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 Notas sobre la agricultura en la evolución del pensamiento económico

RC: 77307
2.022
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CONTEÚDO

ARTÍCULO ORIGINAL

FERRAZ, Carlos Alberto Leitão [1]

FERRAZ, Carlos Alberto Leitão. Notas sobre la agricultura en la evolución del pensamiento económico. Revista Científica Multidisciplinar Núcleo do Conhecimento. Año 05, Ed. 08, Vol. 16, páginas 107-125. Septiembre de 2020. ISSN: 2448-0959, Enlace de acceso: https://www.nucleodoconhecimento.com.br/medio-ambiente/agricultura-en-la-evolucion ‎

RESUMEN

El artículo analiza la agricultura en la evolución del pensamiento económico. Evidenciar las diversas especificidades y problemáticas del sector agrario según la visión de las principales escuelas económicas en el transcurso de la evolución de la teoría económica. Cómo cada una de las corrientes económicas interpretó el papel de este sector en el aspecto más amplio de la economía. Se busca demostrar sintéticamente cómo la historia del pensamiento económico incorporó teóricamente, en sus principales aspectos, los cambios ocurridos en las funciones de la agricultura durante su desarrollo. Se trata de un estudio de revisión bibliográfica, basado, siempre que sea posible, en los escritos originales de los principales autores de cada cadena económica analizada. El texto concluye que, a lo largo de la evolución de la ciencia económica, la agricultura siempre ha estado presente en los principales estudios sobre el pensamiento económico, de manera diferente, acompañando su papel en la economía en el curso de su desarrollo.

Palabras clave: Evolución, pensamiento, economía, agricultura.

1. INTRODUCCIÓN

En los primeros días de la humanidad, la actividad económica de los hombres se limitaba a la recolección, la caza y la pesca. Los hombres vivían en manada, es decir, eran gregarios. El trabajo de caza podría resultar en la presa y / o la matanza de un animal que le permitiría alimentar a los componentes de un grupo durante días o incluso semanas o resultar en un fracaso. Para que el grupo no obtuviera los alimentos necesarios para su subsistencia. Lo mismo puede decirse de la pesca, dados los rudimentarios instrumentos para su efectividad. La recolección, a su vez, realizada por las mujeres, tuvo éxito en su objetivo con la recolección de suficientes verduras para abastecer al grupo durante unos días.

De esta forma, el hombre mantiene, aunque depredador, una estrecha relación con la naturaleza. Sin embargo, esta relación es de dependencia. Porque es ella quien le proporciona el alimento necesario para su existencia.

La existencia nómada impuesta por los cambios naturales está comenzando a cambiar lentamente. Poco a poco, el hombre a través de la observación comenzó a intervenir en la reproducción y selección de animales y vegetales que le servirían de alimento. Este dominio inicial de la naturaleza y la domesticación de los animales, durante el período neolítico, dio lugar a la agricultura. A partir de ahí, el hombre pasará de nómada a sedentario, controlará su propio suministro de alimentos.

La expansión de la agricultura llevará al hombre a asentarse en una determinada zona ya apropiarse del suelo, de ahí que surja y se consolide la división social de las actividades laborales, la división de la sociedad en clases sociales y el Estado.

Sin embargo, es con el advenimiento de la Primera Revolución Industrial o la Revolución Industrial Inglesa que el hombre rompe la dependencia de las fuerzas naturales para realizar su trabajo productivo. En los períodos que precedieron a la primera revolución industrial, los mecanismos y máquinas utilizados en el proceso de producción dependían en su propulsión de las fuerzas de la naturaleza, como los ríos y los vientos, la fuerza de los animales o la fuerza humana. Pero la introducción de James Watt de la máquina de vapor transforma radicalmente esta dependencia: el vapor de agua se convierte en una fuente de fuerza impulsora. Esto permitió determinar la duración de los ciclos de producción y hacerlos continuos y adaptarlos a los cambios en la demanda.

Pero no fue solo en el aspecto del avance tecnológico que la revolución industrial provocó cambios radicales. En base a ella, el propósito de la actividad económica es obtener la expansión del capital a través de la producción de bienes y no producir bienes para satisfacer las necesidades humanas. Así, como el capital agrícola y el capital comercial fueron subordinados al capital industrial, este último pasó a estar, a partir de cierto momento, subordinado al capital financiero.

Así, este texto pretende demostrar sintéticamente cómo la historia del pensamiento económico incorporó teóricamente, en sus principales aspectos, los cambios ocurridos en las funciones de la agricultura durante su desarrollo. Con este fin, este artículo, después de esta introducción, se estructura en las siguientes secciones: agricultura en la antigüedad, agricultura en el feudalismo, el surgimiento de la economía orientada al mercado, la agricultura como única fuente de excedente económico y riqueza, desarrollo agrícola en el país. clásicos: Smith, Ricardo y Malthus, el papel subordinado de la agricultura, el enfoque neoclásico: el fin de la agricultura como sector específico en el análisis económico, desde el enfoque agrícola hasta el enfoque agrario y las consideraciones finales.

