el proceso de construcción mental de un decisor, pero sería una herramienta incompleta por no considerar elementos psicológicos (HERMANN; HERMANN, 1989) y culturales (ESTER; VAN NISPEN, 2013) que afectan el razonamiento de las élites gobernantes de un país.

Otros modelos teóricos van más allá del realismo y del posicionamiento del “Estado” como actor principal de las relaciones internacionales, capaz de desarrollar razonamientos lógicos y racionales, inmune al mundo real en el que se inserta. Entre estos otros modelos (e.g. liberalismo, idealismo, marxismo gramsciano, escuela inglesa, posmodernismo, etc.), tres convergerían con la concepción conceptual del modelo de análisis propuesto en este artículo: (i) el modelo del proceso político (Mc ADAM, 1982, p. 81-104), que defiende que el tomador de decisiones se ve afectado por la acción proactiva de actores no públicos, como la sociedad civil y los medios de comunicación. Naturalmente, la efectividad de las estrategias y tácticas para influir en estos actores depende del perfil de una sociedad: si el régimen político es democrático y representativo, si el estado es laico, si hay libertad de prensa, si la sociedad civil goza de libertad de asociación y expresión y, no menos importante, si la mayor parte de la población cuenta con niveles básicos de educación, aunque no tradicionales, como base para tener una noción de sí mismos como actores políticos individuales e instrumentos para ejercer la ciudadanía; (ii) el modelo multidimensional, que busca considerar el entrelazamiento de diferentes enfoques y teorías en el análisis de los conflictos internacionales. Según Ali Askerov:

To select and coordinate conflict resolution efforts at different levels to successfully de-escalate and transform the protracted social conflict we need to diagnose its root causes thoroughly by employing a multidimensional approach (ASKEROV, 2008, p. 66).

Para componer su estudio sobre el conflicto ruso-checheno, Askerov (2008, p. 66-79) eligió el siguiente grupo de marcos teóricos: necesidades humanas básicas[2], violencia cultural y estructural[3], frustración-agresión[4] , estructuración[5], desequilibrio clasificatorio[6], identidad social[7], privación relativa[8] y psicoanálisis[9]. En el documento Conflict-sensitive approaches to development, humanitarian assistance and peace building: tools for peace and conflict impact assessment, publicado conjuntamente por las organizaciones no gubernamentales APFO[10], CECORE[11], CHA[12], FEWER[13] , INTERNATIONAL ALERT[14] y SAFERWORLD[15], se indica que el análisis de conflictos puede incluir la búsqueda y procesamiento de información obtenida de diferentes fuentes y actores (gobiernos, sociedad civil, organismos internacionales, etc.), como una forma de cruzar información, corroborar información, identificar convergencias e identificar puntos divergentes entre diferentes visiones de una situación de disputa bajo escrutinio.

Algunos medios, para hacerlo, involucran la realización de investigaciones, entrevistas, discusiones grupales y consultas. Los diferentes modelos de análisis de conflictos que aplican las agencias internacionales incluyen temas como política, economía, seguridad y entorno geográfico[16], derechos humanos[17], estabilidad interna, relaciones étnicas, recursos naturales, diáspora[18] y dinámicas sociales (clases social, género, identidad, historia, creencias)[19]; (iii) el modelo constructivista, en el que el análisis de la política exterior de un país incorpora aspectos sociales, identitarios e ideológicos. Según Emanuel Adler, profesor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalén:

Constructivism is the view that the manner in which the material world shapes and is shaped by human action and interaction depends on dynamic normative and epistemic interpretations of the material world. (…) Moreover, constructivists believe that the human capacity for reflection or learning has its greatest impact on the manner in which individuals and social actors attach meaning to the material world and cognitively frame the world they know, experience and understand. Thus collective understandings provide people with reasons why things are as they are and indications as to how they should use their material abilities and power (ADLER, 1999, p. 205-206).

Este encuadre del mundo basado en entendimientos colectivos generaría múltiples posibilidades de reacción de los líderes y élites políticas ante situaciones de disputa internacional, como consecuencia de diferentes procesos de construcción de una interpretación del mundo material y su funcionamiento. También según Emanuel Adler:

Constructivism’s importance and its added value for the study of International Relations lie mainly in its emphasis on the ontological reality of intersubjective knowledge and on the epistemological and methodological implications of this reality. Constructivists believe that International Relations consist primarily of social facts, which are facts only by human agreement. (…) Thus constructivism is an attempt, albeit timid, to build a bridge between the widely separated positivist/materialist and idealist/interpretive philosophies of social science (ADLER, 1999, p. 206).

El constructivismo amplió los horizontes del análisis de las relaciones internacionales al demostrar el valor agregado de los factores que generan los hechos sociales y el comportamiento de sus actores en la composición de los procesos de toma de decisiones. En su caso, convendría rescatar otra afirmación de Emanuel Adler (1999):

Constructivism seizes the middle ground (between Rationalist and Relativist Theories[20]) because it is interested in understanding how the material, subjective and intersubjective worlds interact in the social construction of reality, and because, rather than focusing exclusively on how structures constitute agents’ identities and interests, it also seeks to explain how individual agents socially construct these structures in the first place (ADLER, 1999, p. 216).

El modelo de análisis presentado en el presente artículo converge conceptualmente con la teoría del proceso político, con la multidimensionalidad del proceso de toma de decisiones de los agentes políticos y, en particular, con los principios básicos del constructivismo, a saber, que las estructuras de asociación humana son determinado principalmente por ideas compartidas más que por fuerzas materiales y que las identidades e intereses de los actores relevantes para el análisis de las relaciones internacionales están construidos por estas ideas compartidas, y no dadas por la naturaleza (WENDT, 1999). De hecho, se puede decir que las teorías de análisis de las relaciones internacionales surgidas tras los siglos de reinado del enfoque realista tienen la característica común de reconocer lo evidente: los líderes y las élites políticas son seres humanos y la figura del “Estado” no está enclaustrada, en una burbuja inmune al medio que la rodea[21], condiciones –que no podrían ser desatendidas en ningún marco teórico de análisis de las dinámicas con las que surgen los conflictos internacionales– son afrontadas y resueltas, independientemente del destino y la fortuna de los actores involucrados.

3. HERRAMIENTAS DE ANÁLISIS

Según Courtney Brown (2015), apud Ali Fisunoglu (2019):

The “hegemony of linear models” in political science is the result of a path-dependent trend caused by the historical dominance of linear models and the way social science data are collected. Consequently, the sociological imprint of linear models in the social sciences is still significant (FISUNOGLU, 2019, p. 233)

En investigaciones realizadas por Detlef Sprinz y Yael Wolinsky-Nahmias (2004) sobre enfoques metodológicos aplicados al estudio de las relaciones internacionales, se encontró que, en artículos publicados en revistas[22] sobre esta temática, entre 1975 y 2000, la proporción número de estudios basados ​​en estadísticas creció del 26% a fines de la década de 1970 al 43% a fines de la década de 1990. Usando herramientas estadísticas, uno puede seleccionar un conjunto de parámetros (por ejemplo, política interna, política exterior, defensa, economía y comercio internacional) y construir bases de datos capaces de identificar patrones y sacar inferencias. Sin embargo, las pruebas estadísticas deben ser sustantivamente coherentes con los mecanismos causales que subyacen a las teorías (en este caso, en el campo de las relaciones internacionales) que pretenden evaluar (BRAUMOELLER; SARTORI, 2004). Con esta información sería posible, por tanto, identificar un “comportamiento promedio” de un país para cada ítem que integre una base de datos, el cual se convertiría en un referente a ser aplicado en el análisis de una nueva (o potencial) disputa internacional.

Este modelo de análisis permite señalar la tendencia de reacción de un país ante situaciones específicas, a partir de un perfil trazado en registros recogidos sistemáticamente y registrados de forma estandarizada. Sin embargo, podrían surgir algunas preguntas al aplicar modelos lineales: en qué medida un patrón o “comportamiento promedio” construido a través de algoritmos de inteligencia artificial, que procesan registros acumulados durante décadas y multiplicados por nuevos formatos de captura de información (p. ej. redes sociales; “internet de las cosas” ), ¿tendría la flexibilidad suficiente para considerar cambios repentinos o radicales en el posicionamiento internacional de los países? ¿Hasta qué punto un modelo de base estadística sería capaz de incorporar factores teóricamente no sujetos a registros estadísticos en su proceso analítico? Nathaniel Beck, Gary King y Langche Zeng (2000, p. 21-36) realizaron un análisis interesante de la mejora de los modelos de análisis basados ​​en estadísticas.

Las actuales tecnologías de la información y la comunicación, además de las herramientas de recolección y procesamiento de datos, como la data mining y el big data, ofrecen desde hace décadas medios para la sistematización y análisis de la información que incluso consideran factores de evolución del objeto sometido a una hacer un seguimiento. La etapa culminante de este proceso sería la identificación de estándares que pudieran ser aplicados en el análisis de disputas en el campo de las relaciones internacionales (PRAKASH, 2019). De hecho, existe una creciente difusión del uso de estas herramientas, como en el caso del ámbito económico: la definición de un perfil de consumidor (CHEN, 2011) y el análisis de mensajes intercambiados en redes sociales[23]. Según Ben Scott, Stefan Heumann y Philippe Lorenz (2018, p. 14), “la inversión nacional intensiva en investigación y desarrollo de Inteligencia Artificial tiene como objetivo lograr una ventaja asimétrica en nuevas tecnologías que podría alterar el equilibrio del liderazgo global”.

Sin embargo, no es unánime la visión de que los modelos estadísticos, enormemente potenciados por las tecnologías de la información contemporáneas, son instrumentos capaces de proporcionar elementos de información veraz para el análisis de los conflictos internacionales. Como indica Hamid Akin Unver (2018):

The strong empiricism of regression and statistical modelling was challenged by the qualitative camp for a variety of reasons, including distortion of analytical focus, manipulation of data, and overall skepticism over how much mathematical validity can imply causality (UNVER, 2018, p.2)

En este contexto, vale la pena recordar el lado controvertido de esta nueva realidad, que involucra, por ejemplo, la venta clandestina de registros de consumidores, el intercambio de datos personales que las empresas que operan redes sociales virtuales hacen con servicios de inteligencia, e incluso teorías sobre la posible Aplicaciones de la tecnología 5G.

El uso de la computación en las relaciones internacionales deriva de un proceso idéntico pero anterior implementado en las ciencias sociales (UNVER, 2018). Su aplicación, sin embargo, se enfoca en los mismos temas que el análisis tradicional de la teoría realista de las relaciones internacionales: paz y seguridad, actores estatales, tratados y organizaciones internacionales y orden mundial. A medida que se sofisticaba el análisis de temas relacionados con la defensa y la seguridad nacional más allá de temas tradicionales como capacidad militar y contrainteligencia, incluyendo la investigación y seguimiento de las actividades de organizaciones terroristas, grupos religiosos fundamentalistas y movimientos sociales de militancia política, se fueron incorporando progresivamente elementos sociológicos en este proceso. La pregunta que surge es: en qué medida los analistas de conflictos internacionales están explotando al máximo el potencial de este incalculable universo de información que involucra a actores públicos y no públicos. También según Hamid Akin Unver (2018), las investigaciones centradas en temas como la defensa, el equilibrio de poder, los conflictos armados y la infraestructura han atraído más la atención de la investigación computacional que otros enfoques prometedores en las relaciones internacionales, como el constructivismo, el postestructuralismo y las teorías críticas o posmoderno.

Sin perjuicio del valor de los sistemas estadísticos para el análisis de las relaciones internacionales, el propósito de este artículo es argumentar que un modelo de análisis basado en la asociación lógica de variables sociales, económicas, políticas y de defensa y seguridad puede ser útil como herramienta complementaria en la identificación de las reacciones de los Estados ante posibles disputas internacionales. El modelo en cuestión estaría en la línea de la visión de Christian Fuchs y John Collier (2007), en el sentido de que la sociedad es un sistema complejo, con factores causales multidimensionales, en el que causas y efectos no pueden mapearse linealmente. Para los autores mencionados, los sistemas sociales estarían dinámicamente interconectados: las estructuras y prácticas económicas, políticas y sociales impulsan los procesos creativos culturales, mientras que las estructuras y prácticas culturales impulsan los procesos creativos en los sistemas económicos, políticos y sociales. La metodología en cuestión presenta, a su vez, un enfoque conceptual convergente con el modelado de sistemas dinámicos no lineales (FISUNOGLU, 2019).

4. PROPUESTA DE MODELO DE ANÁLISIS DE CONFLICTOS INTERNACIONALES

Como se mencionó en la parte introductoria de este artículo, la economía es uno de los principales elementos motivadores de las relaciones internacionales entre Estados soberanos. Además de eso, el establecimiento o mantenimiento de posiciones económicas hegemónicas como base para sustentar estructuras de poder y estabilidad y control social requiere la percepción de seguridad de mando y confianza que los gobernantes deben transmitir a sus subordinados (HASEL, 2013), la disponibilidad de disuasivos político-militares (ART; GREENHILL, 2015), competencia para conquistar y mantener mercados y acceso seguro a materias primas[24], capacidad para invertir en nuevas tecnologías (ZHANG, 2004, p. 94-).95), proactividad diplomática (TOWNSEND-GAULT, 1998, p. 182-185; NIBLETT, 2010) y una base industrial (TOZZO, 2018, p. 23) suficiente para sustentar los instrumentos de afirmación y mantenimiento del poder.

A pesar del peso de la economía en el funcionamiento de una sociedad, ésta por sí sola no podría explicar las actitudes adoptadas por los gobiernos soberanos en sus relaciones internacionales. Como se señaló en la introducción de este texto, también habría que considerar otros factores como la religión, la homogeneidad étnica y la ideología, por ejemplo. En un proceso de toma de decisiones, los funcionarios públicos se enfrentan a situaciones objetivas a considerar, cuyas respuestas derivarían, en teoría, como se señaló anteriormente, de un análisis racional de las opciones estratégicas, tácticas y de los medios disponibles (ALDEN, 2017). Pero no debe olvidarse que los gobernantes son seres humanos, miembros de sociedades con valores, creencias e idiosincrasias culturales (HERMANN, 1989, p. 365), que componen un cuadro polifacético, dinámico, sujeto a las circunstancias de un momento histórico.