2. LA AGRICULTURA EN LA ANTIGÜEDAD

El análisis de la agricultura desde la mirada económica en el período griego debe entenderse según los parámetros filosóficos que orientaron el orden económico de la época: I – Predominio de lo general sobre lo particular, es decir, el bienestar individual subordinado al bienestar colectivo; II – Igualdad ética, en este sentido el Estado griego ideal estaría compuesto por un cierto número estable de habitantes, lo que facilitaría la preservación del orden social; y III – Desprecio por la riqueza, por lo que el aspecto esencial del ser humano es su alma, seguido del cuidado del cuerpo y, finalmente, la riqueza.

El pensamiento filosófico en Grecia influirá en gran medida en las opiniones económicas que surgieron en ese momento. La corriente individualista que opone las razones del Estado y las del individuo, critica el desprecio por la riqueza e inicia la rehabilitación de la actividad laboral. Otra vertiente individualista, cuyo principal exponente fue Aristóteles, critica el comunismo de Platón. Sin embargo, incluso en desacuerdo con Platón, en cuanto a la forma de organización social defendida por ese pensador, Aristóteles se acerca a él en relación con el desprecio por la propiedad privada y la libertad individual. Esta visión de la economía propone un control demográfico para mantener el predominio del Estado sobre el individuo. Además de estas dos visiones de la economía citadas, estaba la corriente socialista que tenía a Platón como su principal formulador. Aboga por la estructuración de un estado ideal, donde impere la justicia y el ciudadano dedique el máximo de tiempo a la actividad política y los estudios de filosofía. De esta forma, los matices económicos deben restringirse al mínimo necesario. El trabajo manual no está incluido en esta estructura socialista, los comerciantes y artesanos son ignorados y el agricultor, a su vez, es relevante para el sistema.

Así, en su fase embrionaria o precientífica, la ciencia económica atribuyó una importancia destacada al sector agrícola en la economía. Además, veía la agricultura como una actividad que armonizaba con la naturaleza. En este contexto, en el pensamiento económico de la época, la agricultura era, a todos los efectos, una actividad económica central y éticamente superior. (CORAZZA y MARTINELLI JR., 2002, p. 11).

3. LA AGRICULTURA EN EL FEUDALISMO

La economía medieval se puede dividir en dos períodos económicos. Uno que comprende los siglos V al XI, donde ocurren las invasiones de los bárbaros, la decadencia y extinción de la vieja economía y la fragmentación económica del feudalismo, entonces en su plenitud. El intercambio comercial, cuando ocurre, tiene lugar en la localidad, siendo raros los intercambios realizados fuera de los dominios del feudo. El otro período se extiende desde el siglo XI al XIV, lo que representa una fase de crecimiento comercial. A partir del siglo XI, tras una etapa decadente, resurgieron los intercambios y el comercio. Al mismo tiempo, los oficios especializados se expanden, la división del trabajo aumenta la producción, el mercado se expande.

Durante el período medieval, la Iglesia Católica tuvo una influencia significativa en la vida y las ideas de toda la población. A nivel de las ideas económicas, esta ciencia buscará en la religión cristiana la concepción moral de la moderación, que influirá mucho en los juicios sobre el beneficio y la propiedad.

La propiedad privada se considera legítima. Sin embargo, esta legitimidad no fue absoluta. Estaba condicionado por el carácter individualista, que le permite al hombre apropiarse de los bienes productivos, garantizando su satisfacción, pues a través de este puede formar las reservas necesarias en el caso de eventualidades futuras. También se condiciona, socialmente, al señalar que el derecho abusivo de su titular debe prevenirse cuando implica actitudes abusivas del titular en detrimento del bienestar colectivo.

La influencia de la moral cristiana contribuirá a la noción de precio justo, es decir, para que los intercambios se realicen con equilibrio, de acuerdo con los intereses de las partes negociadoras involucradas, es necesario que el precio sea justo. Scholastics considerará como precio justo aquel valor reducido que permite al consumidor comprar el producto con normalidad y al vendedor recibir un precio suficiente por su producto que le interesa vender y en consecuencia garantizarle una vida digna. La noción de precio justo se aplicará al salario que debe permitir al trabajador y su familia vivir de acuerdo con la tradición de su clase social y costumbres locales. Al mismo tiempo, la noción de precio justo también se incorpora al concepto de beneficio.

La economía de la Edad Media era esencialmente una economía agrícola y autosuficiente, en la que en general la mayoría de las necesidades de la población se cubrían en el propio feudo. Así, el papel predominante de la agricultura en relación con la artesanía y el comercio era natural.