En este sentido, cuando se pretenda analizar el desempeño internacional de los gobiernos frente a los desafíos que se les imponen -o que éstos imponen a terceros- sería conveniente que se considerara una amplia gama de factores, de manera complementaria a el estudio de los factores económicos y geopolíticos que inciden en la toma de decisiones en el contexto de las relaciones internacionales. La creación de un modelo analítico que se proponga llevar a cabo esta tarea enfrentaría el desafío de equiparar elementos de análisis heterogéneos: por un lado, conjuntos de parámetros o atributos que pueden ser recolectados y medidos utilizando sistemas estadísticos gubernamentales o criterios de clasificación definidos por instituciones privadas especializadas; en el lado opuesto, ítems cuya naturaleza morfológica es difusa, integrados por elementos culturales que inciden en la formación de la mente de los líderes políticos y en cómo interpretan la realidad (HERMANN, 1989, p. 365; ESTER; VAN NISPEN, 2013, p. 8) .-13). Este artículo presenta la base conceptual y la estructura de un modelo que pretende servir como herramienta para llevar a cabo dicho análisis. El modelo está compuesto por un conjunto estandarizado de factores y variables, estas últimas con pesos cuantificados. Las fórmulas modelo, que no se reproducirán en este artículo, indican posibilidades de que los Estados reaccionen ante posibles conflictos internacionales en el contexto histórico contemporáneo.

5. DESCRIPCIÓN DEL MODELO

El Modelo de Análisis de Disputas Internacionales (MADI) tiene como objetivo indicar las probables reacciones de dos países ante un conjunto específico de posibles disputas internacionales, a partir de un análisis basado en fórmulas que correlacionan un grupo seleccionado de factores y las respectivas variables que teóricamente influyen en la toma de decisiones de los gobiernos en sus relaciones internacionales. Dependiendo de la naturaleza de la controversia, las fórmulas del modelo establecen distintas configuraciones de los pesos aplicables a la mencionada correlación de factores que inciden en la toma de decisiones. Este artículo no presenta los detalles de las fórmulas y pesos de las variables del modelo en discusión, debido a la propiedad intelectual del autor.

El modelo consta de seis Hojas de Trabajo y doce Tablas de Referencia. El modelo se desarrolló íntegramente en inglés.

5.1 HOJA DE CÁLCULO

El proceso de construcción de los resultados sugeridos para cada uno de los dos países analizados se desarrolla en seis etapas consecutivas, estructuradas en hojas de cálculo con fórmulas que generan una acumulación progresiva de puntajes. Los pasos se detallan a continuación:

Paso 1 – Definición del Perfil de País: En este primer paso, los perfiles individuales de los dos países bajo análisis se determinan en base a diez factores. Cada uno de los factores tiene un subconjunto de variables, a las que se les asignan pesos numéricos. Dado que el perfil de uno de los países analizados tiende a ser estable en un rango de tiempo (por ejemplo, de 1 a 2 décadas), el modelo puede operar en base a un banco de perfiles para su uso sucesivo. Dada la dinámica interna de las relaciones sociales, políticas y económicas de cualquier país del mundo, y también de las relaciones internacionales en sus diferentes dimensiones (comercio, inversión, defensa, etc.), sería necesario promover ajustes periódicos en las variables y sus pesos

Los 10 factores seleccionados por el modelo, más una justificación de su elección, son los siguientes:

Patrimonio civilizatorio[25]: la extensión temporal de la experiencia civilizatoria de un país puede ser un insumo relevante para el análisis del grado de madurez de una élite política y de su sociedad a la hora de tomar una decisión en relación con el mundo exterior. No se trata de una ciencia exacta, sino de un argumento de que las sociedades dotadas de estructuras sociales y políticas en funcionamiento durante miles de años tienden a actuar de forma más equilibrada, estratégica (KISHWAR, 2017) y, por tanto, menos voluntarista. Sin embargo, hay países en este primer grupo que, en períodos de agitación o radicalización social/política (SUNY, 2007, p. 59-63), también pueden adoptar medidas en el ámbito internacional de forma temeraria y mal calculada. En un segundo grupo de naciones, con pocos siglos de organización social y política, la relación con el exterior no estaría referenciada en una herencia civilizatoria, sino en una imagen autoconstruida, basada en creencias y valores morales que expresarían su “excepcionalidad” (NYMALM; PLAGEMANN, 2019, p. 14; HENDRICKSON, 2018, p. 69-70);

Régimen político: no sería necesario presentar evidencia exhaustiva en el sentido de que los regímenes democráticos tienen más mecanismos de equilibrio (HENDRICKSON, 2018, p. 72-74; MARTILL, 2018, p. 16-25; BRANDON, 2005, p. 120) y la racionalidad en el ejercicio del poder que los regímenes autocráticos o autoritarios. En este sentido, los regímenes estructurados en torno a la representatividad y el equilibrio entre los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) tienden a actuar con mayor prudencia en las relaciones internacionales, sin que ello implique negligencia en la aplicación de las estrategias y tácticas adoptadas en la proyección o defensa de sus intereses nacionales. (LINDSAY, 2018, p. 145-161). A su vez, los regímenes verticales altamente centralizados y carentes de mecanismos de autocontrol están expuestos a actitudes impredecibles de sus líderes (por ejemplo, aventuras militares y alianzas celebradas sin un análisis previo de su valor agregado) y a los riesgos de decisiones autocráticas (GANDHI, 2008, p. 101), que puede resultar, en muchos casos, irracional. Este segundo grupo incluye los casos clásicos de las dictaduras, los regímenes de partido único y los de carácter populista, proclives al culto a la (a) personalidad (BRANDON, 2005, p. 120-124);

Economía: el tamaño de la economía de un país, medido por su Producto Interno Bruto (PIB), tiene una influencia directa en el desempeño internacional de los gobiernos. Los países con grandes economías deben buscar, en el contexto transfronterizo[26], el mantenimiento de los mercados, el acceso a las fuentes de recursos naturales y los flujos (positivos) de capital, entre varios otros elementos que no sería necesario enumerar aquí como base para preservar los cimientos del poder constituido. En consecuencia, para estos países, la necesidad de implementar acciones proactivas en lugar de reactivas es inevitable. Por otro lado, los países con economías frágiles o de mera supervivencia buscan insertarse, por regla general, en el espacio de acción de los poderes económicos, situación que limita el ejercicio de una política exterior independiente (BEASLEY et al., 2013, p. 4). Por su parte, los países con economías de tamaño intermedio tienen cierto margen de maniobra en el ámbito internacional, particularmente en los casos en que el factor “Defensa” no es el balance (BEASLEY et al., 2013, p. 7-8).

Otro aspecto importante también analizado en las variables del modelo tiene que ver con el peso del comercio exterior en la economía del país y, en consecuencia, en la toma de decisiones gubernamentales (WOLFF, 2018). Los países que tienen un bajo porcentaje del PIB vinculado a las exportaciones tienden a ser menos asertivos en la disputa por los mercados, en la negociación de acuerdos comerciales y en la participación en discusiones internacionales sobre mecanismos para regular el comercio de bienes y tecnología. Por otra parte, países donde una fracción importante del PIB local depende de la exportación de bienes y servicios y de la importación de insumos de diferente naturaleza, se mantiene una política exterior activa y que se despliega en múltiples formas de acción, motivada por una instinto de supervivencia, que incluso puede explicar acciones militares (STOCKWIN, 1955, p. 158).