4. LA EMERGENCIA DE LA ECONOMÍA ENFOCADA EN EL MERCADO

“Los primeros años del siglo XVI en Europa marcan el declive de la estructura feudal y, al mismo tiempo, el surgimiento del sistema capitalista como rasgo llamativo”. (HUNT y SHERMAN, 1995, p. 32). Durante este período, se produjeron cambios sociales y económicos que poco a poco abrieron el camino para el surgimiento, expansión y consolidación del capitalismo. El constante crecimiento demográfico europeo, el cercado de los campos utilizados como pastos comunales inicialmente en Inglaterra, el progreso científico, el movimiento migratorio hacia las ciudades estimularon la disolución de los viejos lazos feudales que, aún, persistían. Al mismo tiempo, en los estados-nación, las correlaciones entre las fuerzas políticas cambiaron. La alianza política entre reyes y capitalistas le quitó poderes a la nobleza feudal en varias áreas cruciales, como los sectores comercial y productivo, según Hunte y Sherman (1995, p. 36). Es en este escenario donde surge la doctrina económica del mercantilismo. Según Sandroni (1994, p.219):

(…) Esta escuela, que marca el período comprendido entre los siglos XVI y XVII, se caracterizó por los siguientes principios económicos: I

– El estado debe expandir el bienestar de su población, incluso si afecta a otros países y colonias; II – La riqueza económica de una nación depende de la expansión demográfica y la acumulación de metales preciosos; III – Balanza comercial favorable; y IV – Preponderancia económica del comercio y la industria en relación con la agricultura.

Rezende (2005) destaca la práctica del intervencionismo estatal en la economía en el mercantilismo. Para este autor, los rasgos más llamativos de esta corriente económica fueron: I – El metalismo, es decir, la prosperidad y riqueza de un país resultaría de la cantidad de oro y plata que acumulara; II– El volumen de las exportaciones siempre supera al de las importaciones; III – Nacionalismo económico, que consistió en incentivar el sector secundario nacional; y IV – Colonialismo.

En segundo lugar, también, Rezende (2005), los esfuerzos de los países mercantilistas en el autoabastecimiento y en la producción de productos manufacturados encontraron dificultades para obtener ciertas materias primas que, por razones geoclimáticas, solo podían producirse en áreas tropicales. Sin embargo, este obstáculo podría superarse si los países centrales tuvieran colonias. De esta forma se pudo alcanzar el principal objetivo de la política mercantilista, que era obtener metales preciosos, o bien, poder explotar bienes para su ventajosa comercialización en el mercado europeo.

Por tanto, aunque la agricultura no se considera la actividad principal de la economía, es la base del pensamiento económico mercantilista. Además, emerge en esta doctrina como un factor, aunque no directo, pero importante para el logro del alcance de la política mercantilista.

5. LA AGRICULTURA COMO ÚNICA FUENTE DE RIQUEZA Y EXCEDENTE ECONÓMICO

En el período de transición entre el declive del feudalismo y el surgimiento del capitalismo comercial, la visión del papel de la agricultura en el sistema económico cambia. Y este cambio en el papel de la agricultura en la economía se produce con la escuela económica Fisiocrata.

Los fisiócratas eran un grupo de economistas franceses cuyo principal exponente fue François Quesnay. Para esta escuela económica, solo la naturaleza, es decir, la tierra es productiva, con capacidad de multiplicar un grano de frijol en muchos otros granos. Sectores como la industria y el comercio, aunque importantes, solo realizan el transporte y transformación del producto originario de la naturaleza. En su estructura teórica, dividió a la sociedad en tres clases: I – La clase productiva; II – La clase de propietarios; y III – La clase estéril).

Para Quesnay:

La nación se reduce a tres clases de ciudadanos: la clase productiva, la clase de propietarios y la clase estéril. La clase productiva es la que revive, cultivando el territorio, la riqueza de la nación, adelanta los gastos con labores agrícolas y paga anualmente las rentas de los terratenientes. Este trabajo incluye todos los trabajos y gastos incurridos en la agricultura, hasta la venta de los productos de primera mano; por esta venta, se conoce el valor de la reproducción anual de la riqueza de la nación. La clase de propietarios comprende al soberano, los terratenientes y los diezmadores. Esta clase subsiste de la renta o producto neto del cultivo de la tierra, que le pago anualmente a la clase productiva, después de que ha descontado, de la reproducción que hace renacer cada año, las riquezas necesarias para el repago de sus anticipos anuales. y el mantenimiento de su riqueza de exploración. La clase estéril está formada por todos los ciudadanos que se dedican a servicios y trabajos distintos de la agricultura, y cuyos gastos son pagados por la clase productiva y la clase de propietarios, quienes a su vez obtienen sus ingresos de la clase productiva. (QUESNAY, 1983, pág. 258).

Así, en este trabajo Quesnay presenta el modelo de flujo de ingresos entre estos sectores de la economía. Los propietarios y agricultores compran productos y servicios de otros sectores que, a su vez, devuelven estos ingresos en forma de compra de productos agrícolas. Consideró que esta circulación de ingresos retrataba un orden natural determinado tanto por leyes inalterables como por las leyes que gobiernan la física.

Desde este punto de vista, según Sandroni (1994, p.141), “los fisiócratas defendieron la amplia libertad económica, la extinción de todas las tasas y su sustitución por un único impuesto sobre la propiedad y el Estado como garante de la propiedad y la libertad económica”.

De esta forma se puede entender que esta doctrina económica formuló primero los principios del liberalismo económico. Su análisis económico se centra en la producción, modificando el centro de análisis económico que, hasta entonces, favorecía la actividad comercial. Además, colocó a la agricultura como la única actividad productiva que genera la riqueza y la prosperidad de una nación.