También en el ámbito de la economía sería posible verificar el peso de la influencia del sector privado en las decisiones gubernamentales (KIM; MILNER, 2019, p. 5-13). En este punto no importaría tanto el tamaño del PIB del país analizado, sino la historia de la relación entre el sector productivo y sus líderes políticos y, aquí también, el peso del comercio exterior en la economía local. Naturalmente, este análisis solo se aplicaría a países que tienen estructuras productivas por encima del nivel de supervivencia.

Defensa/Seguridad: junto con la economía, la defensa (en el sentido militar) y la seguridad (en el sentido de estabilidad social y política) de un país explican, desde los inicios de la historia, muchos de los movimientos que se dan en el ámbito internacional. Inicialmente, podemos recordar países con una historia intervencionista, acción que puede tener lugar a través de una acción militar directa o a través de conspiraciones y acciones camufladas, como la provocación del regime change y la financiación indirecta de los freedom fighters (COOLEY, 2018). Hay situaciones en las que el intervencionismo -como forma de adquirir nuevos territorios, imponer la hegemonía política y económica o unificar comunidades étnicas- forma parte de la creencia misma de crear el país como nación (KRAKAU, 1994, p. 257-258). En otras situaciones, el intervencionismo puede ser momentáneo, vinculado a períodos de exacerbación ideológica o religiosa, o como respuesta a una percepción de riesgo para la existencia misma del país como sociedad organizada (TELHAMI, 1990, p. 400-401). Por otro lado, se puede decir que, al observar la dinámica de las relaciones internacionales, la mayoría de los países no muestran que sean intervencionistas. En parte de este segundo grupo de países, el predominio étnico o la presencia de fronteras estables, en el sentido del concepto de soberanía westfaliana, son factores que tienden a evitar los conflictos fronterizos (ATZILI; KADERCAN, 2017, p. 122-123). En otros casos, hay países con situaciones sociales y geográficas no resueltas, que muy probablemente suscitarían deseos intervencionistas, pero que son neutralizados por limitaciones económicas y militares[27].

Otro grupo de variables a considerar en un análisis del tema de la defensa involucra naturalmente la capacidad militar y, dependiendo del país, el grado de influencia de los mandos militares sobre su gobierno central (BECHTEL, 2017, p. 4-7). En el caso de la capacidad militar, su mayor o menor disponibilidad es un elemento determinante para determinar el potencial de acción y reacción de un país ante potenciales conflictos externos. Aun así, pueden ocurrir errores de cálculo, y la historia está repleta de ejemplos de aventuras militares fallidas. Dado que el modelo que se describirá a continuación puede analizarse para todas las naciones en su conjunto, sería fundamental destacar la situación específica de los países equipados con armas nucleares y los medios para su proyección. En gobiernos estables con legitimidad política, el desempeño de los militares suele ser profesional y basado en evaluaciones racionales. En países con regímenes excepcionales o muy ideológicos, los militares se movilizan como instrumentos para exacerbar las acciones de política exterior (LISINSKA, 2019, p. 58-66).

Otra variable importante a analizar en el ámbito de la defensa y la seguridad es el riesgo de acciones terroristas. Si existe evidencia de la presencia de este riesgo y de acuerdo a su potencial de materialización, la acción externa (en este caso, reacción) de un país será proporcional: desde la adopción de medidas internas de protección (inteligencia; protocolos de seguridad; bloqueo de operaciones militares)[28], hasta la organización de acciones extremas (ataques militares y operaciones de comando)[29].

Finalmente, cabría recordar las alianzas político-militares. Los países miembros de alianzas, independientemente de su liderazgo o posición de liderazgo, las utilizan cuando es necesario como instrumento de presión o amenaza[30]. A su vez, los países que no forman parte de alianzas de defensa o seguridad colectiva necesitan mantener algún nivel de alineamiento político con las grandes potencias, como fuente de apoyo inmediato para enfrentar crisis internacionales en el ámbito de la defensa y/o seguridad. Este apoyo de potencias a países con menor capacidad militar y de seguridad no se da sin contrapartes políticas y económicas[31];

Formação cultural: a herança cultural de uma sociedade, junto com outros fatores que moldam a mente de lideranças políticas (ESTER; VAN NISPEN, 2013; FRIEND, 2018, p. 160) em inúmeros aspectos psicológicos, não parece ser valorizada em análises sobre as relaciones Internacionales. Los países culturalmente diversos, cosmopolitas y abiertos a recibir aportes de otras culturas (HANNERZ, 2006, p. 2), tienden a reaccionar más pacíficamente ante las disputas con el “extranjero” (NAN et al. 2009, p. 6). Por otro lado, los países en los que se permea un sentido de cultura nacional tradicional tienden a reaccionar de manera defensiva y menos flexible en la negociación de conflictos (FRIEND, 2018, p. 161-165). Se podría dar énfasis aquí a los países que podríamos catalogar como “difusores”, aquellos que proyectan elementos de su cultura a escala regional o global. Esta práctica es un vehículo de soft-power y proyección política a través de medios no militares y económicos ( RYNIEJSKA – KIEŁDANOWICZ, 2009, p. 12);

Educación y base tecnológica: La primera parte de los comentarios sobre este ítem se refiere al nivel de educación de los líderes políticos de un país. Aún más importante que la capacidad individual de un líder político, el nivel de formación de sus asesores[32] y de los primeros niveles de gobierno es una condición determinante para el éxito o fracaso de una política exterior. En su discurso en la ceremonia de toma de posesión como Secretario General del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, pronunciado el 20 de enero de 2015, el Embajador Sérgio Danese[33] abordó el tema de la siguiente manera:

A two-hundred-year history, of which we zealously keep a proud and useful institutional memory, and the quality of its staff have made Itamaraty (note: Brazilian Ministry of Foreign Affairs) respected inside and outside Brazil and have given the country not only a powerful tool in its interaction with the world, but a heritage of many dimensions, starting with its own territory and the exemplary relationships of friendship and understanding it maintains with each of its neighbors. It is on this double patrimony that any good management of Itamaraty is built (MINISTRY OF FOREIGN AFFAIRS, 2015).

Sin embargo, a pesar de la importancia de la presencia de cuadros dirigentes con alta formación, este activo por sí solo no resulta en una acción internacional eficiente, eficaz y racional, ya que otros factores también componen la capacidad de juicio de los individuos, como su patrimonio cultural, eventual fe religiosa, ideología y percepción racial, como se discutió anteriormente, en el ítem “formación cultural”.

La relación entre tecnología, innovación, seguridad nacional y poder en el contexto de las relaciones internacionales es objeto de reconocimiento general y desatender esta realidad puede tener consecuencias significativas en términos económicos y de liderazgo político (LEWIS, 2018, p. 1-6). Contar con capacidad local de innovación en investigación y desarrollo (SCHOT y STEINMUELLER, 2018, p. 1555-1562), pública o privada, es fundamental para la continua modernización de sectores como defensa, tecnologías de la información, farmacéutico, generación de energía y producción agrícola , sólo por citar los casos más emblemáticos. El registro de patentes sería un indicador de medición de la capacidad tecnológica y producción económica de un país (POWELL; SNELLMAN, 2004, p. 202-206).

Religión: Bajo el argumento de defender o expandir una fe, a lo largo de la historia se han cometido innumerables guerras, masacres y actos de barbarie. La destrucción de la biblioteca de Alejandría por parte de la Iglesia Católica Romana, las Cruzadas, las invasiones islámicas en Europa durante la Edad Media y la Edad Moderna, además de la destrucción de las religiones y conocimientos desarrollados por diferentes sociedades precolombinas por parte de los colonizadores europeos son ejemplos del uso de la religión como pretexto para la conquista del poder, el territorio y la riqueza. La religión ha sido utilizada por los líderes políticos como una herramienta para la manipulación masiva y para la movilización de grandes esfuerzos necesarios para cumplir con los propósitos de una entidad espiritual superior o un libro sagrado. En este contexto, la religión también influye en la política exterior de un país (ALTORAIFI, 2012, p. 23; BLACKMAN, 2018, p. 525-528; WARNER; WALKER, 2011, p. 117-125);

Ideología: Una persona que conscientemente sigue una ideología es poco diferente de un practicante de doctrinas religiosas. Todos los errores cometidos como resultado del fervor religioso se pueden encontrar también en individuos que practican doctrinas ideológicas. Las diferentes tradiciones ideológicas (HEYWOOD, 2012, p. 9) ofrecen “certezas” que no estarían sujetas a un análisis de consistencia (HEYWOOD, 2012, p. 15). Una política de Estado basada en una doctrina ideológica, seguida por sus dirigentes y altos funcionarios, estaría estructurada sobre incuestionables interpretaciones de la realidad, sobre valores “morales” o “civilizatorios” a imponer a otras naciones (por el bien propio), así como por la exportación de modelos de organización social y política considerados “más evolucionados” en relación a otras naciones “menos evolucionadas”. Los regímenes socialistas o fascistas son relativamente fáciles de identificar y clasificar por su base ideológica. Esta tarea se vuelve más difícil cuando la ideología está detrás de cortinas conceptuales, como “libertad”, “democracia” y “justicia”.

Geografía: el factor geográfico se asocia naturalmente con la defensa y la economía de un país. Dado que se considera que la disputa por territorios genera conflictos de carácter bélico (SCHULTZ, 2015, p. 28-29), el modelo parcialmente presentado en este artículo incluye como variables los conflictos en zonas fronterizas.

Homogeneidad étnica: El factor étnico ha asumido un papel más presente en las relaciones internacionales tras el fin de la competencia ideológica entre Occidente y el mundo socialista que marcó el período de la Guerra Fría (CARMENT, 1994, p. 551). La composición étnica de una sociedad como elemento de construcción de una identidad nacional (ALTORAIFI, 2012, p. 45-48; LEWIN-EPSTEIN; LEVANON, 2005, p. 94) fue, por tanto, seleccionada como variable para componer el perfilado de los países analizados en el modelo propuesto descrito en este artículo. Las fórmulas del modelo otorgan un peso más pronunciado a los países con mayor homogeneidad étnica. No se trata de valorar tal homogeneidad, sino de indicar que los países con homogeneidad étnica serían más propensos a asumir posiciones influenciadas por elementos particulares de sus costumbres y valores (ALTORAIFI, 2012, p. 113-115). En este contexto, se incluyen actitudes que podrían estar asociadas a la xenofobia (LEWIN-EPSTEIN; LEVANON, 2005, p. 90-93).

Paso 2 – Inicio de perfilado de la redacción del país para cada uno de los cinco tipos potenciales de disputa: La función de esta segunda etapa del modelo es definir, en valores numéricos, una primera aproximación de las reacciones de un país en relación a 5 (cinco) temas: (I) Defensa/Seguridad; (II) Economía; (III) Política; (IV) Territorio; y (V) Tecnología. Para cada uno de los cinco ítems, se aplican fórmulas que asocian diferentes composiciones de los 10 factores de perfil de país. En estas fórmulas se utilizan los subtotales de las variables que componen las composiciones factoriales antes mencionadas. A continuación se presenta una descripción genérica de las tablas y fórmulas del modelo.

Paso 3 – Introducción de elementos de énfasis para las 5 situaciones potenciales de conflicto: En esta tercera etapa, el perfil de reacción de un país a cada una de las cinco situaciones potenciales de conflicto pasa por un primer proceso de refinamiento, con el objetivo de aplicar adiciones de pesos a las variables seleccionados originalmente para cada composición de las fórmulas modelo, con el fin de acentuar el impacto del perfil de reacción inicial.

Paso 4 – Aplicación de variables adicionales al perfil de la reacción de un país a las 5 posibles situaciones de conflicto: En este paso, la construcción del perfil de reacción pasa por un segundo proceso de refinamiento, en el que se cuantifican y aplican cuatro variables que abordan la interacción de gobiernos con interlocutores internos y externos: Percepción Mutua; Bluff; Opinión pública y orientación político-ideológica. El contenido de estas variables será discutido en la descripción de las Tablas 5 a 8 del modelo.

Paso 5: Consolidación de la reacción del país, con aplicación del factor “NIAR” e indicación del resultado sugerido por el modelo. En esta quinta etapa, la más importante del modelo, se consolida la definición de la reacción del país ante cada uno de los 5 tipos potenciales de disputa, con un tercer proceso de refinamiento de los puntajes ya acumulados. Este paso implica la aplicación del factor “Interés Nacional Considerado Bajo Riesgo-NIAR”. Este factor se aplica a través de diferentes asociaciones de los subtotales de las variables que forman sus componentes.

Paso 6 – Definición de la probable reacción mutua de los dos países bajo análisis a sus reacciones: Una vez definidas las reacciones de los dos países bajo análisis, el modelo indica un resultado probable de la disputa, basado en una relación entre el grado de asimetría de la reacción de cada uno de los dos países analizados y la diferencia entre los pesos de las variables que componen el “NIAR”. El valor obtenido de esta relación entre datos conduce a una selección automática de una de las cinco posibilidades de replicación mutua enumeradas en la tabla del modelo.

5.2 MESAS

La Tabla 1 enumera 10 factores que pueden influir en la acción internacional de un Estado soberano: Herencia civilizatoria; Régimen político; Economía; Defensa/Seguridad; formación cultural; Nivel educativo y tecnológico; Religión; Ideología; Geografía y Homogeneidad Étnica. La descripción de cada uno de estos factores fue presentada en el ítem 5.1 de este artículo. Para cada uno de estos factores, las variables están vinculadas para delinear un perfil para los países bajo análisis. El modelo tiene decenas de variables en la Tabla 1. Se asignó un peso numérico a cada variable. El encuadre de los países en las variables antes mencionadas puede basarse en fuentes de información internacionales, incluidas en el cuerpo de la Tabla 1. El modelo tiene una estructura flexible, que permite el desdoblamiento de las variables originales de cada subconjunto y sus pesos numéricos, sin comprometer la aplicación de sus fórmulas, que funcionan a partir de subtotales. Así, se pueden incorporar al modelo evoluciones progresivas. Para el análisis de conflictos situados en otros momentos históricos, será necesario ajustar las variables y sus pesos a la realidad del momento a analizar.

La Tabla 2 presenta las 5 posibles situaciones de disputa para las cuales el modelo construye escenarios de reacción: Defensa/Seguridad; Economía; Política; Territorio y Tecnología. Para cada tipo de disputa, el modelo establece fórmulas que establecen diferentes correlaciones de pesos y ponderaciones, como se muestra a continuación:

a) Defensa/Seguridad: ponderaciones entre las variables Defensa, Geografía, Patrimonio Cultural, Religión, Homogeneidad Étnica, Ideología, Régimen Político y Patrimonio Civilizador;

b) Economía: ponderaciones entre las variables de los factores Economía, Educación/Ciencia y Tecnología, Régimen Político y Formación Cultural;

c) Política: ponderaciones entre las variables de los factores Régimen Político, Ideología, Homogeneidad Étnica, Formación Cultural, Religión y Patrimonio Civilizador;

d) Territorio: ponderaciones entre las variables de origen cultural, Religión, Ideología, Geografía, Régimen Político, Homogeneidad Étnica, Defensa y Economía; y

e) Tecnología: ponderaciones entre las variables de los factores Educación/Tecnología, Economía y Defensa/Seguridad.