6. DESARROLLO AGRÍCOLA EN CLÁSICOS: SMITH, MALTHUS Y RICARDO

Adam Smith, autor del libro clásico La riqueza de las naciones, publicado en 1776, comienza a cambiar la centralidad de la agricultura en el análisis económico que ocupaba en el pensamiento de los fisiócratas. La agricultura, a partir de entonces, está subordinada al proceso de acumulación económica de capital en general. El tema en torno al cual se estructura la obra es la creación y expansión de la riqueza, que, según él, proviene del trabajo humano. Así, no fue solo el trabajo agrícola el que generó riqueza, sino todo el trabajo productivo, insertado en la división del trabajo y la especialización, el que produce un excedente económico. (CORAZZA y MARTINELL JR., 2002, p.17).

Sin embargo, Smith afirma la relevancia productiva del trabajo agrícola en relación con el trabajo artesanal y comercial. Una vez que el trabajador del campo produce para su sustento y el de su familia, así como para la rentabilidad de sus empleadores y los ingresos de los terratenientes. Al mismo tiempo, este pensador, considera que el trabajo industrial tiende a ser más productivo debido a que el sector industrial se adapta con mayor facilidad a la especialización y división del trabajo. De este análisis se desprende que el excedente económico ya no se considera de naturaleza física, cuantitativa, sino como un valor de cambio o valor económico creado por el trabajo.

Thomas Robert Malthus (1766 – 1834) que vivió la Revolución Industrial Inglesa, publicó en 1798 su obra más conocida Ensayo sobre el principio de población. En este trabajo formula su contribución más relevante a la teoría de la población. Según Malthus, la producción de alimentos se expande en una progresión aritmética mientras que el crecimiento demográfico ocurre en progresión geométrica. lo que implica pobreza y hambre en general. Este crecimiento de la población se podría contener a través de varios factores restrictivos como la barrera moral, la miseria, la adicción, además de otras condiciones, como la guerra, la peste y otras enfermedades.

Malthus dice:

{…} Entonces, dando por sentado mis postulados, afirmo que el poder de crecimiento de la población es indefinidamente mayor que el poder de la tierra para producir medios de vida para el hombre. La población, cuando no está controlada, crece en progresión geométrica. Los medios de vida crecen solo en progresión aritmética. Un poco de conocimiento de los números.

demostrará la enormidad del primer poder en comparación con el segundo. Según esa ley de nuestra naturaleza que hace que los alimentos sean necesarios para la vida humana, los efectos de estos dos poderes desiguales deben mantenerse iguales. Esto implica un obstáculo que actúa firme y constantemente sobre la población, debido a la dificultad de subsistencia. Esta dificultad debe disminuir en algún lugar y, necesariamente, debe ser sentida con dureza por una gran parte de la humanidad (…) (MALTHUS, 1996, p. 242).

Para Galbraith (1987, p. 71) “ningún autor, hasta entonces, ha puesto la responsabilidad de la pobreza sobre los hombros de los mismos pobres con tanta fuerza como lo hizo Malthus”.

Un tema de interés para los grandes pensadores de la época, también la teoría de la renta de la tierra fue objeto de análisis por parte de Malthus. Para él, la renta de la tierra corresponde a la parte del producto total que queda con el propietario de la tierra después de todos los pagos realizados con el cultivo del cultivo. De esta forma, la renta de la tierra se origina en un precio superior al costo de producción de los productos agrícolas, que a su vez se deriva de 03 factores: la calidad del suelo, la peculiaridad del producto agrícola que crea y expande su propia demanda y la escasez relativa. de tierra fértil. Para Lenz (1985) Malthus establece un vínculo directo entre la existencia de riqueza y la generación de ingresos a partir de la tierra (“como un regalo de la naturaleza”), en la que la clase terrateniente tiene una importancia incomparable en la sociedad.

El modelo económico ricardiano se basa en el análisis de los beneficios agrícolas debido a las peculiaridades de los bienes provenientes de la agricultura que pueden, al mismo tiempo, ser utilizados como insumos o productos para el consumo. En este modelo, en el que predomina la agricultura, hay una visión amplia de los mecanismos que interfieren en la producción y distribución del producto de la sociedad, las fuerzas estimulantes y restrictivas del crecimiento económico, señalan (CORAZZA y MARTINELLI JR, 2002, p.19 ).

La agricultura juega un papel tan importante que afecta a la economía en su conjunto, afectando el valor de los alimentos, los salarios de las industrias, las inversiones, las ganancias y la expansión del producto nacional. De esta manera, el desempeño agrícola podrá determinar la tendencia del crecimiento económico y, así como, la distribución del ingreso nacional entre las clases sociales.

Desde esta mirada ricardiana surge el concepto de renta de la tierra que, para Ricardo, es la porción del producto proveniente del cultivo del suelo que se paga al propietario para poder explotar productivamente el suelo de su propiedad. A diferencia de Malthus, Davi Ricardo considera que la renta de la tierra se origina en la rareza de este recurso natural. Debido a que la tierra es limitada, con fertilidad variable y la necesidad de incorporar tierra de calidad inferior al proceso de producción agrícola, es necesario pagar una renta para poder explotarla.

7. EL PAPEL SUBYACENTE DE LA AGRICULTURA

Con Karl Marx, la agricultura comenzó a desempeñar un papel subordinado en el proceso de acumulación general de capital.

Según este autor:

(  ) En el ámbito de la agricultura, la gran industria actúa de forma más revolucionaria al aniquilar el baluarte de la vieja sociedad, el “campesino”, sustituyéndolo por el asalariado. Las necesidades de la revolución social y las antítesis del campo se nivelan así con las de la ciudad. En lugar de la producción más rutinaria e irracional, está la aplicación tecnológica consciente de la ciencia. La ruptura del vínculo familiar original de agricultura y manufactura, que implicaba la configuración infantilmente subdesarrollada de ambas, se completa con el modo de producción capitalista. Pero crea, al mismo tiempo, los supuestos materiales de una síntesis nueva, superior, de la unión entre agricultura e industria basada en sus configuraciones elaboradas antitéticamente. Con la preponderancia cada vez mayor de la población urbana que se apiña en grandes centros, la producción capitalista acumula, por un lado, el motor histórico de la sociedad, pero por otro, perturba el metabolismo entre el hombre y la tierra, es decir, el retorno a la tierra de los componentes de la tierra consumidos por el hombre, en forma de alimento y vestido, por lo tanto, la eterna condición natural de la fertilidad permanente del suelo. Como resultado, destruye simultáneamente la salud física de los trabajadores urbanos y la vida espiritual de los trabajadores rurales. Pero, al destruir las condiciones de este metabolismo, desarrollado espontáneamente, lo obliga, simultáneamente, a restaurarlo de manera sistemática, como ley reguladora de la producción social y en una forma adecuada para el pleno desarrollo humano. Tanto en la agricultura como en la manufactura, la transformación capitalista del proceso de producción aparece, al mismo tiempo, como el martirologio de los productores, el medio de trabajo como medio de subyugación, explotación y empobrecimiento del trabajador, la combinación social de los procesos de trabajo. como opresión organizada de su vitalidad individual, libertad y autonomía (..) (MARX, 1996, p. 133).

Marx consideró fundamental para el desarrollo capitalista la creación de un mercado interno que propiciara el desarrollo de la producción comercial con la división social del trabajo, incluida la producción rural, sustentada por la división de los diversos procedimientos para procesar los productos frescos extraídos de la agricultura para, luego, transformarse en sectores industriales propios, volviendo a interactuar con el sector agropecuario a través de la venta de bienes, intercambiando sus bienes por otros de origen rural.

La Figura 1 presenta una síntesis de las transformaciones que ocurren en la agricultura con el avance de las relaciones capitalistas en el campo.

Figura 1: El proceso de penetración del capitalismo en el campo

Fuente: Carvalho (2015, p. 27).

Se puede ver, según la Figura 1 anterior, que el agricultor era autosuficiente, producía para él y su familia. Ahora vende su producción a la industria y luego adquiere otros productos suministrados por ese sector industrial. Poco a poco, el campesino perdió su autonomía. La gran mayoría no logró adaptarse a las nuevas formas de producción y acabó siendo expulsada del espacio agrario, pasando a concentrarse en la periferia de las grandes ciudades en busca de empleo.

Así, la gran propiedad rural que logró adaptarse a las nuevas técnicas, y siguió el ritmo del desarrollo de la industria, logró destacarse y pasó a subordinar su producción a los intereses de la industria. Con la expansión y consolidación del capitalismo en el campo, se produce un aumento de la producción y la productividad y transformaciones en las relaciones laborales, tanto en el espacio como en las áreas urbanas. Marx concluye que la agricultura comienza a desempeñar un papel subordinado al capital industrial. (CARVALHO, 2015, pág.27).

En esta perspectiva, Marx señala el mecanismo social de la renta de la tierra, ya que la agricultura depende del modo de producción del capitalismo. Para Amin y Vergopoulos (1997), la sumisión de la agricultura se da de dos formas. El primero, con una característica económica, se da a través de la intervención del capital dominante, complejo industrial y comercial de alimentos, en el proceso productivo agrícola, que impondrá a los productores en el campo la estandarización de la producción, uniformes de programas de trabajo, estandarización de productos, concentración de redes de acopio de mercancías, comercialización, entre otros factores. La segunda forma, de naturaleza política, son las alianzas de clases entre el capital dominante y los terratenientes. De esta manera, se enfatiza cada vez más la sumisión de la agricultura al capitalismo en todo el mundo.

Sin embargo, Silva (1981, p. 22) señala que:

(…) La penetración del capitalismo en la agricultura encuentra una barrera en la propiedad de la tierra. Para que la propiedad de la tierra se convierta en un monopolio, impidiendo la transferencia de otro capital a este sector. Este monopolio adquiere dos aspectos. Por un lado, proviene de la producción agrícola en un suelo determinado con determinadas características. Por otro lado, se entrega a la propiedad privada de la tierra, disponiendo de ella como quiere. Son estos dos aspectos los que generan ingresos por tierras.