La Tabla 3 incluye fórmulas que apuntan a enfatizar el alcance del impacto potencial de las cinco situaciones de disputa en la composición de las reacciones de los países bajo análisis. Los aspectos generales de estas fórmulas se presentan a continuación:

a) Factor de Impacto Conflicto Defensa/Seguridad: la fórmula correlaciona el índice de la Tabla 2 para la situación de conflicto “Defensa/Seguridad” con las variables de los factores Defensa/Seguridad, Ideología y Geografía;

b) Factor de Impacto de Disputa en Economía: la fórmula correlaciona las variables del factor “Economía” con el índice de la Tabla 2;

c) Factor de Impacto de la Disputa Política: la fórmula correlaciona las variables de tres factores (Régimen Político, Religión e Ideología) con el índice de la Tabla 2 para la situación de disputa política;

d) Factor de Impacto de Disputa Territorial: la fórmula correlaciona las variables de tres factores (Economía, Ideología y Geografía) con el resultado del índice de la Tabla 2 para la situación de disputa territorial; y

e) Factor de Impacto de la Disputa en Tecnología: la fórmula correlaciona las variables del factor Educación y Tecnología con el índice de la Tabla 2 para la situación de disputa en el campo tecnológico.

La Tabla 4 introduce en el modelo, como elemento adicional de análisis, el impacto de los posibles riesgos causados ​​por factores externos sobre los intereses nacionales entendidos como de gran sensibilidad para un país. Estos factores de riesgo se agrupan en 5 categorías (Defensa/Seguridad, Economía, Política, Territorio y Tecnología), a fin de permitir una asociación con las cinco posibles situaciones de disputa internacional. También se asocian variables a cada uno de estos factores, con sus respectivos pesos específicos. La Tabla 11 presenta una descripción genérica de la composición de estos factores. Las cinco categorías se desglosan a continuación:

I) Defensa/Seguridad: las variables para este componente en el modelo establecen ponderaciones que buscan capturar (i) en qué medida la acción de agentes extranjeros puede generar perturbaciones en la estabilidad de un país; (ii) la magnitud del impacto que las situaciones de inestabilidad en los países vecinos (o regiones/continentes, según la proyección geográfica del país analizado) puedan tener sobre los intereses estratégicos del país analizado; y (iii) la magnitud del impacto que las posibles disputas internacionales pueden tener en la infraestructura de defensa de un país, dependiendo de los costos de mantenimiento y preparación de los contingentes y equipos, el cronograma de modernización y, en caso de un conflicto real, los costos operativos, humanos y pérdidas materiales;

II) Economía: las variables para este tema se relacionan con el comercio internacional, bloqueos económicos, sanciones comerciales y sabotaje por parte de actores extranjeros en las operaciones de empresas extranjeras. Los daños al flujo comercial pueden generar impactos estructurales en la balanza de pagos de un país, los ingresos fiscales, la pérdida de empleos y la inflación de precios, entre otros efectos. La acción intencional de actores externos para dañar la economía de un país sería uno de los ejemplos de la llamada “guerra híbrida”[34]. A su vez, las disputas internacionales pueden tener efectos nocivos en el sistema financiero de un país. Al igual que ocurre con el comercio exterior, el sistema financiero también puede sufrir las consecuencias de la imposición de sanciones, el bloqueo de transacciones bancarias y el impacto de operaciones no ortodoxas, como la distribución clandestina de moneda falsa. La difusión de noticias fraudulentas y los ciberataques también plantean riesgos para los sistemas financieros.

Los efectos de las disputas externas sobre el Producto Interno Bruto de un país se consideraron como componentes relevantes del modelo discutido aquí. Dependiendo de la magnitud económica de los efectos negativos de una disputa externa, es posible un empobrecimiento sistémico de un país, con consecuencias en términos de inestabilidad política y social. Finalmente, el modelo también considera el acceso a materias primas, combustibles y otros elementos de carácter estratégico, que dependiendo de la situación particular de cada país, pueden motivar la adopción de medidas reactivas al riesgo del acceso gratuito y regular a estos insumos;

III) Política: las variables para este tema consideran la preocupación de un país por no ver en riesgo una imagen construida como instrumento de su política exterior. Una imagen internacional positiva puede ser útil en una serie de situaciones, como, por ejemplo, servir como “argumento moral” para la adopción de acciones agresivas contra terceros países etiquetados como transgresores del “buen comportamiento” que se esperaría de ellos en el contexto de las relaciones internacionales, o una plataforma para inducir agendas (por ejemplo, medio ambiente, derechos humanos, seguridad, etc.), que, en la superficie, serían “de interés colectivo”, pero que camuflan intereses estratégicos. En este sentido, los países que invierten en la imagen exterior como instrumento de poder son sensibles a disputas que, si no se manejan de manera competente, pueden comprometer proyectos estratégicos de política exterior. Adicionalmente, las disputas con otros países que debilitan la efectividad de una política exterior, que reducen sus instrumentos de participación en los flujos económicos internacionales o que difunden una visión de pérdida de resiliencia política, terminan por debilitar el apoyo de los liderazgos regionales o globales y el éxito de proyectos geopolíticos a largo plazo.

Finalmente, el modelo incluye en su proceso de análisis el impacto de la política interna en la política exterior de un país. He aquí un factor de riesgo percibido por los líderes y élites políticas, ya que la demostración de debilidad, tibieza o ineptitud en el manejo de disputas internacionales puede convertirse en un factor de desestabilización política. Dependiendo del régimen político del país, los impactos de una falla externa pueden variar desde consecuencias no traumáticas (pérdida de apoyo político/base electoral, en el caso de regímenes democráticos) hasta traumáticas (desobediencia civil, guerra civil, golpes de estado, derrumbe vigente);

IV) Territorio: las variables para este tema establecen pesos para un conjunto de situaciones que pueden generar niveles progresivos de gravedad. Una crisis fronteriza puede tener muchos orígenes, que pueden potenciar o incluso catalizar fuentes adicionales de conflicto entre dos países. En el caso de las disputas fronterizas, el grado de sensibilidad es marcadamente mayor, ya que requiere la movilización de esfuerzos diplomáticos y, en su caso, militares. Una disputa fronteriza puede desencadenar pasiones sociales enterradas en el tiempo, con consecuencias impredecibles. Algunas regiones del mundo siguen viviendo situaciones tensas en este sentido, como el Cáucaso, los Balcanes y Oriente Medio;

V) Tecnología: las variables de este tema establecen pesos que contemplan el acceso a mercados tecnológicos extranjeros y el mantenimiento (o pérdida) del umbral tecnológico. Los países líderes en la producción y comercialización de tecnología de punta (o productos derivados de ella) no quieren competencia, ya sea porque una fracción importante de las tecnologías de punta está vinculada al sector Defensa, o por el interés vital de mantener el control sobre las capas superiores de las cadenas globales de valor y, en este contexto, la dirección de los flujos de capital y la concentración del ingreso. Así, los países en posición de liderazgo son muy sensibles a las disputas tecnológicas, lo que significa que estarán dispuestos a adoptar medidas duras contra sus rivales. Por otro lado, los países que no producen tecnología y que son simplemente productores de materias primas y/o proveedores de mano de obra barata difícilmente endurecerán las negociaciones en este tema y buscarán obtener ventajas a cambio de abrir su economía local a la tecnología extranjera.