A su vez, la renta de la tierra se divide en renta diferencial e renta absoluta. La renta diferencial surge de su uso y explotación. Pues los medios de producción de la tierra tienen ciertas características monopólicas, como su heterogeneidad, extensión limitada e irreproducible. Este ingreso diferencial también se puede derivar en dos. Una novedad que se deriva de la diferencia de ubicación y fertilidad del suelo; y un segundo que proviene de inversiones de capital y trabajo realizadas sobre el terreno. La renta absoluta de la tierra se deriva del pago que recibe el terrateniente por la explotación de su tierra por parte de los capitalistas. Para AQmin y Vergopoulos (1977), la renta de la tierra en Marx es un producto de la sociedad capitalista como los demás productos que genera este modo de producción.

Sin embargo, una forma de superar este obstáculo es a través del progreso técnico, que conduce a la subordinación de la propia naturaleza. Sin embargo, esta sumisión no se produce por completo, ya que es difícil oponerse por completo a las acciones de las fuerzas naturales.

8. EL ENFOQUE NEOCLÁSICO: EL FIN DE LA AGRICULTURA COMO SECTOR ESPECÍFICO DEL ANÁLISIS ECONÓMICO

El pensamiento neoclásico abandonará la teoría del valor del trabajo, el análisis estructurado en las clases sociales y el concepto de excedente económico. En esta perspectiva, la estructura analítica se basa en los factores de producción: tierra, capital y trabajo. La función de la producción neoclásica se estructura de manera multiplicativa y con perfecta sustituibilidad de sus componentes: capital, trabajo y tierra (recursos naturales). Así, el desarrollo agrícola se da a través de la evolución de factores de producción, que son intercambiables entre sí.

En el contexto de la agricultura, en el análisis neoclásico las primeras aproximaciones a la termal surgen de la oposición entre la producción agrícola en los países desarrollados y la pobreza agraria en los países subdesarrollados. Los componentes a diferenciar serían las innovaciones tecnológicas asumidas por los primeros y el uso continuado de los factores productivos tradicionales por parte de los segundos. En esta perspectiva, se destaca el aporte de Thedore W. Schultz sobre la teoría de altos rendimientos de insumos.

Para este autor, la eficiencia del proceso productivo rural en los países desarrollados se debe a la modernización del campo y, en el caso de los países subdesarrollados, la pobreza rural se deriva de la baja productividad marginal de factores productivos tradicionales como la tierra y el trabajo, desalientan reinversión productiva de los agricultores.

Según él:

En el mejor de los casos, hay poca probabilidad de crecimiento de la agricultura tradicional, porque los agricultores ya han agotado las posibilidades de producción rentables que les brinda el nivel de conocimiento que tienen. Una mejor distribución de los recursos, más ahorros e inversiones restringidas únicamente a los factores de producción que han estado utilizando, no contribuirán mucho al crecimiento. A pesar de todo lo que se ha escrito sobre cómo mejorar la combinación de factores en las comunidades pobres, existen pequeños incrementos en el ingreso real que se obtendrán mediante una mejor distribución de los factores existentes. Incluso si tal ahorro de centavo era una máquina mezcladora perfecta en la distribución de todos y cada uno. Uno de los factores a su disposición, la comunidad seguiría siendo pobre. Una conclusión similar se desprende con respecto al crecimiento que se obtendrá con incrementos en el stock de dichos factores. Son fuentes costosas de ingresos adicionales y, por lo tanto, ofrecen pocas oportunidades de crecimiento. La importancia de esto es que la agricultura sigue siendo miserable en tales circunstancias. (SCHULTZ, 2005, pág.14).

En la contribución de Schultz, la agricultura se considera una fuente de crecimiento económico. Frente a aquellos economistas que condicionaron la expansión de las actividades económicas desde el sector industrial.

9. LA VISIÓN KEYNESIANA: IRRELEVANCIA TEÓRICA DE LA AGRICULTURA

John Maynard Keynes publicó, en 1936, su obra más conocida y discutida, La teoría general del empleo, el interés y la moneda. El autor, en este trabajo, enfatiza el carácter general de su teoría, en oposición a los postulados de los autores clásicos que, según Keynes, solo se aplica a un caso especial, el del equilibrio. (KEYNES, 1996, p. 43).

La teoría de Keynes se basa en la demanda efectiva que representa el nivel de producto que los empresarios pretenden obtener del empleo de un determinado número de trabajadores. En otras palabras, es el punto en el que la función de demanda se empareja con la oferta agregada. (KEYNES, 1996).

Según Keynes:

Las líneas generales de nuestra teoría se pueden expresar de la siguiente manera. Cuando aumenta el empleo, también lo hace el ingreso real agregado. La psicología de la comunidad es tal que cuando aumenta el ingreso agregado real, también aumenta el consumo agregado, pero no tanto como el ingreso. Como resultado, los empresarios sufrirían una pérdida si el aumento total del empleo estuviera destinado a satisfacer la mayor demanda de consumo inmediato. Por lo tanto, para justificar cualquier volumen de empleo, debe haber un volumen de inversión suficiente para absorber el exceso de la producción total sobre lo que la comunidad quiere consumir cuando el empleo se encuentra en un cierto nivel. Salvo que exista este volumen de inversión, los ingresos de los emprendedores serán menores a los necesarios para inducirlos a ofrecer tal volumen de empleo. De ello se desprende, por tanto, que, dado lo que llamaremos la propensión a consumir de la comunidad, el nivel de equilibrio del empleo, es decir, el nivel en el que nada anima a los emprendedores juntos a aumentar o reducir el empleo, dependerá del monto de la inversión actual. El monto de la inversión actual dependerá, a su vez, de lo que llamaremos un incentivo a la inversión, que, como se verá, depende de la relación entre la escala de eficiencia marginal del capital y el complejo de tasas de interés que afectan los préstamos de diferentes plazos y riesgos. (KEYNES, 1996, pág. 62).

En la teoría keynesiana, como se señaló en el texto anterior, la agricultura ya no se caracteriza como una categoría de análisis específica. Porque, Keynes parte del entendimiento de que el sistema capitalista es profundamente inestable. Y en estas crisis, el Estado debe intervenir con inversiones suficientes para adaptarse y generar la demanda necesaria. Por lo tanto, la agricultura no se trata de manera específica, sino que se considera solo como uno de los componentes de la demanda agregada. De ello se desprende que deben tomarse medidas para aumentar la demanda efectiva en su conjunto y no solo en un segmento específico de la economía, como la agricultura.

10. EL CAMPO DE LA AGRICULTURA DE LAS GRANDES CORPORACIONES AGRÍCOLAS

A partir de los años setenta y ochenta, las políticas keynesianas, hasta entonces dominantes en las principales economías capitalistas, fueron reemplazadas por medidas económicas neoliberales destinadas a liberar al capital de las restricciones impuestas por el estado de bienestar. Para revitalizar las condiciones para la acumulación de capital.

El neoliberalismo es una versión actualizada de la doctrina liberal basada en el marco teórico de la economía neoclásica. Es un conjunto de ideas económicas que predican el estado mínimo en la economía, es decir, la no participación del estado en la actividad económica; el libre flujo de capitales internacionales y el libre mercado comercial en todo el mundo.

Las políticas neoliberales son puestas en práctica, inicialmente, en Inglaterra por Margareth Tactcher (1979) y por Ronald Reagan en Estados Unidos (1981). Desde estos países, las políticas neoliberales se han expandido a varios países, consolidando su hegemonía mundial.

En la agricultura, se produjo la adopción de políticas neoliberales con su reestructuración basada en la producción de commodities, en las bolsas de futuros y commodities y en las empresas monopolistas internacionales. La producción de productos básicos destinados a transformar la producción rural en bienes destinados a satisfacer la demanda mundial. La producción de alimentos estaba dirigida a quienes tenían dinero para comprarlos en el mercado mundial. Ya no estaba destinado a servir a un mercado nacional. Entre los principales commodities se destacan el trigo, la soja, el maíz, el arroz, el algodón, el café, el ganado en pie, entre otros.

Las bolsas de materias primas y futuros se han convertido en el centro de referencia de los precios internacionales de las materias primas. La Bolsa Mercantil (CME), más conocida como Bolsa de Chicago, es la bolsa de alimentos líder en el mundo. Participa en el Grupo CME, que cuenta con el mercado de derivados más grande y variado del mundo, donde se establecen los precios de diversos commodities como soja, trigo, ganado en pie, maíz y otros.

El marco de reestructuración agrícola se completa con la formación de grandes empresas agroalimentarias en todo el mundo, que comenzaron a controlar la producción de productos básicos agrícolas. A nivel internacional, cuatro empresas dominan prácticamente el mercado mundial de alimentos: Cargill, Acher Daniels Company (ADM), Bunge Limited y Louis Dreyfus Group. Estas empresas actúan de manera coordinada en los mercados internacionales a través de fusiones, asociaciones, adquisiciones, entre otros mecanismos. (OLIVEIRA, 2015, pág.240).

En agricultura, las consecuencias de las políticas neoliberales fueron:

a) Las empresas agroalimentarias comenzaron a controlar el comercio mundial de productos agrícolas, principalmente cereales, concomitante al dominio de los mercados nacionales;

b) Concentración y desnacionalización de empresas agroindustriales en varios países;

c) Estandarización de la dieta alimentaria para el consumo mundial;

d) Eliminación de políticas estatales para la protección de la agricultura y los agricultores;

e) El control por parte del gran capital de las nuevas técnicas para ser utilizadas en la producción agrícola;

f) Incursiones de capitales internacionales para controlar el agua potable a nivel mundial. (STEDILE, 2010).

Las tablas 1 y 2 muestran las principales características de la agricultura antes y después del dominio neoliberal. Muestran las grandes diferencias en las principales directrices aplicadas a la agricultura en términos generales.