Las tablas 5 a 8 del modelo introducen 4 (cuatro) elementos que no forman parte del conjunto de factores que definen el perfil de un país y por lo tanto se ubicaron fuera de la Tabla 1, pero que pueden afectar la discrecionalidad de los líderes políticos a nivel de relaciones exteriores de un país. Estos elementos son los siguientes:

a) Percepción mutua: el propósito de esta variable es ponderar en qué medida el país “A” respeta al país “B” y viceversa; la medida en que un lado considera que el otro es resistente y, por lo tanto, motivado y firme cuando se enfrentan en una situación disputada. Al asignar un valor a esta variable, están presentes muchos de los factores antes mencionados de carácter subjetivo que impactan en la cosmovisión de los gobiernos y líderes políticos: xenofobia, intervencionismo, ideología, etc. Se trata, sin embargo, de una variable que puede dar lugar a situaciones ambiguas: por un lado, obtener un diagnóstico objetivo respecto a los niveles de autoestima, moral y confianza de los gobernantes del otro país a partir de información obtenida por fuentes de inteligencia; por otro lado, los líderes políticos que ven al otro país de manera presuntuosa y prejuiciosa, independientemente de la información que les presenten sus servicios de inteligencia, porque dan mayor importancia a su cosmovisión, que puede estar sesgada por los prejuicios. En el primer caso, la percepción será un elemento positivo para el análisis de una situación de conflicto. En el segundo caso, esta variable se aplicaría en sentido completamente opuesto a su función, induciendo erróneamente los cálculos del modelo y comprometiendo sus resultados;

b) “Bluff”: la función de esta variable es incorporar a los cálculos del modelo la posibilidad de que un país considere que el otro país utiliza la táctica del bluff. El análisis de esta variable guarda similitudes con el de “Percepción” descrito anteriormente, particularmente en relación con los procesos de búsqueda de información y cómo se evalúan: análisis objetivo y basado en datos de inteligencia “versus” interpretación subjetiva y no racional de una situación de conflicto ;

c) Opinión pública: variable cuya influencia está especialmente presente en los países democráticos; y

d) Identidad ideológica: la función de esta variable es relativizar la reacción de un país ante una potencial situación de disputa con otro país con afinidades ideológicas. En estos casos, la tendencia es alejarse de la adopción de medidas drásticas entre ambos países.

La Tabla 9 presenta la principal funcionalidad del modelo: la indicación de las posibles reacciones de los países analizados ante situaciones de disputa. En este punto del modelo se aplica la fórmula que correlaciona la “reacción del país” a cada una de las cinco situaciones potenciales de conflicto y el índice de “interés nacional en riesgo” de cada país. A su vez, la selección de la alternativa de reacción para cada una de las cinco situaciones de potencial disputa se basa en rangos de puntuación que corresponden a las alternativas presentadas en la Tabla 9, compuesta por tres subconjuntos: Appeasement (acomodación), Encirclement (restricción) y Military mobilization (movilización militar), sin interferencia externa del evaluador. Otra característica del modelo es presentar dos posibilidades de reacción: “regular” y “extrema”.

El Cuadro 10 está directamente relacionado con el Cuadro 9. Su propósito es señalar el perfil de la respuesta mutua de los dos países a sus respectivas reacciones. El cálculo de esta tabla incluye fórmulas que aprovechan las asimetrías de puntuación de determinados ítems del modelo para cada uno de los países bajo análisis y, a partir de ahí, generar una puntuación a partir de la cual se elaborará un escenario réplica contenido en la Tabla 12 del modelo seleccionado.

Tabla 1 – Flujo de operación del modelo

Contexto: queremos analizar una disputa entre dos países, “A” y “B”, e identificar sus posibles reacciones.
Aplicación del modelo: el modelo genera un puntaje acumulativo mediante la aplicación de fórmulas que cuantifican, de forma acumulativa, los perfiles nacionales, el impacto de grupos específicos de variables y la intersección de datos de los dos países analizados. Al final, el modelo indica automáticamente la probable reacción de cada país ante cinco posibles situaciones de disputa: defensa, economía, política, territorio y tecnología.
1ª etapa: definición de perfiles genéricos de los Países “A” y “B”, a partir de diez factores (atributos) que abarcan aspectos políticos, económicos y psicosociales, entre otros. Los subconjuntos de variables asociadas a cada factor generan subtotales (“X”).
2ª etapa: cuantificación de un segundo perfil de países “A” y “B”, esta vez en relación con cinco posibles situaciones de conflicto. A partir de la interacción entre grupos de subconjuntos medidos en la 1ª etapa (“X”), se generan valores para cada potencial situación de disputa, por país (“Y”).
3ra etapa: adición de un factor de énfasis (impacto) de cada una de las cinco posibles situaciones de disputa al perfil de los países “A” y “B” medido en la 2da etapa (de “Y” genera “W”).
4ª etapa: cuantificación del impacto de los factores externos (“Z”), que se suman a los valores acumulados de los perfiles nacionales previamente medidos (“Y” y “W”).
5ª etapa: determinación de la reacción de los países “A” y “B” ante las cinco posibles situaciones de conflicto que contempla el modelo: (i) se mide la relación entre “Z” y las variables “NIAR”; (ii) con la puntuación final acumulada, el modelo selecciona automáticamente, para cada situación potencial de disputa, una de las posibles alternativas de reacción contenidas en una tabla específica, para dos escenarios: “Regular” y “Extremo”.
6ª etapa: determinación de la Réplica Mutua a las Reacciones de “A” y “B” ante las cinco posibles situaciones de conflicto, teniendo en cuenta las asimetrías cuantificadas por el modelo entre los perfiles de cada país analizado.

Fuente: Autoría propia, 2020.

6. CONCLUSIÓN

Como se indicó anteriormente en este artículo, el modelo no estaba configurado para realizar análisis estadísticos de los factores que afectarían directa o indirectamente la toma de decisiones en el campo de las relaciones internacionales. La arquitectura conceptual del modelo se basa en un enfoque que busca considerar, a través de asociaciones lógicas, los pesos de diferentes grupos de variables que perfilan un país y su liderazgo, a la luz de sus características internas y sus interacciones con el exterior, con el objetivo de señalar reacciones probables a un grupo seleccionado de posibles disputas internacionales. Al estar estructurado en fórmulas, variables y pesos estandarizados aplicables a cualquier país, el modelo puede servir como herramienta complementaria para el análisis de escenarios realizados por otras plataformas, con el valor añadido de incorporar elementos cognitivos, psicosociales, culturales e ideológicos, normalmente ausentes del proceso tradicional de análisis de los conflictos internacionales, que tradicionalmente se centra en aspectos de defensa, seguridad, economía y política.