Cuadro 1: Políticas agrícolas previas al neoliberalismo

Fuente: adaptado de Oliveira (2015, p. 240)

En términos de regulación global de la agricultura, la OMC reemplaza a la FAO como la entidad que resuelve las disputas comerciales entre países. Para dar un nuevo enfoque a las decisiones comerciales entre países.

Cuadro 2: Políticas agrícolas neoliberales

Fuente: adaptado de Oliveira (2015, p. 240)

Así, la política neoliberal en agricultura se está extendiendo en el sector rural con la globalización de la producción agrícola. Para que este proceso, bajo el control del capital financiero, necesita total libertad para expandirse.

CONSIDERACIONES FINALES

En los primeros análisis económicos, la agricultura se consideraba una actividad económica superior a las demás por proporcionar a la población los alimentos necesarios. Este énfasis en la agricultura se reflejó en el plan teórico, siendo visto como un orden natural que regía la economía.

Con la teoría fisiocrática, el orden natural del pensamiento económico da paso al orden del mercado. La tierra y sus productos se transforman en mercancías bajo la égida de la apreciación del capital y la ley del valor.

Con los pensadores clásicos, la tierra pierde su indiscutible relevancia y se subordina al mando del capital industrial, por lo que el origen del excedente de la tierra se traslada al trabajo. Sin embargo, la agricultura aún logra mantener el dominio en las ideas económicas de la época.

La teoría económica neoclásica ahora considera el sector agrícola como los otros sectores, como el trabajo y el capital. La agricultura pierde su especificidad, asumiendo un papel secundario, como consecuencia de que estos autores vislumbran ya el predominio de la industria en la economía.

Con el advenimiento del neoliberalismo, se da el predominio del capital financiero y sus grandes empresas agroalimentarias. Y la globalización de la agricultura.

Así, se puede concluir que, a lo largo de la evolución de la ciencia económica, la agricultura siempre ha estado presente en los principales textos económicos. De manera diferenciada y también específica, siguiendo el papel que jugó en la economía en el curso de su desarrollo.

REFERENCIAS

AMIN, Samir; VERGOPOULOS, Kostas. A questão agrária e o capitalismo. Rio de Janeiro: Paz e terra, 1977. 179 p.

CARVALHO, Joelson Gonçalves. Economia agrária. Volume único. Rio de Janeiro: Fundação Ceciere, 2015, 246 p.

CORAZZA, Gentil; MARTINELLI JR, Orlando. Agricultura e questão agrária na história do pensamento econômico. Revista Teoria e Evidência Econômica, Passo Fundo, v.10, n.19, p.09-36, Nov.2002.

GALBRAITH, John Kenneth. O pensamento econômico em perspectiva: uma história crítica. São Paulo: Pioneira: editora da Universidade de São Paulo, 1989. 289 p. ( coleção novos umbrais).

HUNT, E. K; SHERMAN, Howard, J. História do pensamento econômico. 13ª. ed. Petrópolis: Vozes, 1995. 218 p.

KEYNES, John Maynard. A teoria geral do emprego, do juro e da moeda. São Paulo: Ed. Nova Cultura, 1996, 328 p.

LENZ, Maria Heloisa. A teoria da renda da terra: Ricardo e Malthus. Ensaios FEE, Porto Alegre, v.6, n.1, p.81-104. 1985.

MALTHUS, Robert, T. Princípios de economia política – consideração sobre sua aplicação prática – ensaios sobre a população. São Paulo: Editora Abril Cultural, coleção os economistas, 1996, 382 p.

MARX, Karl. O capital, volume 1.São Paulo: Editora Nova Cultural Ltda, 1996, 381 p.

OLIVEIRA, A. U. A mundialização do capital e a crise do neoliberalismo: o lugar mundial da agricultura brasileira. Geousp – Espaço e Tempo (Online), v. 19, n. 2, p. 229-245, ago. 2015. ISSN 2179-0892.

QUESNAY, François. Análise do quadro econômico. Apresentação de Roberto Campos. Tradução de João Guilherme Vargas Neto. São Paulo, Abril Cultural, 1983, coleção Os economistas.

REZENDE FILHO, Cyro de Barros. História econômica geral. 8ª ed. São Paulo: Contexto, 005. 355 p.

SANDRONI, Paulo. Novo dicionário de economia. 4ª ed. São Paulo: Best Seller, 1994. 375 p.

SCHULTZ, Theodore, W. Fatores de produção encobertos sob o título de “mudanças tecnológicas.” Revista Brasileira de Inovação, Campinas, v. 4, n. 1, janeiro/junho 2005.

SILVA, José Graziano. O que é questão agrária. 4ª ed. São Paulo: Brasiliense, 1981. 45 p.

STEDILE, J. P. A natureza do desenvolvimento capitalista na agricultura. MST, 2010Disponível em: <http://base.d-p-h.info/pt/fiches/dph/fiche-dph-8244.html>.

[1] Economista e professor da UNEB, Doutor em Desenvolvimento Regional e Urbano (UNIFACS).

Enviado: agosto de 2020.

Aprobado: agosto de 2020.

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Carlos Alberto Leitão Ferraz

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