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APÉNDICE – REFERENCIAS EN NOTAS A PIE

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4. DOLLARD, J. et al. Frustration and Aggression. New Haven: Yale University Press, 1939; BREUER, J. e ELSON, M. Frustration-Aggression Theory. In: The Wiley Handbook of Violence and Aggression, Peter Sturmey (ed.). Nova Jersey: John Wiley and Sons, Ltd., 2017.

5. GIDDENS, A. The constitution of society: Outline of the theory of structuration. Cambridge: Polity Press, 1984, p. 16-39.

6. HODGE, J. K. et al. Rank disequilibrium in multiple-criteria evaluation schemes. In: Involve, a Journal of Mathematics. v.10, n. 1. Berkeley: Mathematical Sciences Publishers, 2017, p. 165-180.

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16. Department for International Development (DFID), United Kingdom. Conducting Conflict Assessments: Guidance Notes. Londres: DFID, 2002, p. 10-12.

17. O’BRIEN, P. Benefits-Harms Guidebook. Cooperative for Assistance and Relief Everywhere (CARE International). Genebra: CARE International, 2001.

18. SHARDESAI, S.; WAM, P. The Conflict Analysis Framework (CAF): identifying conflict-related obstacles to development. In: Social Development Notes, n. 5. Conflict Prevention & Reconstruction. Washington-DC: World Bank, 2002.

19. GARRED, M. et al. Making Sense of Turbulent Contexts: Local Perspectives on Large-Scale Conflict, Part I, Chapter 2: Key Concepts and Theories of Conflict. Uxbridge: World Vision International, 2015, p. 42-57.

20.Título del capítulo del artículo de referencia, del que procede la cita.

21. Con la difusión de la inteligencia artificial, se revela la posibilidad de una amplia automatización del proceso de análisis de las relaciones internacionales. Sin embargo, sería demasiado pronto para hablar de un triunfo de la teoría de la acción racional, ya que el resultado de un razonamiento desarrollado por una computadora se circunscribe al universo de conceptos y variables de que dispone, que pueden tener su origen en dependencias ideológicas. valores, religiosos, sociales y raciales.

22. American Political Science Review, International Organization, International Security, International Studies Quarterly, Journal of Conflict Resolution e World Politics.

23. Somente no sítio da internet da empresa Capterra, na opção de consulta Social Media Monitoring Software, listam-se 72 empresas que oferecem plataformas, ferramentas e serviços de monitoramento de mídias sociais. Disponível em: www.capterra.com Acesso em: 26 mar. 2020.

24. “The Clinton administration declared that the US has the right to use military force unilaterally to ensure ‘uninhibited access to key markets, energy supplies, and strategic resources’” (CHOMSKY, Noam. “Future Global Hegemony and the US”, Al Akhbar, 26 ago. 2011. Nova York: Global Policy Forum. Disponível em: https://www.globalpolicy.org/challenges-to-the-us-empire/general-analysis-on-challenges-to-the-us empire/50643-future-global-hegemony-and-the-us.html Acesso em: 26 mar. 2020.

25. O conceito de “civilização” é aplicado no presente artigo como a representação das qualidades particulares de uma cultura (HERBERT Jr., 1980, p. 5; LAWRENCE, 2010, p. 157), e não no sentido de organização social e progresso econômico (CHILDE, 1950, p. 9-16; ADAMS, 1966, p. 1-2, 44-45).

26. “Economics has become the indispensable foreign policy tool of our time. Everything we do is to ensure that the United States remains the world’s strongest and most dynamic economy”, Departamento de Estado dos Estados Unidos da América, Subsecretaria de Crescimento Econômico, Energia e Meio Ambiente, Escritório de Assuntos Econômicos e Negócios. Disponível em: https://www.state.gov/bureaus-offices/under-secretary-for-economic-growth-energy-and-the-environment/bureau-of-economic-and-business-affairs/Acesso em: 30 mar. 2020.

27. No artigo “Why Venezuela’s Petro-Aggression In Guyana Is Being Largely Ignored”, Ryan OPSAL comenta as circunstâncias internas do lado venezuelano no contexto da disputa territorial daquele país com a Guiana. Disponível em: https://oilprice.com/Energy/Crude-Oil/Why-Venezuelas-Petro-Aggression-In-Guyana-Is-Being-Largely-Ignored.html Acesso em: 31 mar. 2020.

28. Um exemplo de medidas adotadas nesse campo encontra-se na Estratégia da União Europeia de Luta Contra o Terrorismo, aprovada em Bruxelas em 30 nov. 2005, que contempla 4 pilares: Prevenir, Proteger, Perseguir e Responder, cada qual com medidas específicas. Disponível em: https://register.consilium.europa.eu/doc/srv?l=ES&f=ST%2014469%202005%20REV%204 Acesso em: 30 mar. 2020.

29. O momento contemporâneo da estratégia militar contraterrorista dos Estados Unidos é objeto da análise de Kyle REMPFER no artigo “Special operations launches ‘secret surrogate’ missions in new counter-terrorism strategy”, www.militarytimes.com 08 fev. 2019. Disponível em: https://www.militarytimes.com/news/your-army/2019/02/08/fighting-terrorism-may-rely-on-secret-surrogate-forces-going-forward/ Acesso em: 30 mar. 2020.

30. Exemplo recente desse tipo de manobra é o caso das atividades militares da Turquia na Síria, tema abordado em artigo de Candace RONDEAUX intitulado “NATO Is in Denial About the Risk of War Between Turkey and Russia”, World Politics Review, 06 mar. 2020. Disponível em:

https://www.worldpoliticsreview.com/articles/28583/for-nato-turkey-russia-war-is-a-nightmare-scenario Acesso em: 31 mar. 2020.

31. “Bolsonaro Wants Closer Security Ties With Washington. Does Brazil’s Military?” World Politics Review, 05 abr. 2019, Disponível em: www.worldpoliticsreview.com/trend-lines/27738/bolsonaro-wants-closer-security-ties-with-washington-does-brazil-s-military Acesso em: 31 mar. 2020.

32. “An individual appointed or assigned to be a chief of mission should possess clearly demonstrated competence to perform the duties of a chief of mission, including, to the maximum extent practicable, a useful knowledge of the principal language or dialect of the country in which the individual is to serve, and knowledge and understanding of the history, the culture, the economic and political institutions, and the interests of that country and its people” Sec.304 (a)(1), Appointment of Chiefs of Mission, Foreign Service Act of the United States of America. Disponível em: https://www.usaid.gov/sites/default/files/documents/1868/fsa.pdf Acesso em: 01 abr. 2020.

33. Disponível em: http://www.itamaraty.gov.br/pt-BR/discursos-artigos-e-entrevistas-categoria/secretario-geral-das-relacoes-exteriores-discursos/7510-discurso-do-embaixador-sergio-danese-por-ocasiao-da-cerimonia-em-que-tomou-posse-como-secretario-geral-do-ministerio-das-relacoes-exteriores Acesso em: 01 abr. 2020.

34. “The synchronized use of multiple instruments of power tailored to specific vulnerabilities across the full spectrum of societal functions to achieve synergistic effects”. Multinational Capability Development Campaign (MCDC), p. 8. Disponível em: https://assets.publishing.service.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attachment_data/file/647776/dar_mcdc_hybrid_warfare.pdf Acesso em: 30 mar. 2020.

[1] MBA en Proyectos y Diplomado en Relaciones Internacionales.

Enviado: Diciembre de 2020.

Aprobado: Diciembre de 2020.

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Marcio Lopes Corrêa

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